La importancia de la investigación con perspectiva de género
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Aranxa Pizarro
Cátedra Unesco de Igualdad de Género en IES
Fotografía:
Tatiana Gamarra
La desigualdad de oportunidades, los estereotipos y sesgos de género, la violencia contra las mujeres y la invisibilidad social de mujeres trans son parte de un sistema de género fundando en el sexismo, la misoginia y el machismo. El sexismo es el conjunto de prácticas, instituciones y políticas públicas que perjudican injustamente a las mujeres simplemente por el hecho de serlo. Esto se manifiesta, por ejemplo, cuando se le paga menos a una mujer por realizar el mismo trabajo que un hombre. En el Perú, no es novedad que las mujeres sigan ganando, en promedio, un 30% menos que los hombres que realizan el mismo trabajo.
En el Perú, no es novedad que las mujeres sigan ganando, en promedio, un 30% menos que los hombres que realizan el mismo trabajo».
La misoginia, una forma particular de sexismo, es el sistema de prácticas sociales según el cual los roles de género apropiados para hombres y mujeres son fundamentalmente diferentes, pues se basa en una polarización entre lo masculino y lo femenino. En el caso de las mujeres, lo femenino se asocia con tareas domésticas, el cuidado de niños, ancianos y personas enfermas. Lo masculino, por su parte, con actividades productivas, que requieren fuerza física, entre otros. Sociedades como la peruana no solo celebran lo femenino (entendido de esta manera), sino que lo esperan y cuando una mujer no satisface las condiciones de lo femenino, suele ser calificada como ‘mala mujer’ y, por ende, tratada como objeto de reproche social. Una manifestación extrema de esto ha sido el aumento de casos de feminicidio en el Perú y la discriminación hacia las mujeres trans, quienes son trasgresoras de las normas de género.
Lo femenino se asocia con tareas domésticas, el cuidado de niños, ancianos y personas enfermas. Lo masculino, por su parte, con actividades productivas, que requieren fuerza física, entre otros. Sociedades como la peruana no solo celebran lo femenino (entendido de esta manera), sino que lo esperan y cuando una mujer no satisface las condiciones de lo femenino, suele ser calificada como ‘mala mujer'».
La transfobia está tan naturalizada en nuestra sociedad que, hasta la fecha, se les sigue negando a las mujeres trans el cambio de nombre en su DNI. Esto restringe su acceso al mercado laboral, a servicios de salud y a la obtención de títulos profesionales, pues estos responden al nombre otorgado al nacer y no al con el que se identifican. El machismo es el sistema de prácticas sociales que privilegia todo lo asociado con la masculinidad por encima de lo asociado con lo femenino y los cuerpos feminizados. Esto se manifiesta cuando, por ejemplo, se atribuye mayor valor a carreras tradicionalmente masculinas como son las ingenierías, el derecho y los negocios.
Es fundamental promover la investigación con perspectiva de género en los diversos campos del conocimiento, pues cada uno de ellos aporta a comprender los orígenes y las fuentes de la injusticia por razones de género, su persistencia y los mecanismos que la legitiman».
El sexismo, la misoginia y el machismo están inmersos en prácticas y actitudes cotidianas, instituciones, políticas públicas, discursos políticos, medios de comunicación y en la enseñanza. Bajo esta lógica, se siguen reproduciendo los estereotipos y roles de género que asumen que las mujeres deben ser las encargadas de la unidad familiar y de las actividades de cuidado, y que las culpa por su forma de vestir en casos de violencia sexual. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Relaciones Sociales (Enares 2019), el 52.7% de peruanos cree que las mujeres deben cumplir con su rol como madres y esposas primero. El 33.2% cree que una mujer infiel merece ser castigada por su pareja y 31.1% cree que una mujer que viste provocativamente quiere ser acosada. Todo esto es parte de lo que Patricia Ruiz Bravo llama el «machinario».
La perspectiva de género permite visibilizar las situaciones mencionadas, lo cual es un primer paso para generar cambios. En esa línea, es fundamental promover la investigación con perspectiva de género en los diversos campos del conocimiento, pues cada uno de ellos aporta a comprender los orígenes y las fuentes de la injusticia por razones de género, su persistencia y los mecanismos que la legitiman. Como señala Marta Lamas: “Para alcanzar un desarrollo equilibrado y productivo del país, urge establecer condiciones de igualdad de trato entre hombres y mujeres, desarrollar políticas de igualdad de oportunidades y, sobre todo, impulsar una educación igualitaria”.
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