"La hora azul" de Alonso Cueto llega al cine
Ambientada en la Lima de finales de los noventa, La hora azul, obra original de Alonso Cueto, es llevada al cine por la directora peruana Evelyne Pegot-Ogier. En el equipo participan egresados de nuestra Universidad.
Texto:
Paloma Verano
Las horas le quedan cortas, casi no responde las llamadas y los correos los revisa solo una vez al día. Pasan los meses y Evelyne Pegot-Ogier ve cómo poco a poco, con la ayuda de un gran equipo, se va acercando a su más reciente producción cinematográfica: La hora azul. Actores, productores, sonidistas, camarógrafos, escritores y demás se reúnen en esta adaptación de la obra homónima de Alonso Cueto, docente del Departamento de Humanidades de la PUCP.
La hora azul cuenta la historia de un personaje que podríamos encontrar en un banco o en un restaurante, y que fácilmente envidiaríamos: un gran profesional, miembro de un importante estudio, felizmente casado y con dos hijas ejemplares. Resulta bastante fácil pensar que nada le falta. Sin embargo, a Adrián Ormache lo persigue un tormentoso recuerdo familiar ligado al terrorismo que no lo deja dormir tranquilo.
Resulta que el padre de Adrián era un oficial de las Fuerzas Armadas que, durante los enfrentamientos de este conflicto armado interno, estuvo encargado de un cuartel en Huanta y tuvo una prisionera llamada Miriam, a quien le perdonó la vida. A raíz de eso, llegó a tener una relación amorosa con ella. Después de un tiempo, Miriam llegó a escapar pero nunca logró superar la tristeza que le había dejado el luto por sus seres queridos.
Adrián descubre toda esta historia por medio de una carta y emprende el viaje para poder conocer a Miriam, con la idea de que ella le permitiera entender cómo era su padre y por qué cometió tantas atrocidades. En esta búsqueda encontrará más de una respuesta, sobre todo acerca de él mismo, de su familia y de su país.
Alonso Cueto califica esta obra como la historia de una exploración: Adrián sale de la burbuja en la que se encontraba para inmiscuirse en terrenos totalmente desconocidos, desde Ayacucho hasta San Juan de Lurigancho. De esta misma manera, para Evelyne, la directora y guionista de este filme que constituye su ópera prima, la historia trata de una búsqueda y una reconciliación. Es este vínculo conceptual el que reúne a Alonso y Evelyne, y los motiva a crear una aproximación entre la obra y la película.
Experiencias fílmicas
“Para mí, La hora azul no es una película del terrorismo. El contexto de la guerra que se toca forma parte del pasado de Miriam y del padre de Adrián, pero es solo eso: una tela de fondo”, explica Evelyne. Para la directora peruana, uno de los retos más difíciles fue encontrar a las personas indicadas para realizar la película, pues se trata de un trabajo en equipo, lograr el equilibrio entre todos puede llegar a ser dificultoso. Sin embargo, el talento y disposición a intercambiar ideas entre los productores, directores y actores hizo que el producto a presentar mantenga su calidad durante el proceso.
Dentro del equipo que hace posible llevar a la pantalla grande la obra de Cueto, se encuentra Roberto Maceda, director de fotografía y comunicador audiovisual egresado de la PUCP, quien afirma que lo más difícil a nivel de cámara fue reproducir el espíritu contemplativo del protagonista. Asimismo, deslinda que se toque el drama familiar de una manera concreta, sino que es tratado simbólicamente y de forma bastante sutil.
Junto a Maceda, se encuentra Julio Pérez, gaffer y egresado también de nuestra Especialidad de Comunicación Audiovisual, quien afirma que esta película es mucho más grande y exigente que la anterior en la que había participado. Aun así, acoge el reto de grabar 12 horas diarias y vencer el sueño, ya que el ambiente de trabajo es bastante bueno. “Desde la directora, que es muy buena onda, hasta los choferes, todos tratamos de apoyarnos en la medida que podamos”, comenta Maceda, y agradece la confianza y apoyo de todos los que participan en la producción.
La película debe estrenarse el próximo año, pero, según los involucrados, por el ritmo de trabajo que llevan actualmente, pareciera que tiene que publicarse el próximo mes. Esta historia de introspección ha sido grabada en distritos como La Molina, San Isidro, Miraflores, Chorrillos y San Juan de Lurigancho, y promete hacernos entender que los peruanos vivimos en un país realmente distinto, pero que en esencia somos todos iguales.
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