Somos conscientes de la tendencia internacional en los estudiantes que, después de salir del colegio, se sienten poco atraídos hacia las carreras científicas, especialmente física y química. Las investigaciones han demostrado diversos factores, pero hay dos que la Dra. Johanna Camacho prioriza.

En primer lugar, los alumnos sienten que la química está muy alejada de la vida cotidiana. Camacho sostiene que la forma cómo se ha enseñado es muy abstracta y no se ha observado a través de fenómenos concretos. En segundo lugar, la química tiene mala fama. Se dice que muy pocos pueden estudiarla porque es muy compleja. Eso se refleja en cómo se ha estereotipado a quienes se dedican a investigación en química. Muchos creen que ellos explotan cosas y trabajan aislados en los laboratorios. Incluso, hay investigaciones demuestran que los niños de 10 años ya tienen estas representaciones estereotipadas y ellos no quieren ser así.

Camacho considera que la alfabetización científica es importante para resolver problemas de la vida cotidiana y tomar decisiones adecuadas, por ejemplo en la elección de productos de consumo diario. Pero también tiene en cuenta que parece una misión muy compleja y llena de obstáculos.

Por un lado, la brecha educativa entre los distintos niveles socioeconómicos. “Todas las evaluaciones nacionales e internacionales revelan que la condición social de un estudiante será determinante en el tipo de educación que reciba”, indica. Por otro lado, es difícil convencer a los estudiantes de animarse a seguir esta carrera. La docente considera que es porque aún los jóvenes no conocen el rol laboral de un químico y el solapamiento de funciones con ingenieros, que suelen tener más prestigio.

¿Cómo hacer la química más atractiva?

En los últimos años, la Dra. Camacho se ha dedicado a crear actividades para contrarrestar ambos factores. La especialista tiene claro que es importante trabajar una química aplicada a la vida cotidiana. “Nuestro fin no son los contenidos, sino el desarrollo de habilidades científicas para construir explicaciones”, declara. Es así que trabaja con sus alumnos y compañeros en enseñar la química desde situaciones concretas.

Además, ella trabaja en un proyecto en el que invitan a escolares a que conozcan científicos jóvenes. Así los estudiantes ven a una persona como cualquier otra, que les cuenta a qué se dedica y para qué sirve su trabajo. A esta se suma el programa de radio «Ciencias para todos», de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, donde los escolares entrevistan a científicos. Las preguntas ayudan a romper el estereotipo.

En paralelo, la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología de Chile organiza la Semana Nacional de la Ciencia y la Tecnología, que tiene entre sus iniciativas «Mil científicos, mil aulas». Esta actividad consiste en que los especialistas dan charlas sobre sus investigaciones utilizando un lenguaje accesible para todos. La docente asegura que estas actividades están cambiando la percepción sobre los científicos y permite conocer qué es la química realmente.

Profesores dignos, mejor aprendizaje

Estos proyectos se ven favorecidos con la producción de contenidos interesantes vinculados con la química, los cuales tienen una buena recepción en los jóvenes a nivel mundial. Camacho señala que ahora se crean personajes fascinantes que hacen ciencia para resolver problemas concretos. La docente destaca que las películas y series sirven para discutir en clase sobre la actividad científica o los problemas éticos.

No obstante, la especialista es consiente que los profesores están preocupados por el poco tiempo que disponen para planificar tantos contenidos. Estas y más necesidades exigen que los profesores sean más ingeniosos. “Todos los científicos pasan por un salón de clases. Si no formamos a los científicos ahora, estamos perdiendo una oportunidad importante de contribuir al desarrollo científico del país”, enfatiza.