Hacia una Iglesia con audacia profética
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P. Edmundo Alarcón
Director del Centro de Asesoría Pastoral Universitaria (CAPU)
Con audacia profética, el papa Francisco nos ha invitado a participar en la primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe. Esta Asamblea tiene una particularidad que no debe pasar desapercibida porque abre perspectivas novedosas e inéditas en el quehacer de la Iglesia. Involucra a la Iglesia toda: laicos, laicas, consagrados, consagradas, religiosos, sacerdotes y obispos; es decir, a todo el pueblo de Dios. Todos juntos haciendo el camino de la sinodalidad, como dice el papa Francisco, para “escuchar, pensar, rezar, discutir y juntos buscar la voluntad de Dios”.
Es tiempo de dejar aquella zona de confort, salir y ser fermento de comunidad".
Ya en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, el papa Francisco compartía su gran anhelo: “Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se conviertan en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación”(27). Este tiempo de asamblea eclesial es una bella oportunidad para agarrarnos de ese sueño y apropiárnoslo. Es tiempo de dejar aquella zona de confort, salir y ser fermento de comunidad. Porque, efectivamente, estamos en un tiempo especial. Este es un Kairós para la iglesia, es un tiempo propicio y particular que nos invita a tener el coraje de dejarnos guiar por el Espíritu. Es un tiempo para acoger el proyecto de Jesús y asumir el compromiso de construir una Iglesia pobre y para los pobres, una Iglesia cercana a los olvidados y abandonados, una Iglesia que transmita la ternura de Dios y que considere la autoridad de los que sufren injustamente en el mundo, como la verdad primera exigida a todos.
En este camino de novedosa sinodalidad será vital hacer el ejercicio de la escucha, no solo de quienes participan activamente en la Iglesia, sino también de aquellos que se alejaron o tomaron distancia. Es indispensable afinar el oído y el corazón para reconocer la voz de Dios en el clamor del pueblo y elaborar así un discernimiento que nos lleve a cambios profundos. Es primordial propiciar una cultura del encuentro, que derribe los muros que nos separan, que construya puentes y tienda redes para reencontrarnos, reconocernos y cuidarnos mutuamente. Es esencial hacer el espacio necesario para dejarnos guiar, como dice el papa Francisco, por la parresia aggiornada, aquella audacia del Espíritu que animó a los primeros cristianos y que hoy necesitamos para leer el presente, renovarnos e impregnar nuestra praxis y vivencia de fe con esa audacia del Espíritu.
“Todos somos discípulos misioneros en salida” es el lema de la Asamblea Eclesial, por eso la Iglesia latinoamericana está en marcha y, con ella, el Señor de la Vida que pasa en medio de nosotros. Acojamos esta maravillosa oportunidad para escucharlo, descubrirlo y testimoniarlo en medio de nosotros.
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Doris Irma
E la asamblea es una gran oportunidad para escucharnos todos somos misioneros en salida gracias por motivar nuestras participaciones saludos desde Perú Chiclayo Pimentel