Las redes sociales se han convertido en los últimos años en uno de los espacios favoritos por los ciudadanos para denunciar conductas negativas de la sociedad. En nuestro país, muchas están relacionadas con el incumplimiento de las normas de tránsito; y cada vez más se muestra también el uso indebido de los estacionamientos reservados para personas con discapacidad.

Para el Lic. Enrique Rispa, docente del Departamento de Ciencias de la Gestión y activista de los derechos de las personas con discapacidad, este enfoque está logrando llamar la atención a un problema común para este grupo, pero duda que sea el adecuado para erradicar esta conducta. “Cada vez hay más gente que se indigna con la indiferencia de otros y reclama. Ya que las autoridades no hacen nada, la gente misma está tomando un rol más activo dentro de la sociedad para denunciar”, señala, pero indica que esta política de avergonzar al infractor no sería la más adecuada, “porque lo óptimo sería educar”.

La indiferencia, considera, parte de la falta de información sobre lo necesario que es para las personas con discapacidad contar con estacionamientos reservados. “Mucha gente con la que he conversado me dice ‘pero no vale, es una ventaja para ustedes’. Pero no es una ventaja, yo ya estoy en desventaja. Yo puedo estacionar mi carro a diez cuadras y me va a complicar muchísimo la vida porque tengo que caminar las diez cuadras con una pierna. Yo salgo a la calle y ya estoy trabajando el doble de lo que trabaja una persona que está en plenas condiciones físicas”, explica.

Otro problema que deben enfrentar las personas con discapacidad al buscar un estacionamiento reservado es que muchas veces estos espacios son ocupados por conductores que piensan tener derecho de usarlos, cuando en realidad no son para ellos. Los espacios reservados son, a veces, entendidos como de atención preferente, pero Rispa aclara que la ley solo manda designar estacionamientos especiales para personas con discapacidad. “A veces los espacios los usan personas embarazadas o adultos mayores. Bueno, si llegan a usarlos tampoco los vas a botar, pero si vamos a lo que dice la ley, estos estacionamientos son exclusivos para personas con discapacidad”, indica.

Problemas de fondo

Pero si bien es cierto que el uso indebido de estos espacios reservados complica a las personas que realmente los necesitan, esta es solo una parte del problema. Las dificultades para encontrar un espacio reservado inician con el incumplimiento de la normativa vigente por parte de los proveedores del servicio de estacionamiento, ya sea privado o público. Según la ley 28084, “Ley que regula el parqueo especial para vehículos ocupados por personas con discapacidad”, solamente los proveedores de servicios que cuenten con cinco o menos espacios de estacionamiento no están en obligación de designar un espacio reservado para personas con discapacidad.

Es obligatorio que se cuente con un espacio reservado si se tiene entre seis y 20 estacionamientos; dos si se tiene de 21 a 50; dos por cada 50 si se tiene de 51 a 400; y 16 si se tiene más de 400, más uno por cada 100 espacios adicionales. Sin embargo, esta disposición rara vez se cumple.

Incluso cuando los proveedores de servicios implementan espacios reservados, estos pueden no ser los adecuados. “Los espacios deben tener una franja pintada de azul, con el símbolo de la silla de ruedas. Aparte, un distintivo en aires para que se vea que es un espacio reservado”, detalla Rispa. Además, deben ocupar el espacio necesario para que una persona con silla de ruedas pueda bajar con comodidad; y deben estar cerca a las puertas de ingreso o ascensores. “Si ves diferentes sitios reservados, te das cuenta de que los que cumplen estrictamente con lo que dice la ley no llegan ni a la mitad”, lamenta Rispa.

Otra disposición que rara vez se cumple, agrega, es el uso de permisos especiales de parqueo para personas con discapacidad, expedido por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, y otorgado por el Consejo Nacional para la Integración de la Persona con Discapacidad (Conadis). Este permiso certifica que la persona que ocupa un espacio reservado está realmente en su derecho de hacerlo y tiene el objetivo de facilitar la fiscalización. Sin embargo, pocos conocen la existencia de este distintivo. “Tengo casi cinco años con discapacidad y solo conozco a dos personas más que tienen el distintivo”, cuenta Rispa.

Pero quizá el mayor problema relacionado con este tema es la falta de fiscalización por parte de las autoridades competentes. Para Rispa, la falta de sanción para los conductores que ocupan indebidamente los estacionamientos reservados para personas con discapacidad y la poca atención a la adecuación de estos espacios a la normativa vigente so,n probablemente, los principales obstáculos para lograr superar este problema.