Desde los Estudios Generales Ciencias, a Aníbal le ha gustado calcular. Eso lo motivó a estudiar Ingeniería Civil, además de su capacidad para proyectar infraestructuras que se convertirán luego en realidades. Ambas habilidades combinadas dieron lugar a su proyecto de maestría en la Universidad de Mánchester: el reforzamiento de estructuras para resistir sismos.

Un país de alto riesgo sísmico con tanta infraestructura antigua, diseñada bajo normas también antiguas, es vulnerable y precisa protección. En el 2007, el terremoto más devastador que ha ocurrido en Perú en los últimos años dejó devastada a la ciudad de Pisco. Mucha infraestructura quedó dañada, y este caso es el que seleccionó Aníbal para realizar un estudio y obtener el grado de magíster de Ciencias en Ingeniería Estructural.

“Para ejemplificar toda esta problemática, me enfoqué en un caso específico: un puente ubicado cerca a Pisco. Este puente tiene 60 años de antigüedad y fue diseñado con métodos muy obsoletos, sísmicamente hablando. Lo que hice fue analizar por qué se había dañado y proponer un reforzamiento para que resista sismos de similar o mayor magnitud y, a su vez, cumpla con los requisitos de los puentes modernos”, explica el egresado de Ingeniería Civil de la PUCP.

Su especialidad se enfoca en lo estructural y la protección sísmica. Es así que ha planteado una solución plausible para ese puente, que podría ser replicada en casos similares. Mediante aisladores de caucho, Aníbal propone reforzar estructuras ya existentes para mantenerlas en pie durante un sismo. Esto en oposición a la opción de reconstruir el puente, que probablemente sería la más costosa de realizar.

«La opción que propuse fue reforzar las partes de concreto del puente. Si los pilares tienen una sección determinada, se debe aumentar las secciones y su refuerzo. Esto también tiene otro costo. Pero el refuerzo que yo propuse consiste en reemplazar solo las uniones entre pilares y el tablero por donde circulan los vehículos. De esta forma, en el lugar de estas uniones, se propone colocar unas flexibles, que son como unas almohadillas de caucho que desplazan horizontalmente la estructura. El daño que sufren las estructuras disminuye, y el costo sería solo el de las uniones y su instalación», cuenta el recientemente graduado.

Estudiar en Europa puede sonar inalcanzable para muchos estudiantes. Aníbal, sin embargo, motiva a todos a intentarlo aunque implique un poco de sacrificio. “Luego la experiencia es muy enriquecedora tanto en lo personal como en lo académico. Además contribuyes de alguna u otra forma con el país. Quisiera que más gente sepa que deben hacerlo ya. No se necesita ser un genio para estudiar en el extranjero, se necesita muchas ganas, dedicación y determinación”, comenta Tafur.

El magíster en Ingeniería Estructural da dos consejos más para quienes anhelen llevar estudios en otros países: el primero es aprender inglés, porque “abre muchísimas puertas”; el segundo es buscar becas, ya que existen diversas instituciones públicas y privadas que destinan millones de soles a la investigación y a las ayudas económicas.