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Noticia

El turno de las ciencias

El Concytec aprobó el Programa Nacional Transversal de Ciencias Básicas – Atlas, a través del cual se invertirán S/ 402 millones, entre el 2016 y 2021, para impulsar las investigaciones en Biología, Física, Matemáticas y Química. En este informe, los investigadores de la PUCP que participaron en su diseño nos explican sus detalles.

  • Texto:
    Israel Guzmán
  • Fotografía:
    Víctor Idrogo

En la mitología griega, Atlas era un joven titán que, tras participar en una guerra contra los dioses del Olimpo, fue condenado por Zeus a cargar sobre sus hombros un pilar que mantuviese los cielos unidos y separados de la Tierra. Pero para los peruanos, en los próximos años, este nombre tomará un significado muy distinto. Y es que este es el nombre elegido por el Concytec para el Programa Nacional Transversal de Investigación Básica, aprobado el 31 de mayo, que apunta a tener un sistema dinámico, coherente y eficiente en investigación y producción científica en los cuatro campos de las ciencias básicas: biología, física, matemáticas y química.

“El programa toma este nombre, Atlas, debido a que las ciencias básicas son el principal pilar del desarrollo científico y tecnológico del país”, explica el documento. Por eso, aunque en principio se establece una inversión de S/ 402 millones durante seis años, se puntualiza que el marco general es de una proyección de largo plazo, “más allá de cada gestión de gobierno”, y que su actualización debe ser continua. De este modo, se empieza a reconocer la importancia de las ciencias básicas y de crear una cultura científica que las integre a la sociedad.

La importancia

“Actualmente, en el Perú, no se entiende en absoluto la importancia de las ciencias básicas”, dice el Dr. Alberto Gago, docente e investigador del Departamento de Ciencias (Sección Física), miembro del Comité Científico de Química y del Comité de Formulación del Plan Atlas. “La investigación básica, llamada también pura, busca incrementar nuestro conocimiento sobre la descripción de la naturaleza, sin el objetivo de tener alguna aplicación o beneficio social. Cuando apuestas por ciencia básica no sabes qué va a pasar, pero, definitivamente, en algún momento, va a tener un uso y un impacto importante”, señala, y da como ejemplos la creación de la world wide web, los rayos láser o las aplicaciones de radiación en terapias contra el cáncer, ninguna de las cuales hubiese sido posible sin investigación previa en ciencia básica.

Durante mucho tiempo, hemos vivido con la mentalidad, errónea, de que, siendo un país que no tiene tantos recursos, deberíamos invertir solo en ciencia aplicada. La ciencia aplicada es importante, sí, pero para poder desarrollarla es necesaria una base sólida en ciencias básicas que genere conocimiento, que forme a los investigadores de ciencia aplicada y a la gente que quiere hacer industria de alta tecnología. Incluso, si solo quisieras comprar equipos de última generación, necesitas científicos capacitados que te asesoren. Quienes hacen ciencia aplicada tienen que entrenarse con gente que hace ciencias básicas; y, en ciertos casos, quienes estudian o hacen ciencia básica pueden entrenarse y pasarse a ciencia aplicada. No puedes hacer tecnología de punta si no tienes gente que entiende la base de la tecnología y los principios con que funciona. No puedes hacer tecnología que cambie al país si no tienes gente que trabaje en ciencias básicas. Esa es la realidad”, explica Gago.

Trabajo de diagnóstico

El Dr. Alfredo Poirier, docente de la Sección de Matemáticas e integrante del Comité Científico de Matemáticas del plan Atlas, resalta el trabajo participativo, que empezó en mayo del año pasado. Entonces, el Concytec convocó a científicos representantes de las principales universidades e institutos de investigación para lograr consensos en torno al diagnóstico de la situación actual, la definición de las áreas que se quieren potenciar y las medidas dictadas para lograrlo.

“El documento parte de la premisa de que la manera en que somos mirados internacionalmente  es a través de la cantidad de publicaciones científicas que hacemos. Ese concepto es ligeramente falso, porque no solamente es cantidad, sino calidad, pero, dada nuestra situación, nos hemos orientado por mejorar la cantidad de publicaciones”, explica.

