Transformación social en Sacsamarca
Desde el año 2013, la DARS conduce diversas iniciativas que aportan a la transformación social en la comunidad ayacuchana de Sacsamarca. A inicios de noviembre, PuntoEdu acompañó a docentes y voluntarios a esta alejada zona rural para conocer el trabajo realizado con ellos.
Texto:
Fiorella PalmieriFotografía:
Héctor Jara
De lunes a viernes, Sacsamarca despierta a las 4 a.m. A esa hora se escucha, en toda la comunidad, el parlante con música –huaino o cumbia– y noticias locales, que son la señal perfecta para que todos aprovechen las primeras horas para trabajar en el campo. En noviembre, es temporada de siembra y, aunque todavía está oscuro, los comuneros acuden a ver sus cultivos de cebada o papa.
“Antes de salir, hacemos desayuno, avena y papita sancochada, segundito. Mientras hierve, voy a la chacra. Al retorno, mando a mi hijo al colegio. Luego veo mi ganado o la chacra, o preparo almuerzo para llevar a los peones que me apoyan. No tenemos horas de descanso, a veces nos toca regar por las noches”, dice la señora Soledad Huaccachi Auccasi. Aunque se define como “ama de casa”, realiza tareas de agricultora, ganadera, tejedora y comerciante, porque administra una pequeña bodega a dos cuadras de la plaza principal.
Mujeres con derechos
Soledad es una de las 24 mujeres que este año participaron activamente en Warmikunawan, iniciativa de la DARS que se desarrolla en Sacsamarca desde el 2015. A través de este proyecto, las participantes han aprendido técnicas útiles, como el teñido de la lana de oveja —principal insumo de la zona—, que les permite fabricar chompas, chullos, cartucheras, canguros, entre otros tejidos multicolores que elaboran con el acompañamiento de voluntarias PUCP y la asesoría de una artista plástica, y que venden en ferias locales y de Lima.
Para las comuneras, Warmikunawan representa mucho más que una capacitación técnica. Es el único momento en el que hacen un alto en sus quehaceres para dedicarse a sí mismas, producir algo creativo, conversar y empoderarse.
“En estos años, buscamos fortalecer la autonomía de las sacsamarquinas para que puedan expresar su opinión, organizarse y pensarse como grupo. En el diagnóstico del 2014 que realizó la DARS, vimos que –como secuela del conflicto armado interno– había mucha desconfianza entre ellas. En el taller, las señoras ocultaban sus trabajos para que las demás no se copien. Ahora se enseñan y se ayudan entre sí”, dice la Mag. Alicia Noa, asistente del Convenio Sacsamarca y magíster en Psicología Comunitaria por la PUCP. Ella, como quechuahablante y ayacuchana, desempeñó un rol importante en el proyecto al establecer vínculos con la comunidad.
“Antes nosotras decíamos ‘no puedo porque soy mujer’. Éramos humilladas, no estudiábamos y no nos desempeñábamos en instituciones, pero ahora nuestros derechos son reconocidos, estamos avanzando”, añade Soledad, a quien le gustaría integrar una asociación de mujeres.
La experiencia también ha sido transformadora para las voluntarias PUCP. Liz Sulca, alumna de la Especialidad de Escultura, sintió gran conexión con el trabajo con las señoras de Sacsamarca, razón por la cual hizo todos los esfuerzos para participar en esta iniciativa, que requiere disponer de varios días cada mes para viajar en bus toda la noche, adaptarse al clima y la altura, preparar talleres, y reorganizar las entregas de trabajos y otros deberes. “Espacios así son necesarios para cuestionarnos como estudiantes y futuros profesionales. El Perú es un país megadiverso, y para comprenderlo debemos iniciar diálogos y ampliar nuestros círculos. Me ha encantado ser voluntaria”, dice Liz.
Como jugando
Es viernes por la tarde y mientras un grupo de damas juega vóley junto a la plaza principal, sus hijos pequeños –entre los 2 y 12 años de edad— participan en los talleres de Como jugando, otra iniciativa que la DARS organiza mensualmente, durante un fin de semana, en el local municipal.
Yamil, de 11 años, hijo de la señora Soledad, asiste desde hace años a estas actividades atraído por la posibilidad de reunirse con sus amigos y aprender cosas nuevas. “Lo que más me gusta es el taller para reciclar. Me parece divertido transformar cosas de la basura en algo nuevo. En casa, también reciclo maceteros con mi mamá”, dice con timidez.
Estación de lectura
Con talleres como deportes, plastilina, reciclaje, entre otros, los diez voluntarios de Como jugando —la mayoría son estudiantes del pregrado en Educación en la PUCP— ponen en práctica sus habilidades para mantener el interés de alrededor de 65 niños, niñas y preadolescentes.
