105 PUCP: Gabriela Palacios revela la situación de vulnerabilidad de mujeres indígenas desde la antropología
La egresada de la Facultad de Ciencias Sociales PUCP y analista de Pulso PUCP ha investigado temas de género en comunidades amazónicas, como los embarazos adolescentes y la violencia sexual contra niñas. Sus estudios han permitido exponer estas condiciones ante las entidades gubernamentales.
Texto:
Vanessa RomoFotos:
Archivo personal
Gabriela Palacios Rojo, ahora antropóloga PUCP de 27 años, recuerda claramente cuando nació su vocación actual. Cuando ella era niña, su madre Yolanda viajaba constantemente dentro del país capacitando a docentes de distintas culturas en varias regiones. «Al regresar me contaba historias, muchas veces tristes, de injusticia», cuenta Gabriela. Ella cree que fue allí cuando empezó a darse cuenta de que se podía mejorar la calidad de vida de las personas a través de acciones pequeñas. «No solo basta con identificar las particularidades culturales o reconocer la diversidad, sino hay que transformar estas desigualdades que se ven a diario en espacios familiares y en la misma escuela», dice.
Ese pensamiento constante sobre cómo aportar desde su profesión a dar soluciones a problemas estructurales la llevó a estudiar Antropología en la Facultad de Ciencias Sociales de la PUCP. En 2019 sustentó su tesis de licenciatura y desde ese año se ha especializado en investigación cualitativa y etnográfica, específicamente en temas de género, educación e interculturalidad. Es en estos tres años que Gabriela ha podido revelar las inequidades que viven muchas mujeres y niñas en la Amazonía.
Una mirada interseccional al embarazo adolescente
Gabriela Palacios también se ha especializado en investigaciones cuantitativas en su trabajo como especialista de proyectos en el Instituto de Analítica Social e Inteligencia Estratégica – Pulso PUCP. «Lo que hacemos es recoger información y armar propuestas técnicas para los desafíos que tienen las unidades académicas», describe. Por ejemplo, ha sido parte de las acreditaciones de Contabilidad y Derecho, y ha apoyado desde ese espacio a la creación de centros de innovación dentro de la Universidad.
Pero lo que más ha marcado su carrera ha sido el lado cualitativo de su trayectoria, dice Gabriela. Este camino comenzó cuando realizaba su tesis que lleva el título «¿Queremos ser madres? Vivencias y significados del embarazo en la adolescencia en una comunidad nativa de la Amazonía peruana». En el 2019, cuando publicó este trabajo, había escasas investigaciones antropológicas sobre el embarazo en la adolescencia en contextos indígenas, donde la tasa de fecundidad de las mujeres de 15 a 19 años se mantiene alta a pesar de los esfuerzos políticos, señala la antropóloga.
El estudio se centró en la comunidad shipiba de Nuevo Paraíso, en Ucayali, y pudo evidenciar que los y las adolescentes «generan pautas específicas de interacción y vivencias de la sexualidad en contextos socioeconómicos cambiantes y de mayor movilidad de la población». «No siempre la maternidad tiene una connotación negativa», cuenta Gabriela. Esto sucede cuando existe una pareja estable y la presencia de la familia es positiva, ya que el embarazo genera reconocimiento social y la adquisición de estatus de la adultez, señala la antropóloga. «Por otro lado, los embarazos no deseados se producen en contextos donde los padres han estado ausentes, lo que lleva a situaciones desfavorables y de vulnerabilidad», precisa la especialista.
Gabriela comenta que es importante escuchar a las protagonistas para saber cómo abordar estos problemas sociales. «Dimos cuenta de los contextos sociales y culturales en los que están inmersas estas chicas, donde sufren de vulnerabilidad económica y donde también formar una familia es parte del crecimiento dentro de la comunidad, idealmente luego de haber terminado toda la escuela», cuenta.
