De Sendero Luminoso a neosenderismo articulado al narcotráfico
La captura de Abimael Guzmán, el 12 de setiembre de 1992, fue el puntillazo final para la derrota de Sendero Luminoso. Sin embargo, ese es el punto de partida para que Jaime Antezana nos explique lo que está sucediendo actualmente en el VRAE. El investigador de violencia y narcotráfico hace una interesante digresión histórica para responder a la pregunta ¿A quiénes nos estamos enfrentando?
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Jaime Antezana
Al mes siguiente de la caída de Abimael Guzmán, antes de ser trasladado a la Base Naval del Callao, el líder senderista da un discurso que deja un mensaje final: superar el recodo y continuar con la guerra popular. Eso significaba continuar con los planes, las acciones armadas y superar el duro golpe que representaba la captura de Guzmán y parte de la cúpula senderista. Ese mensaje cohesionó a los senderistas que quedaban libres y que aún operaban casi en el conjunto del país. Sin embargo, lo que va a ocurrir un año después es lo que va a empezar a cambiar la historia de este proceso.
El 3 de octubre de 1993, Abimael Guzmán, acompañado de Elena Iparraguirre, vuelve a aparecer en los medios dando lectura a una carta en la que solicitaba a los senderistas libres buscar conversaciones con el gobierno para llegar a un acuerdo de paz. Pero, ¿qué buscaban los actores del gobierno y Abimael Guzmán con este texto? El gobierno quería el cese de las acciones armadas para vender mejor la idea de que el Perú había sido pacificado por completo y que Sendero Luminoso había claudicado. Abimael Guzmán, en cambio, buscaba un repliegue organizado del senderismo para salvar parte de su organización armada que estaba siendo desmantelada por el trabajo de inteligencia y la labor de los militares en alianza con los campesinos de las tierras de Junín, Ayacucho, Huancavelica y Apurímac.
La lucha entre dos líneas
Cuatro días después de la lectura, el 7 de octubre de 1993, aparece un documento del Comité Central de Emergencia de Sendero Luminoso que se había reconstituido tras la captura de Guzmán y casi todos los miembros importantes de la dirección. Allí, Margie Clavo, Feliciano, Víctor Quispe Palomino y Artemio consideran que la carta leída por Guzmán es una patraña, un montaje del Servicio de Inteligencia para destruir el partido y acabar con la guerra popular, y añadían que continuarían con el primer mensaje de Guzmán en el que los instaba a superar el recodo.
A partir de ese comunicado Sendero Luminoso se divide en dos corrientes: quienes están con la posición de Guzmán para luchar por un acuerdo de paz -que en realidad era un viraje estratégico-, consistente en poner fin a la guerra popular para salvar lo que ellos llamaban la invencibilidad de la guerra popular y negociar con el gobierno mejores términos de condiciones carcelarias. De otro lado, tenemos a quienes están con el Comité Central de Emergencia, dispuestos a superar el problema y continuar con la guerra popular.
Entre 1993 y 1999 hay una dura pugna entre estas dos corrientes que, en el argot senderista, es conocida como la Lucha de dos líneas: entre ellos se llamaban despectivamente «la línea oportunista de derecha» y «la línea liquidacionista de izquierda», respectivamente. La mayor parte de los senderistas que se mantenían en acciones armadas se fueron plegando a quienes defendían la posición de Guzmán. La otra corriente, que quiso continuar la guerra hasta el comunismo, sufrió la captura de su líder Margie Clavo. Este grupo se denominó Proseguir y, aunque en la gran mayoría del país cesaron las acciones armadas, ellos se mantuvieron operando en tres áreas muy pequeñas: la región central con Feliciano a la cabeza, el VRAE con Alipio y Víctor Quispe Palomino, y el Alto Huallaga con Artemio. Por aquel entonces, a inicios de 1999, la corriente llamada Proseguir se encontraba en un proceso de descomposición, durante el debate interno con el sendero histórico de Guzmán habían sido reducidos a una mínima fracción.
En junio de 1999 se pone fin a la corriente Proseguir con la captura de Feliciano, su líder principal. Un par de meses antes, dos hermanos de Víctor Quispe Palomino, Melania y Jorge, habían sido capturados y colaboraron con un operativo militar para sacar a Feliciano de su guarida y llevarlo hacia Huancayo, donde finalmente fue atrapado. Con este acto de traición, se puede interpretar que los senderistas del VRAE querían desembarazarse de Feliciano. Este remanente escinde de la corriente Proseguir y se aleja aún más de Sendero Luminoso. El grupo que se desprende de ahí, liderados ahora por Víctor Quispe Palomino y Alipio, toma un camino propio, se autonomiza por completo. Del 2000 en adelante, este nuevo grupo armado va a pasar por tres grandes etapas importantes para conocer el proceso.
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Foto: El Comercio
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