Crecimiento, decrecimiento e índices de pobreza
Para conocer más sobre cómo se mide el crecimiento económico en nuestro país, conversamos con el profesor José Rodríguez y el funcionario del Banco Mundial, Renos Vakis, quienes son parte del Comité Interinstitucional de Medición de Pobreza convocado por el INEI.
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José Rodríguez y Renos Vakis
¿Cómo mide la pobreza el INEI?
José Rodríguez: La metodología del último informe difundido a través del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) mide la pobreza en términos monetarios, que es la manera más utilizada. En el Perú, nosotros hemos puesto mucho énfasis en medir la pobreza de esta forma, que evalúa el poder de compra, gasto o consumo de la familia. Pero también se usan otras, como las necesidades básicas insatisfechas o el consumo aparente de calorías.
¿Qué es exactamente lo que se mide con la metodología utilizada actualmente?
JR: Para aproximarse a la pobreza, en el aspecto monetario, se hace una valorización de los bienes y servicios que consume la familia. Por ejemplo, cuando un agricultor cosecha papa y la consume no hay intercambio de dinero, pero esto se considera como parte del poder de gasto. Si un programa del Estado provee de desayuno escolar a los niños de la casa, esto también ingresa al cálculo. El consumo corriente de alimentos es evaluado con mucho detalle en la cuesta de ENAHO (Encuesta Nacional de Hogares), que es la base de la información, aunque también se miden otros rubros, que no son recogidos con el mismo nivel de detalle.
¿La reducción en 3.1% de los índices de pobreza está en el rango que se esperaba?
Renos Vakis: Hay varias maneras de responder esta pregunta. El año pasado hubo un crecimiento económico de 10%, así que sería raro no encontrar una mejora en el índice de pobreza. Si se compara los resultados con los del 2007 es desfavorable porque ese año la pobreza cayó 5%. Si se compara el desempeño con otros países, en el 2007 el Perú fue uno de los diez países que más redujeron su pobreza ese año, en el 2008 la mejora continúa pero es menos espectacular que el año anterior.
JR: El resultado de este año es importante. Da la impresión que hemos iniciado una tendencia a la disminución de la pobreza. No olvidemos que hemos partido de una incidencia de pobreza muy alta. Hace pocos años el 50% de la población era pobre, ahora estamos en 36%, que continúa siendo preocupante pero es un gran avance. Desde un punto de vista más político se debe discutir qué hacer para que disminuya más rápido, lograr una aproximación que diga qué estamos mejorando o cambiando para que más adelante no se vuelva a repetir una situación de pobreza como esta. Tenemos que impulsar un cambio más estructural. Con la magnitud de pobreza de la que hemos partido, no podemos pensar que un Estado pueda mantenerse durante décadas con programas sociales. Se debe desarrollar habilidades y capacidades para que en los años siguientes ya no sea necesaria tal magnitud de esfuerzo para combatir la pobreza y sus consecuencias.
El sector de la población con menores recursos es el que más ha incrementado sus ingresos durante el año pasado. ¿Esto tiene que ver con un esfuerzo directo del Estado?
R.V: Yo diría que la hipótesis principal es el precio de los alimentos. El año pasado, la inflación alimentaria se dio en todas partes. En el área rural, el alza de los precios tiene un impacto positivo en los productores netos que viven del sector agrícola. Sabemos que este sector ha tenido una expansión en términos de precios y volúmenes, entonces los ingresos de los productores están aumentando y esto tiene una relación muy fuerte con los sectores más pobres. Otro motivo podrían ser los programas sociales. Sabemos por otros estudios que programas como Juntos pueden tener impactos positivos en ese sentido. Además están los esfuerzos del gobierno en mejorar la nutrición. Pero estas son hipótesis iniciales que necesitan de una evaluación más rigurosa.
Ahora bien, la línea base que se utilizó para medir los índices de pobreza del año pasado datan del año 1997. ¿Qué consecuencias trae esto?
RV: La metodología actual está hecha de manera científica y siguiendo estándares internacionales. A pesar de ello, no está actualizada con algunos supuestos y algunos insumos de información con los que ahora se puede contar para «determinar» una nueva línea base de pobreza, que esté más acorde con nuestra realidad.
Para darte un ejemplo, la última encuesta ha sido diseñada utilizando proyecciones del censo de 1993, cuando ya podría utilizarse la información proporcionada por el censo del 2007. El caso es que al momento de recurrir a la nueva información debes realizar un trabajo que permita que estos datos sean comparables a los recogidos en el pasado. Así, cuando se haga el cambio en la metodología para establecer la nueva línea de base, la metodología también deberá proyectarse hacia atrás para «crear» líneas base de pobreza en el pasado que sean comparables en el tiempo.
Contar con mediciones que empleen la misma metodología posibilita que las tendencias o resultados de las distintas mediciones sean comparables entre sí a través de los años, y en el Perú no contamos con una metodología de medición que esté actualizada a la luz de la información que se maneja ahora.
JR: Por ejemplo, sabemos que el Perú ya no es tan rural como cuando se censó en 1993 pero, para efectos de medición, seguimos asumiendo que es así por lo que se ha explicado antes. Esta información debe actualizarse pero cuidando que lo nuevo pueda ser comparado con lo pasado pues la idea no es solo saber cuántos pobres hay actualmente, sino cómo evoluciona la pobreza en el tiempo. Si no sabemos esto, no podremos evaluar nuestras políticas.
Entrevista: María Paz de la Cruz
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