Concluyó la feria Mistura 2013, y a pesar de su éxito, las críticas respecto a su ubicación no se han hecho esperar. Y es que el encuentro gastronómico más importante de nuestro país arrastra un gran problema desde su creación: la falta de un lugar adecuado.

Como se recuerda, la primera edición de Mistura se realizó en el Cuartel San Martín en Miraflores, para luego celebrarse en el Parque de la Exposición y posteriormente en el Campo de Marte. Este año se mudó a la Costa Verde, un espacio que para muchos es poco accesible e improvisado.

“La zona de la playa se emplea más en verano que en invierno, y por lo tanto en esta época no hay mucho transporte público por esa vía. Si esto fuera permanente, sería otra la historia”, señala el docente del Departamento de Ingeniería – Sección Ingeniería Industrial de la PUCP, César Corrales. “En el Rally Dakar, por ejemplo, todo era muy rústico, el piso era pura tierra, y en Mistura es igual”, agrega.

A falta de un centro de convenciones multipropósito en Lima para realizar eventos como este, se ha encontrado en Magdalena un espacio funcional, pero no adecuado, pues falta mucho por mejorar.

“Si piensan hacer un centro de convenciones permanente en ese lugar, tendrían que preocuparse por el transporte y también por los accesos de Internet. En una feria tecnológica sería imposible comunicarse, por ejemplo. Como ambiente no sé si es el mejor, pues la humedad dañaría la construcción”, indica el docente.

Feria de beneficios

Grandes ciudades del mundo poseen extensiones de edificios dedicados a megaeventos. Lima, al carecer de centros de convenciones, ha retrocedido seis posiciones en el ranking de eventos elaborado por la International Congress and Convention Association (ICCA), y figura por debajo de Santiago de Chile y Bogotá.

“Tener un ambiente cómodo y confortable, que pueda albergar a miles de personas, es algo que los visitantes y turistas aprecian muchísimo. Lamentablemente en Lima no hay. Antes existía la Feria del Pacífico en la avenida La Marina (donde actualmente se encuentra un centro comercial), que era el único ambiente que tenía esas características”, señala Corrales.

Asimismo, la construcción de un centro de convenciones no tendría que ser costoso, pues la inversión puede recuperarse a corto plazo, siempre y cuando su utilidad sea permanente.

“Este espacio debe contar con servicios higiénicos, un amplio comedor, múltiples salas con acceso a tecnología, recepción, un auditorio central, entre otras cosas. De inmediato, un espacio así ayudaría a que la zona se vuelva más comercial. Es un negocio rentable por donde se le mire”, indicó.

“En Lima no hay terrenos amplios para levantar un centro de convenciones. Una opción sería Lurín, pero está muy alejado del centro de la ciudad. Sin embargo, mientras haya un sistema de transporte rápido y masivo para llegar, puede estar ubicado en cualquier parte”, sostiene.