Informe PuntoEdu: Diagnóstico del Estado Peruano
Especialistas nacionales e internacionales en políticas públicas analizan cuál es la situación actual de nuestro aparato estatal con el fin de aportar a la construcción de una visión de largo plazo.
Texto:
Rollin Cafferata
El accionar del Estado debe estar encaminado a alcanzar el desarrollo nacional y, en este sentido, es necesario construir una visión a largo plazo. Los niveles de complejidad técnica para regular, a través de un marco legal, político e institucional, la vida en un determinado territorio son sumamente altos. Y, como en toda empresa, el éxito se consigue solo con una visión integral. La estabilidad económica que ha gozado nuestro país en las últimas dos décadas nos han ido llevando hacia un desarrollo sostenido, sin embargo, los pendientes aún son varios.
Con el fin de aportar a este debate nacional, la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la PUCP organizó la semana pasada el VIII Seminario de Reforma del Estado “El Estado que tenemos, el Estado que queremos” (ver recuadro). Consultamos a algunos de sus expositores para que nos ayuden a elaborar este breve diagnóstico del Estado peruano a partir del análisis de tres de sus componentes medulares: seguridad ciudadana, política exterior y servicio público.
Seguridad ciudadana
La sensación de desprotección en el Perú es compartida por toda la población. “Como Estado, no estamos preparados para resolver los problemas de seguridad por varios motivos. Quizá el principal es que los miembros de este sector no cuentan con conocimientos específicos y técnicos, tampoco con una correcta generación de prioridades. Las reformas han sido mínimas”, señala la Dra. Lucía Dammert, socióloga peruana y docente de la Universidad de Santiago de Chile. “Estas incapacidades institucionales llevan a políticas públicas poco planificadas, volátiles, esporádicas, con limitaciones muy serias en sus diseños, periodos de implementación demasiado precarios, niveles de coordinación muy débiles y mecanismos de monitoreo inexistentes en muchos casos”, agrega.
De hecho, la crisis institucional que atraviesa la seguridad en el país se manifiesta en casos bastante concretos. Entre ellos, especifica la Dra. Dammert, el hecho de “que no tengamos con claridad un dato de la tasa de homicidios” y que, paradójicamente, “la tropa (los policías que se relacionan directamente con la población), que es la que debería estar mejor en términos de capacitación y formación, sea la más desatendida”. Este abandono se explica no solo en rasgos puntuales, como que muchos efectivos se vean en la necesidad de gastar de sus bolsillos para adquirir equipos celulares con línea, sino también, y sobre todo, en rasgos estructurales, como su régimen laboral. “El sistema actual es una jornada 24 por 24. Tenemos una policía part time: les pagamos quince días de servicio y los otros quince están destinados a que descansen. Sin embargo, eso no es lo que sucede. Los policías pueden prestar servicios de seguridad en ferreterías, colegios, bancos, entre otros, portando sus armas. La ley lo permite. Reciben pagos de particulares. Es decir, tienen todos los incentivos para que privilegien su trabajo en sus días libres. ¿Cuándo descansa este pobre señor que trabaja todos los días del año? Allí hay un problema fundamental. Esto influye en sus capacidades, sus decisiones, en la forma en la que se relaciona con la ciudadanía”, apunta la socióloga.
Puedes leer el informe completo en PuntoEdu Año 9, número 292 (2013)
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