Los estudios de género en los pueblos indígenas
La experiencia de tratar estos temas delicados en poblaciones vulnerables la llevó a aceptar el reto de elaborar, como investigadora principal, el Reporte Nacional sobre la situación de violencia sexual y embarazo forzado en niñas y jóvenes indígenas, del Centro de Culturas Indígenas del Perú – Chirapaq. «Lo que buscamos fue dar cuenta de lo que está ocurriendo con las niñas y jóvenes indígenas por problemas estructurales como las inequidades de género, que reproducen roles y mandatos en ellas y que se apropian de sus cuerpos. Además queríamos exponer la ausencia del enfoque intercultural en la atención de los servicios de salud sexual y reproductiva, y cómo esto genera un contexto de mayor incidencia de violencia sexual», señala Gabriela. Para ella, visibilizar esta realidad es necesaria para que se dé una conversación en la esfera pública y en los distintos niveles de gobierno.
En este documento, que fue presentado a inicios del año pasado, se señala que entre el 2012 y el 2020 tres niñas de 10 a 14 años se convierten en madres a diario y una de ellas vive en zonas rurales. «La prevalencia de la violencia sexual en niñas indígenas de 10 a 14 años fue de 573 casos y 732 en jóvenes de 15 a 29 años en el 2019. Esta tendencia se mantuvo durante los primeros meses de la pandemia», señala la investigación. Lo que se halló en las entrevistas fue que la educación sexual integral (ESI) es limitada y se restringe a los últimos años de secundaria. «Asimismo, el entorno escolar se constituye como un espacio inseguro y violento para las niñas y jóvenes. Esta es una práctica común y muchas veces naturalizada», agrega el estudio.
Gabriela comenta que, por segunda vez, se dio cuenta de que eran situaciones que no eran conocidas desde una mirada intercultural, y por ello, no abordadas. «Es necesario investigar y visibilizar las realidades diversas que se viven dentro del Perú para poder transformarlas. A vecesm no se comprende la pertinencia cultural y solo se cree que es parte de su cultura», agrega la académica. Una versión actualizada de este reporte está en elaboración actualmente para recoger lo que sucedió durante la pandemia.
«Creo que es necesario participar en investigaciones que son necesarias y fundamentales para la población femenina en un país cada vez más polarizado. Siento que esto me encamina a este rol de antropóloga que tenía desde los inicios», dice Gabriela.
El apoyo de la PUCP en esta trayectoria
Estudiar en la PUCP fue también un acto orgánico: sus dos padres, ambos docentes, son egresados de Educación de esta Universidad. «Cuando entré a la PUCP me di cuenta de que no solo aprendía dentro de las aulas, sino en las actividades extracurriculares que pude encontrar», cuenta la antropóloga. Cuando estuvo en Estudios Generales Letras fue parte del voluntariado Educa Ancón, donde apoyaba a estudiantes de primaria en su comprensión lectora. «Entendí cómo relacionarme con distintos actores, aprender sobre metodologías, pedagogía y organización», comenta. La especialista cuenta que este aprendizaje fue fundamental para su carrera.
El sentido ético y de justicia que recibió en la PUCP también ha marcado su carrera, señala Gabriela. «Además hay muchos espacios para reflexionar sobre lo que hacemos y cómo lo hacemos, y tener estudios que tengan un impacto positivo en el país», dice. Ese espacio de pensar las metodologías de trabajo y de desarrollar habilidades es lo que más rescata de la Universidad, a la luz de todo lo que ha avanzado.
El perfil
Nombre: Gabriela Palacios Rojo
Estudios: licenciada en Antropología PUCP
Trayectoria: especialista de proyectos en el Instituto de Analítica Social e Inteligencia Estratégica – Pulso PUCP. Especialista en investigación académica y aplicada para el diseño y aplicación de políticas y servicios. Experiencia y capacidades desarrolladas en el diseño, ejecución e implementación de proyectos educativos; en la coordinación y aplicación de estudios cualitativos y cuantitativos; en la coordinación y ejecución de trabajos de campo en áreas urbanas, rurales y pueblos indígenas amazónicos y andinos. Áreas de especialización en género, sexualidad, interculturalidad y educación.
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