Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página
Noticia

#NiUnaMenos: voces contra la violencia

Ser mujer en el Perú no solo es difícil, en ocasiones también es doloroso. Prueba de ello es el movimiento #NiUnaMenos, que llegó al Perú para visibilizar, con fuerza, casos de violencia contra la mujer. El trabajo para evitar que esta se multiplique pasa por el Estado y la Sociedad Civil. La Universidad, por supuesto, también asume un papel importante en esta tarea.

  • Texto:
    Katherine Subirana

“La golpeó hasta desfigurarle el rostro”. “La asesinó por celos”. Las historias de violencia contra la mujer han sido tantas veces portada de los medios de comunicación que olvidamos que están más cerca. Después del torrente de testimonios de violencia que, con nombre y apellido, inundaron la página de Facebook del movimiento Ni una menos Perú, es posible que no las volvamos a olvidar. Este grupo consiguió, sin proponérselo, sacar la violencia de las noticias y ponerle el rostro de la cotidianidad. De una amiga, de una prima, de una hermana. De una misma.

El poder de la palabra

“El movimiento nació tomando como modelo el movimiento mundial de #NiUnaMenos, pero tomó su propio rumbo. Se convirtió en un espacio de catarsis, solidaridad, reconocimiento. De pronto, nos dimos cuenta de que no estamos solas en el dolor, que somos miles. Ese fue el principio de algo grande”, dice Jimena Ledgard, egresada de la Especialidad de Filosofía de la PUCP y una de las personas que ha asumido un papel representativo dentro del movimiento.

“Creamos un grupo cerrado para comunicarnos, ir planificando una marcha y una serie de acciones, pero este grupo fue creciendo. De pronto, una de las chicas del grupo dio un testimonio. Contó un caso aberrante de violencia ejercida a múltiples niveles y, entonces, una serie de mujeres comenzó a testimoniar una detrás de otra. El poder que tiene el testimonio es narrarlo en primera persona, es alguien diciendo ‘esto me pasó a mí como sujeto’ y verlo así te cambia la realidad. Nos hemos dado cuenta de que, a un nivel, siempre somos víctimas de una violencia naturalizada”, añade la Dra. María Angélica Pease, docente del Departamento de Psicología de la PUCP.

Por su parte, el Mg. Jaris Mujica, docente del Departamento de Ciencias Sociales, afirma que “la victimización sexual suele iniciarse a temprana edad”. Y añade: “Durante mucho tiempo se pensaba que la etapa de victimización más frecuente era la adolescencia tardía y la etapa adulta; pero las investigaciones en criminología y victimología del desarrollo han mostrado que es la infancia y la adolescencia temprana el periodo más vulnerable, y en donde aparecen los primeros hechos de victimización que, muchas veces, son el precedente (y predictor) de victimización sexual posterior”.

Cifras que no engañan

Jeannette Llaja, abogada por la PUCP y exdirectora de Demus, publicó en su blog cifras que grafican tristemente la violenta realidad. Según la Encuesta Nacional de Hogares (Endes 2015), en los últimos 12 meses, el 2.9% de mujeres alguna vez fueron violentadas sexualmente por sus esposos o compañeros. El 2,6% fueron obligadas por sus esposos o compañeros a tener relaciones sexuales, aunque ellas no querían; y el 1,3%, a realizar actos sexuales que ellas no aprobaban.

“Ese porcentaje, traducido a números reales, daría cuenta que, en los 12 últimos meses, por lo menos 163,393 mujeres fueron violentadas sexualmente por sus parejas. De ellas, 146,490 fueron obligadas a tener relaciones sexuales, pese a que no querían; y 73,345 fueron obligadas a realizar actos sexuales que  no aprobaban. Si todas estas mujeres hubieran denunciado, el sistema de justicia estaría colapsado”, señaló Llaja.

Asimismo, dio cuenta de más cifras: una encuesta realizada en el año 2012 por el Instituto de Opinión Pública de la PUCP a nivel nacional da cuenta de que el 23.2% de mujeres que tenían entre 18 y 29 años de edad fue víctima de roces incómodos y frotamientos en el transporte público y/o espacios congestionados, porcentaje que se elevaba a 37.7% en Lima Metropolitana.

La Policía Nacional del Perú, en el año 2015, recibió 5,702 denuncias. El 93% de casos tenían como víctimas a mujeres y el 7% a hombres. En el caso de las víctimas mujeres, el 33% de los casos corresponden a víctimas menores de 14 años, el 38% a víctimas que tenían entre 14 y 18 años, y el 29% a víctimas de más de 18 años. Es decir, el 71% era de menores de edad. El 40% de los casos la violación sexual fue perpetrada en el domicilio de la víctima (es decir, en el espacio que, teóricamente, es el más seguro para las personas), el 5% en una reunión, el 4% en un vehículo y el 2% en su centro de estudio. El 49% en otro lugar. El 17% de los casos fue perpetrado por un familiar (padres, padrastro, hermano, primo, sobrino, tío); el 17%, por un conocido; y el 8%, por el enamorado o novio. El 58%, por otras personas.

