“El rol de Nelson Mandela es importante en un contexto de transición muy complicada hacia la democracia. En el caso de Sudáfrica el reto era enorme porque era pasar de un sistema cerrado, que negaba la ciudadanía a la enorme mayoría de la población, a un sistema mucho más abierto que incorporase a esa población en el sistema político y con una fuerte carga del pasado», señala Dargent.

Él, además, señala que las virtudes de Mandela son rescatables por el rumbo democrático que tomó este cambio. «Si bien el proceso aún tiene muchísimo por delante, porque muchas de las estructuras del sistema anterior se mantienen -porque no se obtiene la igualdad declarándola- sí fue un líder que luchó por romper esas barreras manteniendo todo el sistema en funcionamiento, que es un reto enorme. Muchas veces en ciencia política nos fijamos más en las grandes condiciones que determinan los procesos y menos en las personas por ello, si bien Sudáfrica tenía mejores condiciones económicas que otros países africanos para una transicón democrática, hay que darle importancia a Mandela y lo que representa: su legitimidad y autoridad al momento de hablar de reconciliación y de igualdad, hacer que el Estado funcione para el beneficio de todos».