Una mirada a la arquitectura imaginaria: de la Tierra Media al espacio
¿Qué tiene en común la arquitectura con Tolkien o sagas como Star Trek? Conversamos con los ponentes del conversatorio “Ciudades Imaginarias” sobre la importancia de la imaginación en la arquitectura, tomando como base la ciencia ficción.
Texto:
Diego Grimaldo
En todas las épocas y lugares, el ser humano ha imaginado realidades diferentes, soñadas a partir de su propia experiencia, de la necesidad de planear o mejorar su entorno, o para adelantarse –de alguna forma– al futuro. Hace unos días se realizó en la PUCP el conversatorio de Arquitectura y Ficción: “Ciudades Imaginarias”, el cual presentó diversas esferas determinantes para la idea de ciudad imaginada, entre ellas el mundo de Tolkien y la ciencia ficción espacial. Desde ellas, se planteó su relación con la arquitectura.
Ciudad imaginada
“Para mí, el término ‘ciudad imaginada’, se refiere a ese mundo interno que uno mismo crea y que algunas veces logra compartir con el resto, ya sea a menor o mayor escala”, afirma Brayan Candia, miembro del equipo de investigación Patrimonio Arquitectónico PUCP, uno de los ponentes del evento. “Esto se da desde mucho tiempo atrás y se seguirá haciendo probablemente hasta el fin de los días en diferentes formas expresivas porque la capacidad del ser humano de poder expresar sus pensamientos e imaginación es muy variada”, añade.
Según el arquitecto Ernesto Arias, otro de los expositores, todas las ciudades planificadas son, de alguna forma, ciudades imaginadas, pues tienen que ser planteadas –necesariamente– por los arquitectos, urbanistas, ingenieros y otros profesionales y deben funcionar del mejor modo posible para sus habitantes. “Uno debe imaginar cómo quiere que la ciudad funcione, reflexionar sobre lo que necesita la sociedad hoy y lo que necesitará en los próximos años para poder plantear una configuración lógica. El producto final de la arquitectura, la forma construida, es de carácter permanente. Las obras planteadas no solo sirven para la sociedad de hoy, tendrán un impacto también en las sociedades del futuro”, indica.
Arquitectura y Tierra Media
Para Candia, la arquitectura presente en el mundo creado por J. R. R. Tolkien, la Tierra Media, por ejemplo, ha sido elaborada mezclando elementos de la realidad con la imaginación del autor de la saga de “El señor de los anillos”. “La fortaleza de Minas Tirith está basada en arquitectura de tipo románica y es totalmente funcional de acuerdo a las reglas de ese estilo. Asimismo, responde al ambiente social y contexto en que se encuentra el pueblo que lo habita (Gondor, frontera con Mordor). Por otro lado, en la arquitectura élfica, apreciamos –de acuerdo a las descripciones y dibujos de Tolkien y artistas gráficos– muchos de los valores que esta raza posee y sus diferencias entre pueblos de diferente contexto”, explica.
Por ejemplo, –detalla Candia– en contraste con la ciudad escondida de Gondolin, que presenta características de la arquitectura románica y que está amurallada por su proximidad a una zona enemiga, la ciudad de Rivendel se ubica en el Art-Nouveau. “Estos detalles expresan la característica de los elfos de ser grandes artesanos y arquitectos. En el bosque de Lothlórien, la arquitectura se crea en base a la naturaleza que la rodea y es concebida desde este punto de partida. Tanto así, que las viviendas se ubican en las copas de los árboles. Si analizamos la arquitectura Hobbit, esta se olvida del mundo que lo rodea, de las guerras que ocurren, de los reyes que van y vienen, y solo se preocupa de un detalle: el confort. Incluso la forma de distribución urbana se da aquí sin pensar demasiado”, analiza Candia.
La frontera final
En contraste con el universo “terrenal” creado por Tolkien, las sagas espaciales como Star Trek o Star Wars presentan una arquitectura que no es necesariamente funcional. “Las ciudades imaginarias de la ficción buscan transmitir historias. No son necesariamente funcionales ni lógicas. Por ejemplo, cuando vemos Mos Eisley en Tatooine de Star Wars, la trama urbana y el tipo de edificaciones nos dicen mucho sobre el contexto de la historia: la ciudad se creó de modo espontáneo, no existe un mantenimiento constante, probablemente el agua no es fácil de conseguir, es un planeta sin mucha población, etc. En otros casos, como en Star Trek, vemos asentamientos como Starbase Yorktown, donde claramente la humanidad vive feliz. Todo ha sido planificado, tiene un soporte del gobierno, etc. El espacio escenográfico es distinto al espacio real, porque no es un espacio permanente y solo tiene el objetivo de comunicar una idea”, asegura Arias.
¿Ciudades posibles?
Arias cree que la posibilidad de reproducir todas estas “ciudades imaginadas” en la realidad no es descabellada. “Durante mi exposición toqué el tema de por qué es tan importante imaginar el futuro y ofrecí ejemplos de arquitectos que plantearon modelos de ciudad y edificaciones que en su tiempo resultaban ‘imaginarias’, como Frank Lloyd Wright o Le Corbusier, pero que actualmente han sido tomadas como inspiración para ciudades y edificios reales. Muchas veces las propuestas son descartadas porque ‘son imposibles de realizar’, sea por temas tecnológicos, presupuestales, logísticos, etc., pero, tal vez, en unos años, nuestros planteamientos si se puedan llevar a cabo”, apunta.
Es que si hay algo que –según Candia– “nos ha enseñado” la ciencia ficción, es que muchas veces lo imaginado tiende a hacerse posible. “Toma el caso de Julio Verne. Sus escritos datan de mucho atrás de la invención del submarino o incluso de poder pensar en realizar un viaje alrededor del mundo en un corto tiempo, pero hoy en día eso es posible. Incluso, hubo una campaña de crowfunding para construir la ciudad de Minas Tirith. Al parecer no se llegó a concretar, pero podemos entender que siempre habrá gente interesada en realizar proyectos imaginarios o ficticios y esto es lo que hace que eventualmente el mundo siga avanzando”, señala.
El conversatorio de Arquitectura y Ficción: “Ciudades Imaginarias”, se realizó el 16 de septiembre en el aula A103 de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo. Fue organizado por el Instituto Riva-Agüero de nuestra Universidad y el Grupo Patrimonio Arquitectónico PUCP. Contó con la participación de Ernesto Arias, Brayan Candia y el arquitecto Bruno Coppo.
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