El tunche es un espíritu que ronda las partes altas silbando cuando alguien va a morir. Durante varias noches, recorre sus pasos y engaña solo a quien no logre notar que tiene un pie más pequeño que el otro. Silba entre los montes, y, a través del aire, hace llegar a una persona el mal presagio de su muerte. Esta historia forma parte de la tradición oral del pueblo Kichwa, ubicado en la región San Martín. Diecisiete mujeres de este pueblo viajaron, en representación de sus comunidades, a Lamas, Tarapoto, para participar en un programa de capacitación en el uso de diversas herramientas para su empoderamiento. El taller de capacitación en herramientas de comunicación con mujeres del proyecto Voluntaprensa, impulsado por el Departamento de Comunicaciones, integró este programa. Estudiantes de periodismo de la PUCP, encabezadas por la Mg. Margarita Ramírez, docente de dicho departamento, viajaron a la región como parte del proyecto.

El viernes 12 de agosto, Alejandra, Maira y Margarita van camino al nuevo local comunal donde será el taller. A pocos minutos de un castillo italiano medieval, termina la zona más urbanizada de Lamas. Entonces inicia un camino de arcilla amarilla rodeado de árboles verdes y casas de paredes amarillas también. Los postes de cableado eléctrico y alumbrado público indican que aún estamos en terreno habitable. De pronto, se detiene la secuencia de árboles y casas para mostrar un claro. En ese espacio surge una maloka, imponente, que de lejos parece estar vacía. Todavía sin saber si es este el lugar que buscan, se acercan para confirmarlo. “¡Sí, acá es!”, responden muy seguras Irma y Elena al verlas. “Ya regresa Miluska, ha ido a comprar”, se apresura a decir Meliza antes de que logren decir algo más. Ya las estaban esperando.

En efecto, están buscando a Miluska Elguera, antropóloga y especialista social del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP) en la región San Martín. Esta edición del proyecto, que ya antes visitó Cuzco y Puno, se desarrolló en coordinación con ella como representante de la institución aliada. Meliza, Irma y Elena son tres de las mujeres que, como sus compañeras, llegaron al punto de reunión luego de horas de viaje desde sus comunidades: Shukshuyaku, Anak Shuruyaku, Morillo, Panjui, Wayku y Alto Shuruyaku.

El local comunal del Consejo Étnico de los Pueblos Kechuas de la Amazonía tiene el techo alto y hecho de palmas. Una estructura compleja designada tradicionalmente para las prácticas medicinales y religiosas, ahora alberga un taller de fortalecimiento de mujeres indígenas. Luego de un recorrido por los aportes de las mujeres peruanas a lo largo de la historia, inició el taller de comunicaciones del proyecto Voluntaprensa.

¿Cómo contar la realidad con los recursos de las narraciones orales kichwas? Este taller se propuso transformar un elemento tan cotidiano en una comunidad, como el tunche, en un recurso para comprender cómo se estructura un mensaje claro, para, así poder transmitirlo a otras mujeres, a otros miembros dentro de su comunidad o fuera de ella.

Al ritmo de los aplausos, todas juntas repiten las preguntas: ¿qué?¿quién?¿cómo?¿cuándo?¿dónde? Entre palmas, reconocen en las historias compartidas las mismas preguntas que un periodista usa para armar el lead que encabeza la noticia. Esas mismas preguntas ayudan a construir mensajes comunicacionales directos para difundir qué sucede al interior de sus comunidades y qué proponen para solucionar sus problemas.

Emociones

“Se trata de conectarse desde la emoción. Conectadas desde ahí, las distancias culturales comienzan a desvanecerse. Si eres capaz de reconocer las coincidencias, encuentras aspectos emocionales comunes relacionados, por ejemplo, a la maternidad, la relación de pareja, las presiones sociales sobre nosotras”, explica Margarita Ramírez, coordinadora de este proyecto, quien cuenta que ha viajado por casi todo el Perú. Sin embargo, solo ahora, y a través de este proyecto, tiene la oportunidad de compartir conocimientos con mujeres de otras regiones del país. Para ella, esta actividad se enfoca más en recibir que en dar información de forma unilateral. Este taller, como los anteriores de Voluntaprensa, configura un espacio propicio para compartir conocimientos en un “ida y vuelta” entre estudiantes de comunicaciones de la PUCP y diversos actores sociales.

Las voluntarias

Maira Flores y Alejandra Baluarte fueron las estudiantes de periodismo de la PUCP seleccionadas para ser parte del proyecto este año. Maira nunca antes había manejado un grupo y temía no lograr conectar con las participantes del taller. “A veces, estamos tan acostumbrados a nuestra pequeña burbuja que nos olvidamos totalmente de que, en otras partes de nuestro propio país, la situación es totalmente distinta”, resalta la estudiante de décimo ciclo sobre la importancia del taller para su formación como periodista.

Al cierre

Aún es posible recordar los gritos de gol desde la tribuna improvisada a la sombra de la maloka. Un niño de dos años no deja de clamar el gol que su tía ha anotado. Una vez terminado el trabajo, las voluntarias y participantes del taller juegan fútbol bajo el abrasador sol de, por lo menos, 30°C. Ahí, en la cancha, compartimos el calor, la emoción y la adrenalina de un partido. Ahora ya todas somos ‘ñañas’. Así llama una mujer kichwa a otra para decirle ‘hermana’.

El proyecto Voluntaprensa

Voluntaprensa ha evolucionado desde su creación en el 2013. Ha pasado de propiciar la interacción entre estudiantes de periodismo de distintas regiones a promover espacios para compartir entre estos estudiantes y mujeres líderes indígenas de los Andes y de la Amazonía. Su principal objetivo es promover un espacio para compartir conocimientos e intercambiar experiencias en el desarrollo humano entre estudiantes de últimos ciclos de periodismo y la sociedad civil. Para cumplir este propósito, desarrolla talleres sobre temas relacionados con el periodismo y las comunicaciones.