"Es una paradoja que en la sede del Ministerio de Cultura se dañe nuestro patrimonio histórico"
La fachada del Museo de la Nación, y sede central del Ministerio de Cultura, comenzó a ser pintada hace unos días con motivo de la III Cumbre de América del Sur y Países Árabes (ASPA), que se realizará entre los días 12 y 16 de febrero. La decisión de maquillar uno de los edificios más emblemáticos de Lima, por supuesto, ha generado polémica y muchas críticas.
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José Canziani
El Museo de la Nación es un edificio representativo del movimiento moderno en el Perú que, a su vez, refleja una corriente de la arquitectura conocida como Brutalismo. Esta corriente justamente tiene como esencia el discurso de ser una arquitectura honesta que muestra la materialidad expuesta del edificio. En muchos de estos edificios queda la huella del proceso constructivo; quedan las huellas del encofrado de madera, es decir, de la textura de los propios materiales que han sido usados en su construcción. Entonces, pintar un edificio de estas características es una barbaridad porque ataca una de las expresiones y esencias del mismo: el concreto armado. Obviamente, se está violentando la obra de la manera más drástica.
Creo que es un afeite innecesario. La cultura peruana es también ese edificio, tenemos múltiples componentes y, entre ellos, no entendemos que la arquitectura moderna es parte de nuestro acerbo cultural y edificios como ese son patrimonio cultural. Entonces, por eso digo que son afeites exteriores que no están atacando el tema central de entender, propulsar y promover la cultura peruana. La cultura peruana no es un color, ¿cuál es el color de la cultura peruana? Para empezar, eso ya es un absurdo porque nuestra cultura es policroma por esencia.
¿Y se justifica el pintado del edificio por razones técnicas?
Este tipo de edificios están hechos para ser lavados, para ser arenados, para volver a recuperar sus características originales. Además, ahora, a diferencia de la época en que se construyó ese edificio, hay productos para proteger su superficie, para sellarla, para evitar que penetre el polvo y los hongos; entonces, no hay ninguna justificación para pintarlo.
Más bien, la intervención con pintura puede generar daños al edificio. En este caso, la pintura va ingresar a los poros del material y va generar un problema de conservación y de recuperación de sus características originales. Son intervenciones que atentan contra la calidad del patrimonio y en algunos casos pueden generar daños que son irreversibles.
Pero, bueno, más allá del aspecto técnico, está el problema del fondo: la manera en que se interviene alegre y arbitrariamente sobre nuestro patrimonio arquitectónico. Creo que es una paradoja que en la sede del Ministerio de Cultura se dañe nuestro patrimonio histórico. Es de lamentar y es preocupante pues, justamente, ese ministerio es el principal responsable de velar por el patrimonio edificado del Perú.
Parece que el Museo de la Nación es de los más afectados…
Ya antes hubo problemas con el local del Museo de la Nación. Colgaban de él pancartas y cartelones, parecía un lugar de feria y, claramente, el edificio no fue construido para eso.
Cuando hay un evento internacional, como estas cumbres, es increíble cómo el Museo de la Nación se cierra, se clausura, y las oficinas del Instituto Nacional de Cultura son recicladas y reocupadas.
Ahí es donde uno dice: ¿cuál es el plan estratégico de este país? ¿Tener a su principal museo para cerrarlo y abrirlo? Una ciudad para ser competitiva tiene que tener un centro de convenciones, un lugar donde se desarrollen estos grandes eventos.
Hablando del respeto al patrimonio, ¿qué opina de los edificios de zonas patrimoniales que están siendo usados como supermercados, centros comerciales?
Revitalizar los centros históricos significa intervenir sobre el patrimonio edificado y asignarle, a veces, nuevas funciones. La problemática está en que estas nuevas funciones sean compatibles con las características originales del edificio y con la estructura del edificio y, por último, en ciertos aspectos con la capacidad del edificio de sostener una carga de actividades o de frecuencia de personas que sea coherente y que no afecte a los edificios. Es una problemática delicada y en la cual creo que debe regularse caso por caso. Justamente, cuando se intervino en el antiguo mercado de Barranco, una de las exigencias fue que mantuviera sus características estructurales y, en lo posible, el rol funcional y social que el mercado cumplía. Lamentablemente, eso ya se alteró.
También existen constructoras que buscan casonas antiguas para derrumbarlas y levantar modernos edificios, por ejemplo, en el distrito de Barranco.
Sí, Barranco tiene la condición de ser un distrito histórico, tiene aéreas declaradas ambientes urbano-monumentales y de características patrimoniales; sin embargo, hay una fortísima presión inmobiliaria, sobre todo al frente del mar, para construir edificios. Yo pienso que en ciertas condiciones la nueva arquitectura es bienvenida, pero de manera respetuosa con los contextos en los cuales interviene. Pero, creo que esto no está sucediendo en Barranco, se han dado casos como el de la casa Dasso, que en su momento se le retiro su condición de monumento y sobre la cual se ha construido un edificio que es un esperpento y es ilegal. Hemos presenciado, además, la clausura y excavación del malecón para la construcción de estacionamientos bajo las aéreas de circulación pública.
Por eso, hay que ver qué cosa hacen las autoridades ante esa situación. A mi entender, la ley debería ser rígida en su aplicación: si el edificio se ha construido ilegalmente, debería tener que ser demolido y las condiciones revertidas a su condición original en la medida de lo posible.
No se está respetando la ley, no se están respetando las normas, no se está respetando la opinión pública y don dinero es un señor muy poderoso que actúa impunemente en estos mecanismos. Cuando la comunidad protesta, las autoridades suelen proteger a quienes destrozan el patrimonio. Como si hubiera una complicidad con ellos.
¿Cómo es posible que se desmonumentalice un patrimonio edificado? Es inconcebible, es como si yo le retirara la condición de persona humana a una persona. En el fondo, se está quitando a la sociedad el derecho de proteger y disfrutar de sus monumentos.
Entrevista: Julissa De Jesús
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