La etapa universitaria es una de las más memorables. Durante este periodo de formación, uno madura el pensamiento, define sus posturas, gana mejores amigos, pero sobre todo desarrolla su vocación. Uno de los puntos de inflexión de este momento es cuando nos preguntamos cómo aportar a la sociedad desde nuestras carreras. Por ello, nuestra Universidad promueve una serie de estímulos que apuestan por el desarrollo de los vínculos entre la academia y su entorno.

“No hay mejor época que la universitaria para poner a prueba los aprendizajes, equivocarse, pero siempre acompañados de un grupo de profesionales”, comenta Delilda Arenas, asistenta del Área de Formación e Investigación Académica de la Dirección Académica de Responsabilidad Social (DARS) de la PUCP. Esta unidad es la encargada de diseñar, promover y realizar iniciativas de responsabilidad social universitaria (RSU).

Claudia Chávez, coordinadora del Programa de Voluntariado de la DARS, explica de qué trata el enfoque RSU: “Es poder entablar desde la PUCP un vínculo de colaboración recíproco, para responder a necesidades, contextos y problemáticas. Donde, a la vez, los actores de la comunidad universitaria que se involucran en estas experiencias puedan aprender y devolver a la Universidad estos aprendizajes”. De esta manera, permite al estudiante acercarse a una realidad que, en algunos casos, la academia solo lo hace desde la teoría.

Así lo resalta Raúl Montoya Díaz: “Un aspecto que valoro es que este ha sido un espacio en el cual he podido desarrollar mis competencias como estudiante universitario y así poner en práctica los diversos temas discutidos en la aulas”. Él es estudiante de Antropología y miembro del grupo que participó con la iniciativa Fortaleciendo Identidades, ganadora del Cirse 2018. “Es importante recalcar la participación de los asesores, ya que nos brindaron consejos esenciales antes y durante la ejecución del proyecto”, agrega.

Para Camila Vásquez, estudiante de Comunicación para el Desarrollo, “haber tenido la oportunidad de hacer realidad lo que empezó solo como una idea ha sido una experiencia llena de aprendizaje y propósito”. Ella participó con la iniciativa Forjando Lazos Lectores, también ganadora del Cirse 2018. “Desde la planificación con distintos enfoques profesionales hasta la ejecución en una comunidad que tuvo siempre los brazos abiertos para nosotros, me dejó una sensación gratificante pero también muy retadora”, apunta.

El aspecto clave del enfoque RSU es el círculo virtuoso del vínculo: es un aprendizaje de doble vía. Este es el caso de Diego Díaz Acevedo, estudiante de Ingeniería Civil, cuya iniciativa Qali Uywa: codiseño y diálogo de saberes para enfrentar las heladas fue una de las ganadoras del Cirse 2018. “Impulsar el proyecto me ayudó a crecer personal y profesionalmente. Tuve la oportunidad de ver diversos puntos de vista de distintas especialidades, adquirir nuevos conocimientos técnicos y prácticos, aprender de los saberes locales de la comunidad, conversar sobre el día a día de los pobladores y buscar soluciones (con ellos y ellas) como un equipo”, señala.

Para Claudia Chávez de la DARS, este concurso se ha ido convirtiendo en una plataforma potencial para los grupos de estudiantes organizados que existen en la Universidad y que no cuentan necesariamente con un financiamiento permanente. “En la PUCP, existen muchos grupos cuyos temas de interés son diversos y pueden ser afines a la RSU, como medioambiente, educación, interculturalidad. Cada vez se presentan más grupos que ya tienen mapeado este concurso para postular y poder concretar parte de sus proyectos”, finaliza.

Para más información sobre cómo participar en el Noveno Concurso de Iniciativas de Responsabilidad Social para Estudiantes (Cirse), revisa la convocatoria de la DARS.