Ciertamente, el plan Atlas analiza la producción científica de las 21 universidades con programas de ciencias básicas en el Perú, entre 1980 y 2014. Al añadir los documentos indexados en la base de datos Scopus, suman 16,483 publicaciones –la PUCP ocupa el tercer lugar con 1,217 publicaciones–, 51% de las cuales pertenece al área de ciencias básicas. La comparación regional nos da una idea de nuestra realidad:  Colombia tiene 56,182 publicaciones; Chile 104,064: y Brasil totaliza 667,151.

Para Poirier, potenciar las ciencias básicas, en general, y las matemáticas, en particular, es indispensable para crear y consolidar una verdadera tradición científica. Un matemático, explica, tiene la formación requerida para desempeñarse en distintos campos de las ciencias básicas o de dar el salto hacia las ciencias aplicadas: realizaron buena parte de la programación y cálculos que llevaron al hombre a la Luna, y se desempeñan con envidiable destreza en el mundo de los cálculos financieros y operaciones en bolsa. “Por eso es que países de Europa, Estados Unidos y Canadá, todos ellos con mucha más tradición científica que nosotros, se preocupan por formar adecuadamente a sus científicos. Ser un estudiante de doctorado es un trabajo no mal pagado, que además es considerado una inversión por el Estado, por las universidades y por el estudiante mismo. Incluso, en la región, Brasil y Chile otorgan becas a tiempo completo. Lamentablemente, en nuestro país, ninguna universidad alcanza los estándares internacionales. Esto se debe a que hay un gran déficit en los recursos financieros y no tenemos tampoco la masa crítica en recurso humano para investigar”, señala.

En este sentido, el diagnóstico del plan Atlas es también bastante crudo: actualmente, el Perú tiene 841 doctores en las áreas de ciencias básicas: 486 en biología, 136 en química, 110 en física y 109 en matemáticas; lo que da un promedio de 25 investigadores con grado de doctor por millón. Estamos muy lejos todavía de los 429 doctores por millón, el promedio en países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD).

La Dra. Rosario Sun, docente de la Sección Química e integrante del Comité Científico de Química del plan Atlas, indica además que, antes de pensar en nuestras capacidades, se preocuparon por identificar nuestros problemas específicos. “Se establecieron cuatro puntos importantes: la débil articulación y normativa del sistema en ciencia básica, los limitados resultados de investigación científica, la insuficiente masa crítica calificada, y, siendo realistas, el bajo nivel de calidad de los laboratorios y centros de investigación”, enumera.

Proyectos organizados

Sin embargo, Sun también resalta el trabajo realizado para definir las áreas más importantes que orientarán el trabajo en cada campo de las ciencias básicas (ver cuadro). “Antes, cada investigador estaba aislado. La idea ahora es trabajar para llegar a una meta en conjunto, bajo objetivos que sean prioritarios para la gran mayoría. Sabemos que va a haber apoyo económico y logístico disponible, y ahora debemos formar redes para que haya más colaboraciones a nivel nacional e internacional”, resume.

Áreas temáticas de investigación definidas
Biología Biología molecular y celular; botánica; ecología y conservación; genética y bioquímica; microbiología e inmunología; parasitología; zoología.
Física Astrofísica; física computacional; física de materia condensada; física nuclear y partículas elementales; física médica; geofísica; física teórica.
Matemáticas Ciencia computacional; estadística y probabilidades; investigación operativa; matemáticas
aplicada; matemáticas pura.
Química Química ambiental; química nuclear; productos naturales; química orgánica; química inorgánica;
química de materiales; físico-química

Lo más difícil, coinciden nuestros docentes, fue pensar cómo orientar ciertas investigaciones hacia los cuatro desafíos nacionales que, bajo la lógica institucionalizada de establecer presupuestos por resultados, rigen la labor del Concytec: competitividad y diversificación industrial, salud y bienestar social, seguridad alimentaria, y ambiente sostenible. Si bien estos cuatro rubros están incluidos, el documento final resalta que se “deberá apoyar la investigación en ciencias básicas en temas que se encuentran en la frontera de la ciencia, los cuales podrían no encajar, de manera evidente, en alguno de los desafíos antes descritos”, y define presupuestos específicos para ambos tipos de investigaciones. «Definitivamente, el conocimiento es poder, y se refleja, sobre todo, en el poder económico de un país”, argumenta, para luego añadir que la investigación básica, sin fines aparentes, “no es de ninguna manera una ostentación; al contrario, es uno de los pasos necesarios a dar para poder llegar al deseado desarrollo tecnológico”.

