El tai chi chuan, o “puño absoluto del equilibrio”, según algunas traducciones, es un arte marcial de origen taoísta que, además de mejorar la condición física de quienes lo practican, desarrolla sus capacidades mentales. Sus movimientos pausados y fluidos, acompañados de una respiración relajada, pueden parecer sencillos a simple vista, pero ejecutarlos de manera correcta toma mucha preparación.

“El acondicionamiento del tai chi tiene que ver con el fortalecimiento de tendones y huesos, especialmente en las piernas, por eso es popular en personas mayores, pero estas mismas ventajas pueden ser aprovechadas por los jóvenes”, afirma Paul Jiménez, instructor de las sesiones de tai chi que, desde este semestre, se realizan de manera gratuita y continua en la PUCP.

“En la Universidad, enseñamos el tai chi chuan estilo chen, el más antiguo”, indica Paul, quien es también miembro de la Asociación Sudamericana de Chen Taichichuan Sistema Wang Xi’an (ASCTW). Este estilo destaca dentro de las cinco familias tradicionales por mantener posturas bajas y por combinar movimientos lentos con estallidos de energía que pueden ejecutarse a gran velocidad.

“La fuerza nace de la relajación”, sostiene Paul al explicar la fluidez de los movimientos en esta disciplina. “Como el ying y el yang, en el tai chi hay una armonía entre la suavidad y los cambios de ritmo. La suavidad tiene que ver con la conexión que uno debe alcanzar para conseguir la quietud en el interior del cuerpo”, señala.

“Aquí enfocamos el tai chi en tres aspectos: la meditación, las artes marciales y como método de prevención en lo referido a la salud. Los chicos pueden llegar con estrés por los cursos y exámenes, por lo que esto es como un refugio para que liberen la tensión, se relajen, aprendan a mejorar su respiración, concentración, y se sientan más animados y tranquilos”, sostiene.

ÁLVARO MENDÍVIL
Fac. de Ciencias e Ingeniería

Practica el tai chi desde el 2014 y, al año siguiente, participó en un Campeonato Mundial en donde obtuvo el primer puesto en la categoría de tui shou (combate) y el segundo en tao lu (performance). “Me gustó esto porque no es fácil, como dicen. Quedarte en las posiciones bajas te reta mentalmente. Además, he desarrollado bastante fuerza y agilidad, sobre todo en las piernas. En lo mental me ha ayudado con la ansiedad, me ha enseñado a que no todo debe ser rápido”, asegura Álvaro.

ESTER XICOTA
Instructora asistente y miembro de ASCTW

“Yo empecé a practicar porque estaba buscando una actividad que me hiciera trabajar el cuerpo en combinación con un trabajo meditativo. Me podía ir a un gimnasio pero no me atraía la idea”, explica. Ella señala que, a pesar de los dolores iniciales, desde que empezó a practicar el tai chi ha fortalecido mucho las piernas.

CARLOS MARCELO MENDOZA
Facultad de Ciencias Sociales

Una lesión lo alejó momentáneamente de las competencias de kung-fu, pero de esta forma llegó al tai chi. “Este me ayuda a desarrollar fuerza y a controlar mis emociones. Me funciona un montón porque las sesiones de entrenamiento me hacen ejercer fuerza y hacen que no esté tenso. Repensar los movimientos durante el día me ayuda a estar más calmado y a enfocarme mejor en clases o cuando tengo que leer”, indica.

Una sesión te puede ayudar a encontrar un estado de quietud en medio del estrés diario. ¿Te animas a intentarlo?

Las clases se realizan los martes y jueves, de 12 a 2 p.m., en la sala de danza del Coliseo Polideportivo. El ingreso es libre.