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Noticia

Los "wearables": La tecnología que llevarás a todas partes

No es casualidad que este lunes la marca de la manzana haya lanzado a la venta su Apple Watch. La semana pasada, la ciudad de Barcelona fue sede del Mobile World Congress 2015, el encuentro mundial más grande dedicado a la industria de los móviles. En esta feria, los smartphones pasaron a segundo plano puesto que la atención estuvo concentrada en los nuevos relojes y pulseras inteligentes lanzados por marcas como HTC, Huawei o LG, lo que revela el interés de la industria por incursionar en esta gama de productos. Al respecto, hablamos con Francisco Cuéllar y Eduardo Villanueva, docentes PUCP con opiniones diferenciadas sobre los «wearables».

  • Texto:
    Luis Yáñez
  • Fotografía:
    Roberto Rojas

Por definición, el término inglés “wearable” alude a aquellas prendas de vestir ponibles, apropiadas y listas para usar. Pero en los últimos años, los medios especializados en tecnología e informática están empleando este adjetivo para referirse a los relojes, pulseras, gafas, ropa y demás dispositivos inteligentes que, en un futuro no muy lejano, todos llevaremos puestos en nuestro cuerpo y que tendrán funciones insospechadas.

Contexto tecnológico

“Todas las tecnologías pasan por una primera etapa en la que se trata de captar a los innovadores tempranos y poco a poco, conforme la curva de desempeño aumenta y la curva de precio baja, se llega al punto donde la funcionalidad del producto es lo suficientemente atractiva para justificar su costo”, sostiene Eduardo Villanueva, docente del Departamento de Comunicaciones de la PUCP.

El profesor recuerda que existen dos tipos de innovación: en la primera, se reemplaza algo ya existente (la cámara digital reemplazó a la cámara análoga) y en la segunda, se inventa algo nuevo (con la aparición del iPad, Apple creó las tabletas). “El gran problema de los wearables es que ni reemplazan algo que había antes ni ofrecen algo verdaderamente nuevo. Están entrampados”.

Por su parte, el Ing. Francisco Cuéllar, docente del Departamento de Ingeniería de la PUCP, sostiene que los desarrolladores de tecnología han priorizado la creación de software y de aplicaciones y han dejado de lado el diseño de hardware electrónico, que resulta más difícil y consume más recursos. “Gracias a los wearables ha resurgido el reto de fabricar electrónica inalámbrica miniaturizada que consuma poca energía”.

Tres ejemplos de wearables

El proyecto de gafas de realidad aumentada de Google, conocido posteriormente como Google Glass, generó gran curiosidad desde su presentación en el 2012. Sus primeros usuarios llegaron a pagar 1500 dólares para acceder a uno de los prototipos, que permitía tomar fotos, grabar videos y mandar correos por comando de voz. Sin embargo, su excesivo precio, la falta de un propósito claro y los cuestionamientos a la intromisión a la privacidad causaron mella en su percepción pública, por lo que Google decidió suspender su venta al consumidor final, reformular su diseño y orientar su atención a los sectores salud y empresarial.

En mayo del 2012, a través de la plataforma de financiación colectiva Kickstarter, se activó un proyecto que sería el precursor en el desarrollo de los smartwatches: llamado simplemente Pebble, este reloj inteligente recaudó más de 10 millones de dólares gracias al apoyo de 67 mil personas que se vieron atraídas por su diseño configurable, su compatibilidad con teléfonos Android y iPhones y su batería de siete días de duración. La semana pasada lanzaron la nueva versión del producto (Pebble Time) que ha superado todos los récords de Kickstarter: al cierre de esta nota, llevaba reunidos más de 17 millones de dólares y aún tiene 18 días para implantar una nueva marca.

En la última década, la marca deportiva Nike ha lanzado diversos productos diseñados para corredores amateurs y profesionales. En el 2006, se asoció con Apple para lanzar un sensor que se colocaba en la planta de unas zapatillas y que se conectaba inalámbricamente con un iPod para señalar la distancia recorrida, las calorías quemadas y el tiempo transcurrido. Posteriormente, lanzaron Fuelband, una pulsera inteligente que medía tu rendimiento atlético y que se conectaba vía Bluetooth con tu teléfono para mostrar tu progreso. Actualmente están trabajando en nuevos wearables que marcarán la pauta.

A punto de despegar

¿Qué se necesita para el despegue definitivo de estos dispositivos? Para Cuéllar, es una cuestión de tiempo y hace un símil con la llegada de los primeros celulares en 1992: “Han pasado más de 20 años y ahora son un producto de todos los días. Con los wearables recién estamos en una primera etapa, donde llaman mucho la atención pero aún no los pueden comprar todos. Van a demorar menos en difundirse, quizá unos cinco o seis años”. Además, considera que “las grandes corporaciones buscan capitalizar su inversión y están abiertos a ver cuáles son las pequeñas empresas que generan ideas disruptivas para comprarlas. Y eso también es bueno, porque manejan una mayor logística, lo que permitirá su masificación y despegue”.

Para Villanueva, además del factor tiempo, falta esa idea revolucionaria que amerite su compra: “Los wearables aún no tienen foco, todavía no aparece eso que me diga “cómprame porque tu vida va a mejorar” ¿Por qué tendría que gastar 300 dólares en un aparato que me ofrece una funcionalidad secundaria?”. Y pone como ejemplo el caso del Apple Watch, que para conectarse a Internet y recibir las notificaciones de correos y llamadas en la muñeca, necesita que el usuario cuente con un iPhone 5 (como mínimo) con plan de datos. “La industria está buscando algo nuevo qué lanzar y la tendencia de los wearables está impulsada por lo comercial: las empresas necesitan un nuevo mercado”, sostiene.

Futuras aplicaciones

Villanueva indica que llegará un momento en que nuestra relación con los wearables será tan personalizada que habrá relojes que se activen al contacto con la piel, que reconozcan tu huella digital o incluso tu presión sanguínea o tu traspiración. “La idea es que estos dispositivos se conviertan en un mecanismo de identificación tan poderoso que los puedas emplear como un pasaporte, por ejemplo”.

A su turno, Cuéllar afirma que ya se están desarrollando wearables con las más diversas funciones: botas que capturan energía mientras caminas y que luego emplearás para cargar tus dispositivos móviles, ropa inteligente que cambie de color o de diseño según tu estado de ánimo, prendas que monitoreen tu estado de salud y que te indiquen si te estás alimentando de la manera correcta, etc.

Incluso va más allá: “Los wearables formarán parte de algo más grande llamado “Internet de las cosas” (IoT), en el que todos los dispositivos que haya a tu alrededor –hornos, refrigeradoras, mesas, cualquier cosa- serán inteligentes y tendrán un chip que capturará información de todas tus acciones”.

Foto principal: Dispositivo Pebble, pionero en la industria de los relojes inteligentes.

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