"El Papa Benedicto XVI me felicitó cuando supo que iba a ser nombrado Doctor Honoris Causa de la Universidad Católica"
Su contribución ha sido importante para el estudio de temas trascendentales del pensamiento católico contemporáneo, tales como el diálogo de la Iglesia Católica con las confesiones ortodoxa griega y protestante, el rol de la mujer en la vida de la Iglesia, la dignidad de la persona, entre otros.
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Monseñor Gerhard Ludwig Müller
Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Texto:
Kurth Mendoza
El viernes 28 de noviembre del 2008 recibió la más alta distinción académica de nuestra Universidad: el doctorado Honoris Causa, en reconocimiento a su ejemplar y fecundo aporte al desarrollo de los estudios teológicos contemporáneos.
Usted ha venido al Perú en muchas ocasiones. ¿Cómo nace esta relación con nuestro país?
En el año 1988 participé, junto con otros teólogos de Alemania y Austria, en un simposio sobre la Teología de la Liberación, donde también estuvo el padre y profesor Gustavo Gutiérrez. En mi país hemos leído mucho sobre este tema tan discutido en todo el mundo, y también hemos conocido todas las controversias que despertó al interior de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Con Gustavo aprendí de manera más profunda el sentido de esta corriente teológica, que tiene su corazón y origen en el Perú, ya que él es el padre de esta teología. Desde entonces surgió mi interés para con el Perú y los peruanos. Desde ese momento hasta hoy he venido dieciséis veces a este país y, por eso, lo considero como mi segunda patria.
¿Qué significa para usted recibir este doctorado Honoris Causa?
Para mí es un gran honor recibir esta distinción porque viene de parte de la Pontificia Universidad Católica del Perú y también porque el Papa Benedicto XVI me saludó al enterarse de la noticia. Cuando estuve en Roma hace unas semanas, a propósito de la presentación de la recopilación de la obra teológica de Su Santidad, él se alegró mucho y me felicitó por este reconocimiento. En este encuentro, el Papa recordó mucho su visita al Perú en los años 80, especialmente el momento cuando recibió esta misma distinción de la Universidad Católica. Él me ha dado el encargo especial de transmitir su saludo a todo el pueblo peruano.
En un discurso pronunciado en la Catholic University of America, en abril, el Papa Benedicto XVI dijo: «en una universidad católica, la verdad no puede ser vista sólo como producto del conocimiento, sino que debe conducir, además, al descubrimiento del bien». A la luz de este mensaje, ¿cuál es el modelo educativo de una universidad católica?
Los grandes desafíos que tenemos como seres inteligentes y criaturas de Dios son conocer la realidad y actuar de acuerdo a la moral y a la ética. La vida actual nos demanda, también, ayudar a quienes nos necesitan dentro de la comunidad en la cual nos desarrollamos. Necesitamos realizar el bienestar individual y social, conforme al mensaje de Jesús. En ese sentido, la gran misión de una universidad católica consiste no sólo en generar y preservar sus ideas al interior del mundo católico, sino que estas sirvan para desarrollar el mundo. Este pasaje del discurso de Benedicto XVI quiere decir que una universidad católica tiene que reflexionar sobre la relación entre la fe y la razón, pero también entre la fe, el amor y todas las actividades que hacen posible que venga el reino de Dios concreta y realmente. Nuestra misión como cristianos y como universitarios es ayudar a solucionar los problemas del mundo. Cuando Jesús venga, lo primero que nos preguntará es qué cosa hemos hecho a favor de los que tienen hambre y de los que más sufren.
América Latina se orienta principalmente a asuntos pastorales. ¿Cómo ve la reflexión teológica dogmática en esta zona?
A lo largo de la historia ha habido un peso mayor de la tradición universitaria de Europa, y América Latina se volvió dependiente de este desarrollo académico. Creo que ahora esa situación ha cambiado. Es importante que reconozcamos que este es un gran continente católico que aporta sus reflexiones de trabajo teológico para la vida global de la Iglesia. Esto cobra sentido cuando recordamos que no hay un solo centro, sino que cada lugar es centro de la Iglesia. Por eso necesitamos fuertes facultades y universidades católicas en el mundo pero, sobre todo, en América Latina.
Desde su experiencia con las iglesias evangélicas históricas, ¿cómo ve el desarrollo de estas en América Latina?
En temas de ecumenismo, las experiencias de Europa y de América Latina son muy diferentes. En Europa existen las iglesias luteranas, calvinistas, que son iglesias establecidas y clásicas con sus propias confesiones de la fe. Después de grandes luchas entre católicos y protestantes hoy tenemos –más o menos– buenas relaciones basadas en un ecumenismo espiritual y en un ecumenismo teológico facilitado por el diálogo constante. En América Latina están proliferando las sectas que luchan contra la Iglesia católica. Estas personas dicen, absurdamente, que nosotros somos paganos y nos tildan de politeístas porque tenemos santos. El desarrollo de estos grupos nos dice que sólo dividen a la gente y producen contradicciones al interior de las familias. Esto no tiene nada que ver con el ecumenismo clásico; es contraecumenismo. Todos tienen derecho a la libertad de religión, pero no tiene ningún sentido dividir a la Iglesia Católica o producir líos entre cristianos; eso va en contra del mensaje de Jesús.
¿Cómo surgió la idea de recopilar la gran obra teológica del Papa Benedicto XVI?
Conozco al cardenal Joseph Ratzinger, Papa Benedicto XVI, desde que fue arzobispo de Munich, pero lo encontré más cercano cuando fue miembro de la Pontificia Comisión Teológi ca Internacional, a la cual pertenecí durante cinco años, antes de mi nombramiento como obispo de Ratisbona. Después de muchos encuentros, el Papa ha depositado su confianza en mí y por eso me ha encargado recopilar su obra, que suma más de tres mil escritos en diferentes idiomas. Con ese objetivo he fundado el Instituto Benedicto XVI en Ratisbona, lugar donde él vivió y enseñó teología por muchos años. Nuestra primera tarea ha sido reunir todos sus libros, discursos, artículos y demás documentos, para luego ordenarlos sistemáticamente con el fin de que los lectores puedan entrar adecuadamente al pensamiento de Su Santidad. Ahora hemos compilado todo el material en un índice de 16 volúmenes, haciendo referencia al número que acompaña al título de Benedicto, y el Papa ya confirmó el plan. En octubre presentamos el primer volumen, que está dedicado a la Teología de la Liturgia. Cada año iremos publicando dos volúmenes hasta terminar todo el conjunto.
¿Cuál es su mensaje para la iglesia peruana?
Espero que la Iglesia peruana se desarrolle y salve sus diferencias. Para el futuro es muy necesario que los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, y los laicos trabajen juntos para revitalizar la unión de Dios con los hombres y también para ser instrumentos de su mensaje y misión.
Entrevista: Kurth Mendoza/Fotos: Giovanna Fernández
El Perfil
Nombre: Monseñor Gerhard Ludwig Müller
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