En el silencio de la mañana limeña, Berlan Rodríguez comienza su día antes de que la ciudad despierte por completo. A las 6:30 a.m. ya está de pie, listo para desayunar y luego llevar a su hijo al colegio, pero este no es solo el inicio de un día cualquiera para Berlan, es el preludio de una rutina estricta y apasionada que equilibra dos mundos aparentemente dispares: la docencia y la práctica del tiro deportivo.

El Dr. Rodríguez es profesor de la Facultad de Gestión y Alta Dirección PUCP, y de nuestra Escuela de Posgrado, una vocación que abrazó después de un intenso recorrido académico en su Cuba natal. Luego de cumplir con el servicio militar obligatorio, ingresó a la universidad, donde estudió Ingeniería Industrial. Posteriormente, completó una Maestría en Matemática Aplicada y un Doctorado en Ciencias Técnicas. Su trayecto lo trajo a Perú en 2015, nuestro país le ofreció una oportunidad profesional. Años después, en 2023, redescubriría una pasión de su juventud: el tiro deportivo.

Practico este deporte porque es mi pasión. No me guío por lo que hagan los demás, sino por mis deseos y sentimientos. Entonces, me siento realizado, no por ganar o perder, sino por el hecho de entrenar, es parte de mi vida".

Tiro deportivo: un reencuentro con una vieja pasión

Nuestro profesor practicó tiro desde los 12 hasta los 17 años, pero lo dejó para concentrarse en sus estudios universitarios. «Yo dije que no iba a vivir del deporte, que iba a ser universitario y lo cumplí», rememora. Sin embargo, la vida en Perú le tenía reservada una sorpresa. Un día, por casualidad, conoció a un profesor de la Federación Deportiva Nacional de Tiro y no dudó en preguntarle si podía ir un día a practicar. “Llegué al campo y me prestó su pistola. Hice unos tiros y empecé a llorar, recordando mis tiempos de cuando era chiquillo”, confiesa emocionado.

Ese reencuentro con el tiro no fue un simple capricho pasajero. Rodríguez decidió retomar el deporte con compromiso en la Federación Deportiva Nacional de Tiro. En cuestión de meses, su dedicación lo llevó a competir en el Campeonato Nacional de Tiro en 2023, donde, para su sorpresa, ganó una medalla de bronce. “Yo participé sin tantas aspiraciones porque hace más de veinte años que no disparaba, pero gané y seguí entrenando disciplinadamente”, señala.

Disciplina y dedicación en el polígono de tiro Las Palmas

El entrenamiento de nuestro profesor de Gestión es tan riguroso como su carrera académica. Cada día, después de dejar a su hijo en el colegio, se dirige al polígono de tiro de la base aérea Las Palmas en Surco, donde practica dos modalidades: pistola de tiro rápido a 25 metros y pistola de aire a 10 metros. Su enfoque se centra en la precisión, la resistencia y la memoria muscular, elementos cruciales para sobresalir en este deporte. «Casi todos disparan más o menos igual, acá gana el que menos nervioso se pone en la competencia», reflexiona, subrayando la importancia del control mental en el tiro.

En las competencias de tiro rápido con pistola, los hombres deben realizar un total de 60 disparos. En el campo, se colocan 5 dianas a 25 metros de distancia, el centro de cada una representa el número 10, que es el máximo puntaje en cada tiro. El objetivo es disparar a cada diana, tratando de acertar lo más cerca posible del centro. Primero, los tiradores disponen de 8 segundos para disparar, luego el tiempo se reduce a 6 y finalmente a 4. Cada disparo obtiene una puntuación según la precisión, la cual se suma en cada ronda. El objetivo es superar los 580 puntos en total, lo que implica disparar lo más cerca del centro.

En cambio, en competencias con pistolas de aire, el objetivo es la precisión. Debes hacer 60 tiros a 10 metros en una hora, procurando que cada disparo sea idéntico. Es crucial mantener la misma postura y agarre. “Esa es la gran tensión que sientes en ese momento. Tratas de solo bajar el brazo para cargar el balín y estar en tu mismo lugar”, explica Rodríguez.

Su jornada no termina en el polígono. Después de recoger a su hijo del colegio, dedica la tarde y noche a la investigación y docencia. Además, se asegura de entrenar al menos cinco días a la semana. «La disciplina en tu profesión te enseña a buscar la mejora constante y te impulsa a crecer cada día en todas las áreas de tu vida, incluyendo el deporte», resalta nuestro profesor. 

El tiro deportivo: algo más que un pasatiempo

Para Rodríguez, el tiro deportivo no es solo un pasatiempo; es una pasión que requiere sacrificios, a pesar de que no recibe mucha atención en nuestro país y no es muy visible. «Practico este deporte porque es mi pasión. No me guío por lo que hagan los demás, sino por mis deseos y sentimientos. Entonces, me siento realizado, no por ganar o perder, sino por el hecho de entrenar. Es parte de mi vida y seguiré haciéndolo mientras pueda», comparte con emoción. 

Esta pasión lo llevó a ganar en 2024 la medalla de plata por equipos para Perú en la Copa América (Campeonato de Las Américas de Tiro). Además, obtuvo una medalla de bronce en el Campeonato Sudamericano de Tiro en la modalidad de pistola 9mm tiro policial. Su deseo de superación sigue creciendo con la mira puesta en participar en los próximos Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.

Tradición de tiro deportivo en la PUCP

El tiro deportivo tiene una historia de larga data en nuestra Universidad. Empezando por un acontecimiento de enorme importancia: la primera y única medalla olímpica de oro para el Perú se logró gracias a Edwin Vásquez, en los JJ.OO. de Londres 1948. El tirador con pistola libre a 50 metros ya era una leyenda en la Federación Peruana de Tiro y había campeonado en una decena de torneos nacionales. Pues ese mismo año, Vásquez se graduó en el primer puesto de su promoción como ingeniero civil en la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Años después, el reconocido entrenador deportivo de tiro Carlos Amézaga se integró a la PUCP, donde entrena a estudiantes en el polígono de tiro de nuestra Universidad. El profesor Amézaga ha sido presidente de la Federación Peruana de Tiro durante trece años (1984-1996). En 1965, inició su carrera representando al Perú internacionalmente, por lo que obtuvo los Laureles Deportivos del Perú en Grado de Oficial y la Medalla de Oro de Maestro Tirador, tras conseguir el Campeonato Sudamericano de Carabina Olímpica Tendido en Río de Janeiro 1972.