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“En estos momentos España no tiene proyecto de país, no sabe qué hacer”

La tempestad económica española no tiene cuando sosegarse. Con niveles de desempleo que bordean el 26% y un producto bruto interno por debajo del 1.5%, este país solicitó a la Comisión Europea flexiblizar las condiciones para que pueda reducir su déficit fiscal. Sin embargo, Bruselas ha indicado que las reformas no están dando resultados y demanda un nuevo plan de recortes que prolongaría la recesión unos años más, al punto que el Fondo Monetario Internacional habla de una «década perdida» para España. El Dr. de Haro, investigador afiliado del Departamento de Economía de la PUCP presentó una ponencia sobre el tema en el último Viernes Económico.

  • Dionisio De Haro
    Profesor del Departamento de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad Rey Juan Carlos (España).
  • Texto:
    Luis Yáñez
  • Fotografía:
    Felix Ingaruca

Cuando revisamos información sobre la crisis económica española, se suele mencionar como punto de origen el estallido de la burbuja inmobiliaria del año 2008.

Toda crisis tiene como punto de partida un hecho particular y en este caso, el dato más espectacular fue el estallido de la burbuja inmobiliaria. A pesar de que el gobierno anunciaba en ese entonces una desaceleración moderada y controlada de esta actividad, la explosión ha sido muy violenta. Conforme se ha ido desenvolviendo esta crisis, parece ser que las razones van más allá de este hecho, que no deja de ser anecdótico ante la profundidad del problema.

¿Cuántos años tendríamos que retroceder para comprender esta crisis?

Esa respuesta la debe determinar el historiador económico quien, a diferencia de un economista, mira hacia el pasado intentando entender cuáles han sido las palancas que han impulsado o los obstáculos que han impedido el crecimiento económico. Lo que ha ocurrido en España no tiene que ver únicamente con fenómenos coyunturales, con hechos exclusivos del presente, sino con un modelo de crecimiento económico que ha estado vigente en los últimos 35 años y que hoy está en entredicho.

¿Cuáles son las características fundamentales de este modelo?

El modelo económico español se ha asentado sobre tres pilares: construcción, turismo e industria. El sector industrial ha perdido peso en las últimas tres décadas de forma ininterrumpida, tanto en relación a la población activa ocupada como a su peso específico sobre el producto interior bruto (PIB). Ante el debilitamiento de la industria y el hundimiento de la construcción, en estos momentos el avión de España vuela con un solo motor: el turismo, pero es claramente insuficiente para mantener al país.

¿Se puede determinar cuál es el punto de origen de esta crisis?

Es casi imposible que un hecho histórico sea explicado por un solo factor. El devenir de la economía española de los últimos 35 años ha estado más supeditada a factores internacionales que a factores nacionales, por lo que nuestros márgenes de maniobra para articular políticas macroeconómicas se han ido reduciendo extraordinariamente.

¿La inclusión de España dentro de la Unión Europea limitó esta maniobrabilidad?

Nosotros entramos a la Unión Europea (UE) con un perfil muy bajo. A pesar de que esto significaba el abandono definitivo de políticas fiscales y monetarias propias, habíamos ingresado al “club de los ricos” y estábamos en el paraíso. No soy euroescéptico, al contrario, creo que ingresar a la Eurozona trajo muchas ventajas a España. Pero en vez de invertir en una estrategia de desarrollo industrial que apueste por la innovación y la tecnología, que nos hubiera permitido dar el salto cualitativo hacia una economía industrializada, las fuerzas del mercado nos llevaron a desempeñar un papel menor, periférico, con niveles de productividad muy bajos y escasa competitividad.

¿Cómo es que comenzó a inflarse la burbuja inmobiliaria?

En la época del boom económico (2000-2008) parecía que nos iba muy bien. Crecimos mucho debido al consumo interno, en particular en inversión inmobiliaria. En un año llegamos a construir más de 800 mil viviendas, lo que Alemania, Francia e Italia construían juntas en ese periodo. Comprabas una casa con un crédito hipotecario a largo plazo y sabías que esa inversión tendría una rentabilidad del 17%. Incluso, se crearon las “hipotecas jóvenes”, con las que te endeudabas a un interés muy bajo por cuarenta años. ¡La sacabas a los 25 años y acababas de pagarla a los 65!

Y cuando se produjo la crisis…

Se rompió la cadena de pagos. Los acreedores internacionales comenzaron a pedir a los bancos españoles que renovaran los créditos a corto y mediano plazo, se desvalorizaron las viviendas y todo se derrumbó muy violentamente. La crisis económica ha terminado con el sueño del país rico, en el que nos parecíamos más a Alemania que a la España de nuestros padres.

¿Los reflejos del gobierno español fueron lentos? Da la impresión que quisieron negar lo evidente…

Por supuesto. Cuando estalla la crisis financiera internacional en el 2007, el gobierno reiteraba una y otra vez que “el sector bancario y financiero español era el más sólido del mundo”. Hay que entender que las elecciones fueron en marzo del 2008 y está negación se encuentra pegada con el ciclo político. No se tomaron medidas desde el primer momento en que aparecieron estos síntomas, como sí lo hicieron otras economías. Recién en mayo del 2010 el anterior gobierno da un giro copernicano y comienza con la política de ajuste.

¿Por qué el impacto de la crisis no ha sido parejo en toda la UE?

Al interior de la UE hay países con estructuras económicas muy diversas, con países fuertemente industrializados (como Alemania) y países pequeños y medianos (como los del Mediterráneo). Se suponía que las fuerzas del mercado internacional deberían haber permitido una homogeneización de las estructuras económicas, pero la historia nos ha dicho que no hubo una convergencia real, sino nominal. No es lo mismo que se produzca un terremoto en un edificio antisísmico que en un edificio convencional. Alemania no ha salido ilesa de la crisis, pero ha sentido el golpe de diferente manera.

¿España se encuentra a la deriva o en piloto automático?

El proyecto de país de España en los últimos 30 años fue la transición, que se basaba en dos objetivos: avanzar hacia una modernización política y económica. Independientemente si eras de izquierda o de derecha, todo el mundo se ponía detrás de ese proyecto. Hoy, la transición está agotada y no hay ninguna institución en el país que no esté puesta en entredicho. España en estos momentos no tiene proyecto de país, no sabe qué hacer.

¿Qué necesitaría para comenzar a salir de esta situación?

Necesitamos que los países más avanzados de la UE ayuden económicamente a salir de esta crisis a los países del área del Mediterráneo (Grecia, Italia, Portugal, España), para que este proceso no sea crudo e intenso como nos lo imponen los acreedores internacionales, sino programado. Se requiere de una política muchísimo más decidida del Banco Central Europeo y de un proyecto español que asuma las reformas necesarias para adecuar al país a esta nueva situación. De lo contrario, nos convertiremos en unos lastres que acabarán poniendo en peligro la incipiente recuperación económica de los países del norte. Nos quedan varios años por delante caminando por el fondo del pozo. La situación es realmente dramática.

El Perfil

Nombre: Dionisio De Haro

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