Así, los proyectos de investigación vinculados con los desafíos nacionales recibirán S/ 116.1 millones de financiamiento, de los cuales casi S/ 21 millones son para proyectos semilla, con los que se asegura una ayuda a investigadores y entidades que no tienen todavía tanta experiencia.

Pero, a su vez, se destinarán S/ 93.5 millones para financiar 14 proyectos de investigación en las fronteras del conocimiento, lo que da un estimado de S/ 7 millones por proyecto. Un salto cualitativo sin precedentes por parte de la inversión estatal.

El recurso humano

“El conocimiento ahora está ahí, compartido. Si alguien produce algo, aquí o en China, lo van a conocer inmediatamente en Luxemburgo porque la cultura científica propicia su difusión. Pero para aprovecharlo necesitas también tener conocimiento. Solo la gente capacitada va a poder aprovecharlo y trabajar con él”, resalta Gago. “Necesitas científicos: gente de alto nivel acostumbrada a investigar, que trabaje y pueda usar ese conocimiento. Luego, necesitas que esos científicos tengan tiempo. Eventualmente podrían dictar, pero tiene que poder enfocarse en hacer ciencia, no en docencia ni labores administrativas. Para eso tienes que lograr valorar la carrera del científico, para que gane bien y esté motivado. Si tienes esos dos ingredientes, ya ganaste el partido en un setenta por ciento, porque hay muchas cosas que puedes hacer con presupuestos razonables en términos de laboratorios”, puntualiza.

Por su parte, Poirier enfatiza la necesidad de que la formación científica sea del más alto nivel en materias rigurosas y centros de alto prestigio internacional. “Afortunadamente, dentro de este programa, se está contemplando la posibilidad de poder contratar, de manera permanente, a científicos, no necesariamente peruanos, y también a peruanos que tengan cierta trayectoria”, señala.

Es así que se destinan S/ 71.9 millones en incentivos para la “atracción y retención de investigadores altamente calificados en ciencias básicas”, en los niveles de investigadores junior, investigadores senior y posdoctorados. Además, se aseguran S/ 43.5 millones para fortalecer programas de maestrías  y doctorados en ciencias básicas, S/ 20.6 millones para financiar 66 becas de doctorado en el exterior, y S/ 2.4 millones para 215 becas de pregrado para alumnos de excelente rendimiento académico.

Entre los otros grandes rubros, se ha contemplado la compra de 34 equipos de pequeño porte, de hasta S/ 200 mil cada uno; otros 34 de mediano porte, de hasta S/ 400 mil; y 16 equipos multiusuarios, de hasta S/ 1.5 millones. En total, S/ 47.1 millones en mejoramiento de equipos. De los S/ 402.8 millones, que representa la inversión total, S/ 19.8 millones deberían ser desembolsados en el 2016. Desde ahí, el incremento crecerá progresivamente cada año: superará los S/ 37 millones en 2017 y alcanzará los S/ 118 millones en 2021.

Gago añade que, para lograr formar un sistema de investigación eficiente, se tiene que consolidar también el sistema universitario, que es un ámbito de desarrollo natural para la investigación en ciencias básicas. “La inversión era necesaria y el plan de seis años es muy bueno para darle un impulso
que se desarrolle a largo plazo”, considera. Aunque advierte que “todos los ingredientes del plan Atlas tienen que ir juntos, porque, por separado, son insuficientes. Esta es una reforma estructural”.

Poirier, por su lado, señala que lo más importante es que el próximo gobierno honre este compromiso. “El Concytec es el órgano del Estado peruano responsable y esta no es una cuestión de gobierno, sino que se debe respetar a largo plazo”, dice. Aunque todavía no se conocen los detalles, el dinero saldría por convocatorias abiertas dirigidas a investigadores e instituciones. Es, por fin, la hora de fortalecer las ciencias.

En la web:

Revisa el documento completo del Plan Atlas.

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