Según información del INPE, la violación sexual de menores de edad es el segundo delito más frecuente en varones. Y si sumamos todos los delitos contra la libertad sexual (violación sexual y actos contra el pudor), encontramos que el 19% de la población penitenciaria masculina ha cometido este tipo de delitos.

Un paso adelante

El movimiento #NiUnaMenos nació en Argentina en el 2015 y se ha ido replicando en diversas partes del mundo. La motivación es la misma: visibilizar la violencia contra la mujer. Esta movida mundial nos hace mirar más allá del Perú. En ese sentido, Jaris Mujica señala que “si bien en el Perú hay tasas muy altas de denuncia por violación y otros delitos sexuales (además de violencia doméstica), la victimización sexual es un problema en muchos países (incluidos los países “desarrollados”, y con índices de desarrollo humano altos y muy altos)”.

Mujica destaca que uno de los elementos a evaluar es la presencia-ausencia de un cuidador o cuidadora en el entorno doméstico y la presencia de agresores potenciales, que se relaciona con vacíos de cuidado en el espacio doméstico. “Es coherente pensar que un elemento determinante para inhibir la intensificación de la violencia sexual es la presencia de cuidadores o cuidadoras con capacidad de agencia en la vida doméstica. Si bien no evitan la existencia de agresores motivados, parecen ser determinantes para detectar y sancionar los primeros hechos de violencia sexual en la trayectoria de vida e inhibir su desarrollo”, añade.

Es bueno decir que hay una generación de niños que se está formando en medio de un debate que desnormaliza la violencia, mientras los que ya somos adultos crecimos en un medio de normalización de la misma y que relega a la mujer en segundo plano. ¿Podemos desaprender esto? María Angélica Pease piensa que sí. “La toma de conciencia es un lugar fundamental. Creo que eso es lo que ha pasado con esos testimonios. Vemos feminicidios en masa y cosas aberrantes en la televisión todo el tiempo. Que te griten una cochinada en la calle pierde impacto en nosotras. Pero ha habido algo en estos testimonios que nos ha hecho tomar conciencia de dónde estamos. Nos estamos dando cuenta de que sí podemos ver las cosas de otra manera. Nunca había visto tanta gente hablando de este tema”, dice.

Jimena Ledgard, por su lado, considera que esta es una gran oportunidad para poner en debate el feminismo y dejar de tenerle miedo a la palabra. “Se sataniza mucho el término feminista al trastocarlo en ‘feminazi’. Esta es una buena oportunidad para darle un nuevo sentido a esa discusión, entender mejor qué es el feminismo y reivindicar el movimiento de mujeres. La lucha por nuestros derechos es de todas”, dice.

La marcha #NiUnaMenos convocó a miles de personas. Miles de mujeres que vivieron su dolor en silencio, levantaron su voz, y empezaron una lucha real y simbólica para que la violencia no sea más un problema que se deba resolver puertas adentro.

La PUCP en #NiUnaMenos

La Dirección Académica de Responsabilidad Social (DARS) ha organizado una serie de actividades que, en el marco de la marcha #NiUnaMenos, se suman a las que normalmente promueven para actuar contra la violencia. Entre esas actividades, contamos:

  • El Conversatorio #NiUnaMenos: develando la violencia contra las mujeres. En él se reunieron mujeres profesionales de distintos campos: el Estado, la academia, los medios de comunicación y los movimientos sociales analizaron las causas, alcances y perspectivas futuras del movimiento #NiUnaMenos en relación con la violencia contra la mujer en el país.
  • Muralización de la Universidad y viralización de videos y fotos, donde personal y alumnos de la PUCP dieron su mensaje a favor de la marcha.
  • Creación de un grupo de contención para la atención a víctimas de violencia con la participación de psicólogas de nuestra Universidad. Este servicio se ofrece de forma gratuita.

Deja un comentario

Cancelar
Sobre los comentarios
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los comentarios pasan por un proceso de moderación que toma hasta 48 horas en días útiles. Son bienvenidos todos los comentarios siempre y cuando mantengan el respeto hacia los demás. No serán aprobados los comentarios difamatorios, con insultos o palabras altisonantes, con enlaces publicitarios o a páginas que no aporten al tema, así como los comentarios que hablen de otros temas.