Rodolfo Hinostroza: compromiso desde la vida con la palabra
Más de cincuenta años después de la publicación de su primer poemario, Rodolfo Hinostroza deja un gran legado para la poesía peruana y latinoamericana. Desde la narrativa y la crónica, hasta la astrología, Hinostroza se desempeñó en diversos campos, pero será recordado por ser, fundamentalmente, un gran poeta. Luis Chueca, docente del Departamento de Humanidades, describe las principales características de la obra del poeta peruano recientemente fallecido.
Texto:
Sharún GonzalesFotografía:
Andina
Cuba de los años sesenta recibió un contingente importante de escritores e intelectuales latinoamericanos. Entre ellos, se contaba a Javier Heraud y Rodolfo Hinostroza. Aún jóvenes, recibieron la invitación a formar parte de la guerrilla cubana. El romántico Heraud aceptó e Hinostroza, fiel a sus convicciones (cuestionaba al poder), prefirió distanciarse de esa lucha. En ese contexto se publicó su primer libro, Consejero del lobo. Desde entonces, Hinostroza sería identificado como uno de los poetas más influyentes de Latinoamérica durante la segunda mitad del siglo XX.
Su siguiente libro, Contra natura fue publicado en 1971, luego de que Hinostroza viviera en mayo de 1968 en Francia. Se trató de una recopilación de algunos de sus poemas ya publicados junto a otros nuevos. Su último poemario en salir a la luz fue Memorial de Casa Grande, en el 2005. “Si comparamos cada uno de sus libros entre sí, en realidad estamos ante propuestas del lenguaje bastante distintas”, comenta Luis Chueca, especialista en poesía peruana y latinoamericana.
Sus dos primeras obras estuvieron más marcadas por un contexto de cambio, pues al autor le tocó vivir tanto en Cuba como en Francia. “De algún modo, también dialoga intensamente con esa época, la cual está formada por años de muchos cambios en términos sociales, políticos, de comportamiento, sexuales, de todo tipo. Se trata de una poesía que se relaciona con la necesidad que tenía de sentirse en su tiempo. Por ello, su lenguaje cambió mucho”, señala el doctor en Literatura antes de atribuir a dicha situación las diferencias entre los dos primeros libros de Hinostroza y el tercero escrito en Perú.
Algunos plantean que, por ejemplo, Contra natura, es un libro fundamental para entender la poesía a partir de los años 70 en toda Latinoamérica. “Esta obra destacó por su trabajo con estructuras no lineales, con una serie de expresiones que no tienen posibilidad en absoluto de ser traducidas a otros registros. Por el contrario, tienen que plantearse con esos signos, con esas formas, con ese desplazamiento en el papel, con esa dinámica. Todo eso compone una manera de hacer poesía”, destaca.
Memorial de Casa Grande tiene un lenguaje completamente distinto. Todo ese lenguaje experimental presente en Contra natura desaparece. Es un libro trabajado desde un registro de memoria con un lenguaje más sencillo. A diferencia de sus dos primeros libros, este último acude al lenguaje peruano y a los peruanismos de forma constante.
La poesía en los años 60 en el Perú y en Latinoamerica, en términos generales, es una poesía que marca una serie de modificaciones con relación a la poesía anterior. Antonio Cisneros, Mirko Lauer, Marco Martos, Luis Hernández e Hinostroza formaron parte de un momento de refundación en la poesía peruana contemporánea, con una propuesta que se distanciaba del tiempo de José María Eguren o César Vallejo.
La poesía peruana de los sesenta se caracterizaría por ser conversacional. “Es una poesía que resulta más familiar. Trabaja con una serie de niveles y registros muy diversos, registros que apelan a los usos periodísticos a las ciencias sociales, a los propios registros líricos, más vinculados con lo emocional, a lo narrativo, lo dramático, todo eso entra en el poema pero con un cuerpo general de familiaridad”, explica Chueca. Hinostroza, pese a estar inscrito en ese marco conversacional, no dejaría ver ese elemento en sus primeras obras donde hay “una mayor dosis de oscuridad en sus textos”.
Otro elemento que puede destacarse de esa poesía es un cambio de referentes. Si antes las principales referencias provenían de España o de la Europa continental, a partir de los sesentas las referencias fundamentales se tornaron anglosajonas. “Sobre todo a partir de las vanguardias o de lo que se conoce como el modernismo y que tiene que ver con poetas como Eliot y Pound”, menciona.
“Lo interesante en el caso de Hinostroza, es que fue fundamentalmente poeta, pero no solo escribió poesía. Escribió también narrativa, teatro, crónicas, se dedicó a la astrología profesionalmente. Fue el primero que comenzó a hacer horóscopos por computadora y cartas astrales, como trabajo. También fue el primero que en escribir sobre cocina peruana. Hay una serie de campos interesantes en que se desarrolla la obra de Hinostroza. A él le parecía que su preocupación de poeta le abría la posibilidad de abordar todos esos campos. Esa era su visión integral de la poesía, su gran mirada del mundo”, recuerda Chueca para luego destacar su compromiso desde la vida con la palabra hasta sus últimos días.
Puedes encontrar en la Biblioteca PUCP los siguientes libros de Rodolfo Hinostroza:
- Contra natura – PQ 8498.H56 C 2002 (Tercer piso de la Biblioteca Central)
- Consejero del lobo – PQ 8498.H56 C6 (Biblioteca Central)
- Nudo Borromeo – PQ 8498.H56 N (Tercer piso de Biblioteca Central)
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