INFORME: Inseguridad ciudadana, ¿percepción o realidad?
Imágenes de TV llenas de asaltos y asesinatos, desconfianza en la policía y una población que se siente insegura. Especialistas de la PUCP analizan aspectos que ayudan a entender mejor el fenómeno de la delincuencia y a comprender en qué está fallando el Estado como principal responsable de garantizar la seguridad interna.
Texto:
Vania Ramos
Por ser sinónimo de verano, carnavales y romance, febrero suponía ser una época alegre para la gente. Lejos de esto, ese mes fue singular en Lima por algunos sucesos que despertaron temor entre los ciudadanos. El asesinato de un periodista en la puerta de su casa y el asalto a una notaría limeña que dejó a una persona muerta son los acontecimientos que los noticieros, diarios y el resto de medios de comunicación nos han puesto frente los ojos, con videos de los sucesos repetidos una y otra vez; de esta forma, el problema de la seguridad ciudadana vuelve al tapete y a la discusión mediática, y con ellos, también, los reclamos de la opinión pública y la prensa para que las autoridades tomen medidas más eficaces contra la delincuencia.
Más allá de que estos hechos criminales hayan tenido gran cobertura mediática y hayan resaltado la sensación de inseguridad en la población, el problema es una preocupación constante en la ciudadanía. Según la encuesta de percepción 2012 del observatorio Lima Cómo Vamos, el 67% de limeños está insatisfecho con la seguridad ciudadana; las encuestas de los dos años anteriores muestran realidades similares.
Inseguridad: ¿Percepción o realidad?
La victimización (el hecho de sufrir un acto delictivo) por hogares en el 2012 llegó a 43.2%, según la Encuesta Nacional Urbana de Victimización de Ciudad Nuestra; sin embargo, la percepción de inseguridad llegó a 68.9%. Es decir, nos sentimos más inseguros de lo que realmente estamos. El Mg. Enrique Castro, docente de la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la PUCP, señala que en otras ciudades del mundo también hay estas diferencias entre la seguridad objetiva, medida a través de las encuestas de victimización, y la seguridad subjetiva, que es el temor a ser víctima del delito.
“El problema –añade Castro– es que hemos tenido muy pocas encuestas de victimización a nivel nacional que puedan ser comparables y observadas de manera sistemática. En las del 2011 y el 2012, que hizo el INEI, la victimización está alrededor del 40%, mientras que la percepción de temor está sobre el 80%. Por ejemplo, Chile es un país que tiene la menor tasa de victimización de Sudamérica, pero tiene un temor que está sobre el 70%; y en lugares como Gales o los Países Bajos, la victimización está en 20%, pero el temor está en 18%, lo que quiere decir que el temor es menor que la victimización real”.
Esta brecha tiene diversos motivos. El Mg. Castro explica que la percepción de inseguridad no está relacionada, necesariamente, con que hayas vivido un robo o un asalto, sino que tiene factores diversos, como características socioeconómicas, demográficas, exclusión, pobreza, el temor a perder el empleo o ser un consumidor habitual de noticias policiales, etc. “Esto es parte de un proceso de criminalización de la sociedad, y ocurre con mayor incidencia en países en desarrollo o en los que abundan precariedades, como problemas de salud, desempleo o exclusión”, finaliza.
Noam López, investigador del Centro de Investigaciones Sociológicas, Económicas, Políticas y Antropológicas (CISEPA) de la PUCP, detalla que en Lima el robo promedio puede hacerle perder a un ciudadano entre S/. 250 a S/. 300. “El sector D y E se puede sentir más vulnerable ante la inseguridad, pues el impacto en su economía es mayor cuando le roban”, refiere.
Lee el informe completo en la versión impresa de PuntoEdu N° 267 (páginas 2-4)
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