La sobrevivencia de los bosques del Manu
En asociación con sus pares de la Universidad de Oxford, investigadores del INTE-PUCP estudian la migración de las especies arbóreas del Parque Nacional del Manu, ubicado cerca de cuatro mil metros sobre el nivel del mar.
Texto:
Katherine Subirana
A 3,800 m s.n.m., el cambio climático causa tantos estragos como al nivel del mar, pero de manera distinta. Conscientes de ello, un grupo de investigadores de la PUCP y de la Universidad de Oxford, Inglaterra, escogió trabajar a dicha altura, en la parte alta del Parque Nacional del Manu, para entender de qué manera los bosques tropicales se defienden de los desbalances que el clima trae a su ecosistema.
El Dr. Eric Cosio, investigador principal del Instituto de Ciencias de la Naturaleza, Territorio y Energías Renovables (INTE-PUCP), explica que esta labor requirió inventariar una hectárea de bosque tropical por cada 250 metros en un área ubicada a 3,800 m s.n.m., pues es a esa altura donde termina el bosque y empieza el pajonal pastizal de la reserva. En esta zona se encuentra la llamada tree line (línea arbórea).
La investigación llevada a cabo por nuestros investigadores y los de la institución inglesa, Tropical montane forests and climate change in the Peruvian Andes: Micro-environmental, biotic and human impacts at tree line, busca evaluar si los árboles pueden crecer más allá de este límite y si así huyen de los efectos del cambio climático que daña el ambiente en el que actualmente se desarrollan.
Labor PUCP
Este trabajo se realiza gracias al fondo norteamericano de la Academia Nacional de Ciencias, Partnerships for Enhanced Engagement in Research (PEER), auspiciado por la United States Agency for International Development (USAID). El profesor Cosio, coordinador del proyecto, junto a la Dra. Norma Salinas, explica que en cada hectárea seleccionada se ha inventariado todas las especies vegetales, y se ha evaluado en ellas la dinámica del bosque y del ciclo de carbono. “Al hablar de la dinámica del bosque me refiero a cómo cambia la composición de especies: si hay un árbol que es reemplazado naturalmente por uno de otro tipo, si eso tiene que ver con cómo está cambiando el clima y, de ser así, qué variables climáticas influyen en ello”, señala.
Para el especialista del INTE-PUCP, es claro que va a haber un reemplazo de especies, pues hay vegetación que está acostumbrada a ciertas condiciones que actualmente están cambiando. “La preocupación es cómo responde el bosque al cambio climático en su límite altitudinal, donde pasa a ser puna y pastizal pajonal”, dice.
Hay varias teorías sobre la respuesta del bosque, pero diversos estudios han demostrado que se está desarrollando un recambio de especies. “La vegetación se va moviendo, pues algunas especies no soportan la temperatura y pueden migrar en altitud o simplemente ir desapareciendo” explica el profesor. Es decir: un árbol que no soporta el aumento de temperatura en su hábitat expulsa sus semillas, las cuales pueden germinar a una altitud más elevada porque tratan de escapar del calor y van hacia un lugar más frío.
Sin embargo, es posible que no todas las especies logren “huir” y repoblar las alturas. Según Cosio, cuando un árbol no consigue hacerlo se debe a dos variables: la primera es el clima, que afecta la fi siología de los árboles y hace que estos no desarrollen sus funciones adecuadamente. “A 3,800 metros de altura, los árboles tienen problemas para abastecerse de agua y respirar”, dice. La otra variable es la dinámica social de la zona. “Se dice que la línea arbórea en los bosques andinos es una línea humana, porque la zona más alta se usa para la ganadería desde tiempos inmemoriales”, añade Cosio.
El problema
Lo que sucede en la línea arbórea influye en el deterioro de la dinámica de carbono del bosque tropical. ¿Qué significa eso? El bosque amazónico y otros bosques tropicales funcionan como un reservorio activo de carbono, pero el bosque no captura anualmente una cantidad fija de este elemento, pues varía según las condiciones ambientales.
El calentamiento global aumenta la producción de CO2, lo que incrementa la temperatura y contribuye al calentamiento global en un círculo vicioso difícil de detener. Con el incremento de concentración de CO2 se ha descubierto que el bosque amazónico fija más carbono como mecanismo de compensación. Lo que se preguntan los científicos que estudian este fenómeno, como el profesor Cosio y su equipo, es hasta dónde evolucionará esa dinámica. “Algunos dicen que la temperatura subirá tanto que pondrá a la vegetación en su límite fisiológico. En ese momento, todos los procesos que compensan el aumento de CO2 en la atmósfera van a parar. Estamos hablando de condiciones dramáticas en las que se va a alterar el funcionamiento ecosistémico”, explica.
Cuando las especies lleguen al límite, estas pueden migrar o extinguirse. Por ejemplo: si el árbol X se desarrolla a un nivel de temperatura y esta aumenta más allá de lo que él tolera, entonces no sobrevivirá. Tal vez sus semillas germinen a un nivel más alto, transportadas por el viento o por algún agente de dispersión, pero si el aumento de temperatura es más rápido que sus mecanismos de dispersión, no se adaptará a un nuevo espacio. “Plantas con sistemas de dispersión muy lentos, y expuestas a altas temperaturas, no podrán adaptarse y veríamos una extinción masiva de esas especies. Pero las que se dispersan y pueden crecer más rápido van a tener una respuesta más flexible al cambio de temperaturas, y van a ir subiendo en altura”, asegura Cosio.
Cambio de hábitat
El Parque Nacional del Manu es un laboratorio natural de investigación. Especialistas de diversas partes del mundo están trabajando en la zona para conocer las respuestas individuales, bioquímicas, fisiológicas y ecosistémicas frente a los aspectos climáticos en el bosque amazónico. En este contexto, el equipo del INTE-PUCP ha apostado por la línea arbórea.
Además de los efectos del cambio climático en la reserva, los investigadores estudian el impacto del retiro del ganado en su pajonal. Dos ONG que trabajan en la zona hace muchos años, la Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica (ACCA) y la Sociedad Zoológica de Frankfurt, han implementado un programa de compensación económica y estímulo al reemplazo de la actividad ganadera en la parte alta del parque, lo que ha tenido un efecto positivo sobre la línea arbórea.
“Hemos observado que las especies están reaccionando positivamente al retiro del ganado. El pastizal ha comenzado a crecer y hemos visto, en las laderas, que hay pequeños árboles de los alrededores. El vigor del reemplazo en altura es increíblemente rápido, lo que no sospechábamos. Pensábamos ver esto en diez años porque es un bosque bastante frío, de crecimiento lento”, dice Cosio, con esperanza. Y así, pese a todo, la naturaleza se defiende.
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