Costa Verde, los árboles de Magdalena y el debate por los últimos espacios públicos de Lima
Lima tiene múltiples problemas para disponer de los espacios públicos. Entre ellos, el debate de intereses para designar la finalidad principal de la Costa Verde, el conflicto por rescatar las pocas áreas verdes que quedan en la urbe y cómo se configuran las viviendas alrededor de la ciudad. El Dr. Shariff Kahatt, docente del Departamento de Arquitectura, comparte su análisis para cada caso.
Texto:
Solange AvilaFotografía:
Alonso Chero
Costa Verde: ¿desfogue o espacio público?
La Costa Verde está en debate, para muchos es una gran vía rápida que conecta los extremos de la ciudad y para otros es el último espacio público de Lima. Aunque no hay una declaración expresa sobre cuál es la función principal de esta zona, se percibe una preferencia por convertirla en una vía de alto tránsito. Kahatt considera pertinente decidir cuál debería ser la vocación de la Costa Verde, por lo que sugiere que la autoridad del Proyecto Costa Verde establezca un acuerdo con la Municipalidad Metropolitana de Lima para tener una visión coherente que se haga respetar.
Un aspecto que llama la atención del especialista es la construcción de puentes peatonales sobre los carriles de pistas. Ello significa que hay mayor preferencia por los vehículos que por los peatones. El docente sostiene que un puente es una vía adecuada para evitar accidentes donde no se puede dar prioridad al peatón, como la Panamericana, que es una vía de tránsito transnacional. Pero construir puentes en otras vías, como la Costa Verde, “no solo es anacrónico sino absolutamente incoherente, porque el dinero debería estar invertido en transporte público, ya que la estadística en Lima indica que solo la cuarta parte de la población utiliza transporte privado”, señala.
Más que inversión económica, Kahatt sostiene que la cultura cívica será indispensable para mejorar el transporte y la administración de los espacios públicos en Lima. “El desarrollo lógico de cualquier ciudad con pocos recursos y tiempo es priorizar la organización del transporte público interconectado, el cual requiere poca inversión pero mucha organización”, expresa. Después de ello, recién se podría pensar en construir las líneas del metro y obras más ambiciosas.
¿Más árboles o más carriles?
Por otro lado, se mantiene la disputa entre vecinos y miembros de las municipalidades por mantener o no las áreas verdes para la ampliación de carriles. Kahatt percibe una reacción positiva en la ciudadanía. “Poco a poco se dan cuenta de que la calidad de vida está asociada a estas pequeñas acciones y, eventualmente, actos como la tala de árboles van a dejar de suceder”, manifiesta.
El arquitecto entiende esta situación como parte del desarrollo que experimenta cualquier ciudad. “Ahora nos parece impensable eliminar una huaca. En los años 50 y 60 eran considerados terrenos disponibles para construir equipamiento público, pero ahora es un sacrilegio”, recuerda. Del mismo modo ocurría, y sigue ocurriendo, con los parques y otras áreas verdes, que son aprovechados por las municipalidades para instalar postas, mercados y otros servicios públicos.
El docente considera que la población se está dando cuenta de que esa costumbre ya no puede continuar y está dispuesta a defender sus espacios públicos. “Antes, para modernizarnos, estábamos dispuestos a dejar ir cualquiera de nuestros valores. Ahora no. En unos años, una sociedad más educada cometerá menos errores”, sostiene.
Sin embargo, hay otros casos que no han tenido éxito, como el proyecto Vía Parque Rímac. Según el docente, esta iniciativa se acercaba al principio elemental del diseño contemporáneo. “La infraestructura es un mal necesario, entonces hagámoslo de forma que beneficie directamente a la sociedad y pueda reducir el impacto ambiental que este proyecto genera: un parque”, indica.
Entonces, ¿cómo hacer espacios públicos en una ciudad?
Ante la evidente pérdida de espacios públicos, persiste la gran pregunta de cómo hacer “adecuadamente” una ciudad. Para responder a esta interrogante, Kahatt hace una revisión histórica, en la que observa cuatro unidades vecinales como parte de cuatro estrategias estatales orientadas al planeamiento de la ciudad. Sin embargo, las instituciones que velaban por estos objetivos fueron desapareciendo hasta que las sacaron de circulación definitivamente en el gobierno del expresidente Alberto Fujimori.
Posteriormente, se lanzó el proyecto “Mi Vivienda” que, según el especialista, tiene muchos aciertos pero no cuida la calidad ni el diseño del espacio urbano. “Es estrictamente un programa de crédito para compra de viviendas y dinamizar la economía, pero tiene como problema principal que no cuenta con un espacio de convivencia, no está conectada a la ciudad, ni se complementa con el espacio público”, critica.
Kahhat explica que, en la mayoría de países desarrollados, el espacio privado siempre tiende a ser más reducido, pero para compensar se ofrece un amplio espacio urbano y transporte público integrado. Sin embargo, señala que “los proyectos inmobiliarios venden la falsa ilusión de una ciudad dentro del edificio, pero esta propuesta se viene abajo cuando la gente no sabe convivir. Así queda claro que el espacio público nunca va a ser reemplazado por el espacio privado”.
Por más que se ejecute una buena propuesta, la historia demuestra que es necesario hacer seguimiento a los proyectos y al crecimiento poblacional. El docente indica que “debe haber decisión política y económica para hacer y administrar los espacios públicos. Por ejemplo, cuando se construye un colegio, los niños se hacen amigos, por consecuencia sus padres también”. De acuerdo con lo recomendado por el especialista, los arquitectos deben diseñar ambientes y servicios cómodos para se genere un espacio de encuentro y se puedan tejer nuevas relaciones sociales.
En el Sistema de Bibliotecas
Utopías construidas: las unidades vecinales de Lima
Fondo Editorial PUCP
Autor: Sharif S. Kahatt
Código: NA 9178.L5 K16
Biblioteca del Complejo de Innovación Académica
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