"Francisco es un papa con calle"
Tener «una Iglesia pobre para los pobres» fue el deseo del papa Francisco cuando asumió el liderazgo de la Iglesia católica hace poco más de un año. El padre Gallego nos explica cuál es el significado de este pedido y qué reflexiones se pueden hacer en torno a este tema en el contexto de la Semana Santa.
Texto:
Lourdes MochizukiFotografía:
Mario Lack
La Semana Santa nos invita a conmemorar y reflexionar sobre la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Durante los días centrales de esta celebración, la Iglesia y su líder, el Papa Francisco, se encuentran en el reflector mundial de la gran familia católica.
El Papa Francisco, un argentino de 77 años que llama a los sacerdotes a llevar la palabra de Dios a las periferias para que nadie quede excluido, que se indigna ante las injusticias y que anhela “una Iglesia pobre para los pobres”, ha sabido ganarse el cariño y la admiración de muchos por su carisma y cercanía con la gente. El jesuita Jorge Mario Bergoglio, el primer Papa latinoamericano de la historia, ha cumplido un año al frente de la Basílica de San Pedro, y ha demostrado gran humildad y espontaneidad con diversas acciones que prometen nuevos aires en el Vaticano.
“Un Papa con calle” es como lo define el P. Andrés Gallego, jefe del Departamento de Teología y responsable PUCP de liderar el evento “Francisco, Periferias y Universidad”, coorganizado por nuestra casa de estudios y otras cuatro universidades. Como parte de esta iniciativa, se lanza el concurso de ensayos “Tendiendo puentes”, que busca una reflexión de los estudiantes a partir del pensamiento del Papa Francisco sobre las periferias.
¿En qué consiste el pensamiento del Papa Francisco sobre las periferias?
Prácticamente, desde el inicio de su papado, Francisco no sólo habló de las periferias en sus sermones sino que las visitó personalmente. El Papa tiene una preocupación muy grande por todos aquellos sectores discriminados y excluidos. Además, es muy interesante su manera de abordar y entender las periferias, pues no sólo se refiere a ellas en términos geográficos y económicos, sino también existenciales, lo que incluye grupos minoritarios como migrantes, y gentes de otras etnias y otros credos. Otra de sus preocupaciones es la apertura de la Iglesia hacia el mundo y los demás, pues una de sus misiones fundamentales es la evangelización. La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias.
¿Qué significa evangelizar para Francisco?
El Papa tiene una concepción muy especial de lo que significa evangelizar, que es hacer presente el Reino de Dios. En la oración del Padre Nuestro decimos “que venga a nosotros tu Reino”, lo que quiere decir que necesitamos construir una sociedad donde todos seamos hermanos y hermanas, donde haya más justicia, humanidad, amor y alegría. Eso para Francisco es evangelización.
¿Esta preocupación por los más desfavorecidos es nueva en el Vaticano?
No es nueva, viene claramente del evangelio. Lo que pasa es que cada Papa responde a una situación histórica concreta con una determinada creatividad y un estilo propio. El Papa Francisco se caracteriza por ser sencillo, espontáneo, cercano a la gente y preocupado por el mundo de la periferia. En definitiva, es un Papa con más calle, a diferencia, por ejemplo, de Benedicto XVI, que era más académico y con menos experiencia pastoral. Respecto al magisterio, no hay grandes diferencias, en lo que sí es notable la diferencia es en el estilo y la manera que tiene para comunicarlo. El Papa Francisco es mucho más cercano, informal y sin protocolos; de alguna manera, responde a la misma espontaneidad de Jesús.
¿Cuál es el balance de su primer año de pontificado?
Si hay algo que ha llamado la atención en este Papa han sido sus gestos. Por un lado, están los pequeños gestos hechos al inicio, cuando recién fue nombrado Papa: regresar en el bus con el resto de cardenales, no aceptar las vestiduras, llamar por teléfono al amigo que le vendía el periódico en Buenos Aires para decirle que ya no iba a volver, entre otros. Luego, están los gestos mucho más significativos, como la visita a la isla italiana de Lampedusa, donde murieron centenares de inmigrantes a causa de un naufragio. Esto marcó una manera de hacer Iglesia, ya que fue una preocupación absoluta por la vida humana, y la situación de los inmigrantes y deudos. Una persona que vibra así ante la cercanía del evangelio es alguien que tiene una relación personal y cercana a Jesús.
¿Estos gestos de desprendimiento y humildad representan un verdadero cambio en la Iglesia?
Creo que el Papa Francisco puede hacer mucho en ese sentido. A diferencia de sus antecesores, no vive en el apartamento pontificio del Palacio Apostólico de Vaticano, sino en un cuarto de la residencia Santa Marta, junto a otras personas. Si bien se trata de pequeños detalles, son significativos; no se puede cambiar una tradición de tantos siglos de la noche a la mañana. Al decir que su proyecto y sueño es tener “Una Iglesia pobre para los pobres”, el Papa Francisco no solo se refiere a prescindir de signos de riqueza, sino también a entender una Iglesia donde la voz de los pobres pese, sea tenida en cuenta y que puedan sentirse como en su casa, donde las parroquias marginales sean parte activa.
El Papa Francisco es bastante popular en el mundo. No sólo ha sido portada de importantes revistas, sino que en su cuenta de Twitter en español ya tiene más de cinco millones de seguidores.
Sí, el hecho de que sea mediático me parece simpático. Jesús, en su tiempo, también lo fue: todo el mundo había escuchado hablar de él y, al inicio, lo seguían grandes masas de gente. Además, no me cabe duda de que los medios de comunicación son también espacios de evangelización; cualquier medio que sirva para defender la vida y hacer el bien es bienvenido. Ahora, el hecho de que sea considerado el hombre del año o que salga en la portada de Rolling Stone, no pasa de lo anecdótico.
Durante la misa del Jueves Santo del año pasado, el Papa le lavó los pies a una mujer musulmana. ¿Por qué causó tanto revuelo en algunos sectores de la Iglesia?
El rito de lavarles los pies a doce personas es un recuerdo de lo que hizo Jesús con sus discípulos, un recuerdo de que la Iglesia está hecha para servir. La misa de la celebración de la última cena siempre se había hecho en el Vaticano, pero, el año pasado, Francisco la celebró en una cárcel de menores en Roma, donde lavó los pies a algunos reclusos. Dentro de esas 12 personas, había algunas mujeres y, entre ellas, una musulmana. Quizá esto había sucedido antes en alguna parroquia, pero no se había dado el caso de que un Papa lavara los pies a mujeres, porque la tradición hablaba de apóstoles. La frase de Jesús cuando lavó los pies a los discípulos es muy significativa, les dijo: “Si yo, su Señor y Maestro, he hecho esto, es para que ustedes lo hagan unos con otros”. Con este gesto, el Papa rescata el verdadero papel de la Iglesia, que es estar al servicio de los demás. No sólo al servicio de sus fieles, los católicos, sino al servicio de todos, sin distinciones ni categorías.
¿Qué mensaje nos da la Iglesia en esta Semana Santa?
Por mucho tiempo, se nos ha dado a entender que Jesús vino a morir por nuestros pecados, y eso no está mal, pero creo que hay que precisarlo: en verdad, Jesús vino para anunciar el reino de Dios y la consecuencia de este anuncio fue nuestra salvación. Jesús dio su vida por amor a nosotros y eso fue lo que nos salvó. Considero que el mensaje más profundo de la Semana Santa es que una de las labores fundamentales de la Iglesia es trabajar con amor para defender la vida y el cuidado de la misma, eliminar el pecado, las injusticias y la corrupción.
Deja un comentario