El ingenioso caballero cabalga otra vez
Los 400 años de la segunda entrega del Ingenioso Caballero Don Quijote de La Mancha es motivo de más de un homenaje por parte de la PUCP. Especialistas de nuestra casa de estudios analizan esta obra y su trascendencia.
Texto:
Jonathan DiezFotografía:
Roberto Rojas
En 1916, Jorge Luis Borges escribió una carta a su amigo de escuela Roberto Godel: “Veo que estás entusiasmado con la segunda parte de El Quijote, que por cierto aventaja de mucho a la primera. La trama es más variada, los protagonistas están mejor estudiados y contiene capítulos magníficos”. El escritor argentino leyó El Quijote en su niñez y quedó maravillado con una novela infinita y hace énfasis en la segunda entrega. Este 2015, la Segunda parte del ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha llega a los cuatro siglos de existencia.
Con la publicación de la segunda parte, 10 años después de la primera, Miguel de Cervantes concluye su gran aventura literaria. La relación entre don Quijote y Sancho Panza se enriquece porque las necesidades de ambos se complejizan conforme va pasando el tiempo. Aunque Sancho sigue en la pobreza, emprende el camino al lado de don Quijote en busca de lo que más quiere: casar a su hija con un conde. El pobre hidalgo, inmerso en su locura ocasionada por las ficciones caballerescas, sigue rumbo al Toboso en busca de su amada Dulcinea, sueño que termina siendo eje y movimiento de toda la segunda parte de la novela.
Estrategia narrativa
¿Cuál es el lugar de una novela tan vasta como estudiada en el panorama literario mundial actual? La Dra. Carmela Zanelli, docente del Departamento de Humanidades, comenta que Cervantes ensaya con la segunda parte de El Quijote una estrategia narrativa muy diferente a la primera. Ya no hay capítulos que pasan de una aventura a otra, ni inserción de novelas interpoladas que, de cierto modo, siguen los cánones de las novelas de aventuras de la época, como Orlando furioso de Ludovico Ariosto. Según la profesora, Cervantes ensaya un sistema literario que se abre paso y que cada época interpretará según sus cánones: la novela moderna.
“Muchos críticos dicen que Cervantes es el creador de la novela moderna y creo que es así, pues, aunque ambas partes son dos mundos literarios diferentes, en la segunda ya hay un derrotero único. Cervantes deja la estrategia narrativa de la primera parte para darle paso a otra, que será la que prevalezca en el tiempo. Aquí se forma la ‘novela sin apellidos’, como la quería Cervantes. No es una novela pastoril, ni picaresca o de aventuras, es la novela a secas, donde se desarrollan las peripecias del hombre común, pobre, soñador, en busca de su derrotero único: el amor de Dulcinea, motor y sentido de toda la segunda parte de la aventura de don Quijote”, explica la especialista.
Sin duda, la segunda parte redondea y finaliza la aventura de la pareja quijotesca, iniciada en la primera. “En el fondo, El Quijote es una novela de la amistad. Este es el núcleo de ambas partes. Se habla mucho de la ‘quijotización’ de Sancho Panza y viceversa. En la primera parte, Dulcinea no aparece nunca, es decir, hay un personaje principal que no existe, que no aparece. Entonces, lo fundamental es la pareja ‘cervantina’ porque creo que don Quijote, en el fondo de su corazón, sabe que Dulcinea no existe. En El Quijote se puede ver cómo Cervantes ya ensayaba técnicas 400 años antes que grandes escritores, como Leon Tolstoi, luego desarrollarían”, explica la docente.
Novela de época
Tenemos al frente una novela infinita que nace de una época convulsa por guerras, violencia política y formación de imperios en Europa. De cierta manera, Cervantes es resultado del siglo previo de las guerras religiosas, y la formación de España como un imperio poderoso y baluarte de la ortodoxia. El escritor fue un soldado que se dio de baja y participó en las guerras mediterráneas –cuyo hito más importante es la batalla de Lepanto–; luego, fue parte de ejércitos en expediciones al norte de África, donde sufrió capturas y penurias. Cervantes vivió en carne propia el dolor de la guerra. Después de años, fue rescatado, regresa a España y se dispone a escribir El Quijote con el peso de la historia en su espalda.
Al respecto, el Dr. Carlos Gálvez, docente del Departamento de Humanidades, opina que la trayectoria personal del escritor es fundamental para entender el aspecto histórico de la novela como un documento de época, porque Cervantes, al servicio de la corona española, es testigo del crecimiento y crisis de un país que fue muy poderoso debido a las riquezas que llegaban de América. Según el historiador, Cervantes escribe justamente una novela con todos estos componentes, bajo el manto de un pasado idealizado y con la ácida crítica a una sociedad con grandes alardes internacionales, pero con una clase dominante risible. “Cervantes es un hombre que mira nostálgicamente la historia y el pasado. Hasta cierto punto los idealiza, hace críticas muy fuertes a la sociedad en la que vive, sometida a cambios dramáticos a todo nivel, sobre todo a las clases altas. Con El Quijote, Cervantes le toma la temperatura no solo a la España del siglo XVI e inicio del XVII, sino al temprano periodo moderno que ya se formaba en ese momento”, explica el profesor.
La vigencia de una novela infinita se mantiene intacta cuatro siglos después de su publicación. Las grandes obras literarias trascienden y se convierten en productos culturales que se enriquecen con el tiempo. Hay algunos iluminados que son capaces de advertir y mirar ciertas épocas con melancolía artística. Cervantes es, tal vez, el más grande de todos ellos.
Mira las actividades organizadas por nuestra Universidad por los 400 años de la segunda parte del Ingenioso Caballero don Quijote de La Mancha.
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