“Los niños son muy amorosos y también se distraen muy rápido (risas). Realizamos muchas actividades con ellos para que aprendan de manera dinámica. Ser voluntaria ha generado un impacto muy fuerte en mí. He trabajado en colegios particulares en Lima y no sabía cómo era la realidad de la zona rural. En el futuro, me gustaría trabajar en una escuela rural y ahora estoy más preparada”, dice Andrea Montero, alumna de la Especialidad de Educación Inicial.
Una de las estaciones más populares es la de lectura. “Los niños de Sacsamarca devoran las lecturas y los más pequeñitos piden que se les lea”, dice la Mag. Carmen Sandoval, docente del Dpto. de Educación, asesora pedagógica de Como jugando y mediadora de lectura, quien ha enseñado sus técnicas a los voluntarios para capturar la atención de los niños en los relatos, así como el interés por leer.
La docente ha implementado en Sacsamarca un sistema mensual de préstamo a domicilio que, a la fecha, cuenta con 80 libros que se guardan en una maleta roja en el municipio. “Cuando venimos, los niños nos devuelven los libros prestados, que volvemos a repartir hasta el siguiente mes. Hemos tenido muy pocas pérdidas”, señala Sandoval, a quien le gustaría fomentar que alguien de la misma comunidad tome la posta en la gestión de los préstamos.
Convenio Sacsamarca
Warmikunawan y Como jugando, así como la realización de documentales, la publicación de libros con la historia y costumbres de Sacsamarca, tesis e investigaciones sobre diversos aspectos de esta comunidad, forman parte del Convenio Sacsamarca, establecido para la realización de iniciativas de RSU entre el 2013 y el 2020. En este tiempo, el trabajo de la PUCP no solo ha aportado a la transformación social en Sacsamarca, sino en los aprendizajes adquiridos por docentes y alumnos en la comprensión del país.
“La PUCP ha ganado muchísimo con este convenio y realmente sentimos que ha sido un aporte valioso de la comunidad hacia la academia. En el 2018, la PUCP organizó un seminario dedicado a Sacsamarca y los comuneros fueron nuestros comentaristas. Los estudiantes han presentado investigaciones en congresos nacionales e internacionales. Se han realizado publicaciones, cursos, ponencias. Se ha creado un bagaje único en geografía, arqueología, historia, ingeniería. Todos los que han venido con la Universidad han transformado su manera de ver el mundo, la vida y conceptos”, dijo la Dra. Carla Sagástegui, docente del Dpto. de Humanidades y, hasta septiembre de este año, jefa del Área de Desarrollo Social de la DARS, responsable de la gestión del Convenio Sacsamarca.
Enfoque territorial
Tras seis años de aprendizaje en Sacsamarca, la nueva gestión de la DARS, a cargo de la Dra. Silvana Vargas, continuará el trabajo con la comunidad a través de un modelo de RSU territorial que implica involucrar a los sacsamarquinos residentes en Huamanga, Ica y Lima, así como a otras instituciones.
Además, se ha emprendido un proceso de sistematización de los logros y, a la par, uno de actualización de información en campo a fin de reconocer qué es lo que la población valora actualmente. Entre los resultados, se identificó la necesidad de potenciar el trabajo en aspectos productivos (como la agricultura o la ganadería), y abordar las dinámicas de movilidad y conductas de riesgo de los jóvenes.
Para hacer frente a estos retos, se han puesto en marcha tres estrategias iniciales: 1. involucrar a la Asociación de Residentes de Sacsamarca y Pallcca (anexo de Sacsamarca) en Lima, con énfasis en el trabajo con jóvenes; (2) fortalecer la participación de miembros de la comunidad PUCP en esfuerzos de RSU a lo largo de esta trayectoria territorial (Huamanga, Ica y Lima); y (3) promover un programa de voluntariado interuniversitario entre la PUCP, la Universidad Nacional Agraria La Molina y la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga.
Convocatoria para estudiantes
La DARS te invita a participar en el próximo Concurso de iniciativas de responsabilidad social para estudiantes (Cirse). Accede a las bases del concurso en dars.pucp.edu.pe y la fanpage, donde además se publicará la siguiente fecha de capacitación y charla informativa en RSU, que se realizará a fines de enero. Tienes tiempo hasta el viernes 14 de febrero del 2020 para presentar tu propuesta. Para más información, escribe a dars@pucp.pe
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Pedro Meléndez
Me parece interesante la experiencia en una comunidad rural de Ayacucho, dicho sea de paso azotado por la violencia política de aquellos tiempos de la década del los 80, junto con otras comunidades ayacuchanas. Bien por la DARS e la PUCP. Necesito contactar con los responsables de la DARS, soy ayacuchano antropólogo actualmente trabajo con comunidades campesinas de Huancavelica en una unidad minera, justamente en trmas de responsabilidad social y el apalancamiento del desarrollo comunal rural . Saludos