Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página
Noticia

La física cuántica: una mirada al mundo microscópico

La Real Academia de Ciencias de Suecia galardonó a los expertos Serge Haroche (Francia) y David J. Wineland (Estados Unidos) con el Premio Nobel de Física 2012, por sus investigaciones pioneras en óptica cuántica. A propósito de esta distinción, dialogamos con el profesor Eduardo Massoni para que nos explique qué aplicaciones podría tener este hallazgo y cuál es el campo de acción de la física cuántica.

  • Texto:
    Luis Yáñez
  • Fotografía:
    Gabriela Chiappe

Durante más de 200 años, hasta fines del siglo XIX, la visión del mundo reinante semejaba a la de un gran reloj en funcionamiento, cuyo mecanismo podía ser comprendido hasta el más mínimo detalle. Cada causa producía un efecto medible, rastreable y predecible, debido a que las propiedades físicas de las cosas poseían valores propios definidos. De esta manera, cada descubrimiento se tomó como una verdad absoluta y fue aportando en la construcción conjunta del conocimiento general.

Sin embargo, cuando se intentó explicar el comportamiento de las partículas elementales (como protones, quarks o electrones), se descubrió que la física clásica resultaba insuficiente, lo que propició la aparición de nuevas ideas. “La física cuántica trata de ver cómo se comporta la naturaleza cuando los objetos son muy pequeños”, señala Eduardo Massoni, profesor de la Sección Física del Departamento de Ciencias de la PUCP.

Y es que a nivel atómico, subatómico o nuclear, el Universo funciona de manera muy distinta que en el mundo macroscópico. La física cuántica realiza predicciones de forma probabilística, por lo que no se puede determinar de antemano cuál es la trayectoria que seguirá un electrón, por ejemplo. Entre sus principios fundamentales, se encuentran la superposición (una partícula puede existir en todas sus estados teóricos al mismo tiempo) y la decoherencia (que destruye la superposición cuántica debido a su interacción con el medio ambiente).

¿Cuál es la naturaleza de la luz?

Esta pregunta ha tenido diversas respuestas a lo largo del tiempo. En el siglo XVII, Isaac Newton creía que la luz estaba formada por corpúsculos lanzados a gran velocidad. Por otro lado, Christiaan Huygens propuso una teoría ondulatoria de la luz, que fue corroborada por Thomas Young en el siglo XIX. Posteriormente, James Clerk Maxwell demostró que los campos eléctricos y los campos magnéticos eran producto de un solo fenómeno (electromagnetismo), que se propagan a través de ondas.

Pero fue a mediados del siglo XX que Paul Dirac elaboró la teoría de electrodinámica cuántica (“la más exacta que existe hasta ahora en física”, a decir del profesor Massoni) y que postula que la luz está formada por pequeñas unidades de energía llamadas fotones. En conclusión, se demostró que la luz está formada por partículas y que, bajo esta premisa, puede deducirse su comportamiento ondulatorio.

Dos investigaciones, un premio

Este año, la Real Academia de Ciencias de Suecia decidió entregar el Premio Nobel de Física 2012 a los científicos Serge Haroche (Francia) y David J. Wineland (Estados Unidos), por los logros alcanzados en la investigación de la interacción de la luz y la materia. Aunque siguieron caminos opuestos (Wineland utilizó fotones para analizar átomos con carga eléctrica, mientras que Haroche utilizó átomos para estudiar fotones), lograron seleccionar, medir y manipular partículas cuánticas individuales sin destruirlas. Antes de este avance, las investigaciones en esta materia se limitaban a trabajos teóricos, no prácticos.

“Los físicos tenemos la facilidad de hablar sobre átomos y nos hacemos una imagen mental de su comportamiento, pero hacer un experimento con un solo fotón, ver cómo se comporta en diferentes estados, velocidades o posiciones, es espectacular y requiere de mucho trabajo”, afirma con admiración el físico.

¿Y para qué sirve la física cuántica?

Tal vez aún no lo hayas notado, pero la mecánica cuántica forma parte de tu vida. Sin ella, no hubiera podido ser posible el desarrollo de la electrónica (transistores, microprocesadores), la medicina (cirugía láser, radioterapia), la seguridad (criptografía cuántica, generadores de números aleatorios) o la industria (procesos de producción), por citar solo algunos ejemplos.

El descubrimiento de Wineland y Haroche abre un camino para la elaboración de computadoras cuánticas que solucionen problemas matemáticos muy complicados a gran velocidad. Mientras que los ordenadores convencionales emplean el sistema binario (0 o 1) para codificar y procesar información, las computadoras cuánticas usan bits cuánticos (qubits), capaces de representar los valores de 0 y 1 simultáneamente, debido a su capacidad de superposición.

En la Sección de Física de nuestra Universidad existe un grupo teórico y un Laboratorio de Óptica Cuántica en el cual se estudia el comportamiento de los fotones. “Aquellos alumnos interesados en este tema pueden acercarse y ver la posibilidad de contribuir en el desarrollo de este tema tan interesante”, finaliza Massoni.

Deja un comentario

Cancelar
Sobre los comentarios
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los comentarios pasan por un proceso de moderación que toma hasta 48 horas en días útiles. Son bienvenidos todos los comentarios siempre y cuando mantengan el respeto hacia los demás. No serán aprobados los comentarios difamatorios, con insultos o palabras altisonantes, con enlaces publicitarios o a páginas que no aporten al tema, así como los comentarios que hablen de otros temas.