1. ¿Baja cultura?

El Mg. Bruno Rivas, docente del Departamento de Comunicaciones, explica que los cómics pueden ser vistos, erróneamente, como “baja cultura”. “Está bastante institucionalizada la división entre alta y baja cultura, y la mirada tradicional considera que la alta cultura se refiere a la pintura, la escultura, la arquitectura o la literatura clásica. Esa idea fue puesta en cuestión en el siglo XX, cuando la cultura popular empezó a ser  vista de otra manera. Estudiosos como Umberto Eco la reivindicaron y le dieron valor; y él mismo, en su libro Apocalípticos e integrados, analiza el caso de los cómics”, explica.

2. Relatos realistas

Rivas resalta que el mundo de los cómics explora temas que van más allá de las historias de superhéroes –lo cual no tendría nada de malo- y abarca un panorama más amplio. “Hay más de una vertiente: está Joe Sacco, que hace reportajes en cómic sobre lo que ocurre en Palestina o en Bosnia; Alan Moore, que hace novelas gráficas extraordinarias, como From Hell; Maus, de Art Spiegelman, una gran novela que revisa la historia de un sobreviviente del Holocausto; o la biografía de Marjane Satrapi en Persépolis. Se puede encontrar en los cómics lo mismo que hay en la literatura, con la diferencia del formato: hay texto y dibujos”, puntualiza.

3. Mi primer cómic

Si tuviera que recomendar cinco cómics para quienes quieren iniciarse, Bruno Rivas señala: “Primero en la lista, Watchmen, de Alan Moore, considerada como una de las 100 mejores obras literarias estadounidenses. También Maus, de Spiegelman, y toda la obra de Joe Sacco (empezaría por Palestina). Otra obra interesante es Crisis de identidad, cómic de la DC, que es un thriller de superhéroes -y no por eso es banal-. Y, para revisar el panorama nacional, propongo buscar las historias de El cuy, de Juan Acevedo, o el trabajo de Jesús Cossío, quien junto con Luis Rosell y Alfredo Villar publicó Rupay”.