"En general, los arquitectos han propuesto grandes disparates"
Especialista en metropolización, Carlos de Mattos llegó a nuestro campus para participar en Lima-Santiago, el tercer encuentro binacional desarrollado por especialistas de la Universidad Católica de Chile y del Centro de Investigación de la Arquitectura y la Ciudad de la PUCP. En él, se analizaron las transformaciones que han sufrido ambas ciudades en los últimos años.
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Carlos de Mattos
En el mundo hay muy pocas ciudades ordenadas y en las que el poder público decide dónde se localiza la gente. Vemos problemas de suburbanización incontenibles. Por ejemplo, los europeos han mostrado que son muy pocos los instrumentos que tienen para aplicar regulaciones urbanas. Actualmente, vemos también un fenómeno de relativa desdensificación en las ciudades que están menos constreñidas por su marco morfológico. Buenos Aires y Sao Paulo, por ejemplo, se extienden ilimitadamente. Lo único que pueden hacer los poderes públicos es buscar solucionar una serie de problemas, como los relacionados con el transporte.
Durante mucho tiempo se idealizaron las ciudades europeas; pero los europeos han reconocido que hace 50 años el crecimiento de sus ciudades se ha descontrolado. Ellos son más reguladores, pero la mancha urbana de París es incontenible, igual que la de Bélgica. Hay un consumo por tierras per cápita creciente del mundo urbano y, hasta ahora, ninguna regulación ha tenido influencia. ¿Qué hacen los gobiernos? Construyen infraestructura, servicios de transporte, más viviendas. Además, muchas de las soluciones que se ensayaron en la posguerra fracasaron: los grandes conjuntos urbanos están siendo demolidos y los que subsisten tienen problemas sociales, por lo que existe una preferencia por la casa individual. Las ciudades se expanden, pero no cubren todos los territorios nacionales: en la zona central de EEUU hay más de mil ciudades desiertas, donde solo quedan los viejos porque los jóvenes migran.
Nos podemos quejar por el incremento de la delincuencia, pero el problema que tenemos en las ciudades es la incapacidad para dar empleo a los jóvenes. En Chile, el desempleo es aproximadamente del 8%, y el desempleo de los jóvenes, de 20%; 40% en los barrios populares. ¿Qué hacen esos jóvenes que no pueden entrar en el mercado laboral y a los que todos los días bombardean con nuevos modelos de zapatillas y jeans? Si no somos capaces de darles trabajo, vamos a tener ciudades cada vez más violentas. Las multinacionales han crecido en un 400% en exportaciones, un 900% en negocios, pero solo han generado un 140% de empleo. Además, los gobernantes no tienen tantos instrumentos. A veces pueden hacer algo, como sacar a los ambulantes del Jirón de la Unión, pero hay problemas más difíciles.
El arquitecto construye edificios, pero lamentablemente no entiende la ciudad. En general, los arquitectos han propuesto grandes disparates, como pasó con el famoso Le Corbusier que llegó a Río de Janeiro y dijo: «Esta ciudad es muy fea, hay que demolerla». Es cuestión de hacer un trabajo multidisciplinario, de economistas, sociólogos, antropólogos, que pueden esbozar respuestas. Este tipo de problemas se resuelve en el ámbito político y no con la construcción de edificios.
Los turistas visitan la parte del mapa que les regalan en la agencia de turismo, que es una décima parte de la ciudad. Río de Janeiro es maravillosa, pero visita mejor el 20% de ella, porque si vas al resto, quizá no vivas para contarlo. Hay una cosmética urbana que le permite ser atractiva a toda ciudad. Los visitantes extranjeros no van a Villa el Salvador. Yo trabajé en Lima en los años 70 y recuerdo haber ido de noche a conocer el paseo de Los Descalzos y a ver la Plaza de Acho por fuera, pero hoy no lo haría. Las ciudades han cambiado mucho, no solo las nuestras. ¿Qué va a pasar con las ciudades del sur de Europa con la llegada de estos millares de migrantes de Siria, Egipto, de Túnez? ¿Quién les va a dar empleo? Hay que pensar y hacer muchas cosas.
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