Perú es uno de los países con una mayor diversidad en vegetación. Sin embargo, esta se enfrenta a un sinnúmero de situaciones adversas. El Instituto de Ciencias de la Naturaleza, Territorio y Energías Renovables (INTE-PUCP) atiende, desde distintos proyectos, estas problemáticas. Una de ellas, se encuentra en las zonas altas de la Reserva Nacional del Manu, en Cusco. A 3,600 m s.n.m., el bosque deja de crecer para dar paso al pajonal y está comprobado que el cambio climático obliga a los árboles a desplazarse en elevación. Esto llevó a la Dra. Norma Salinas, docente del Departamento de Ciencias, a investigar si era posible que estas plantas lograran avanzar en su desplazamiento hacia el pajonal.

La investigadora sostiene que las plantas podrían crecer si se facilitan las condiciones. En primer lugar, evitar los efectos negativos de fuego y pastoreo y comprobar que las plantas preexistentes en el pajonal pueden ofrecer sombra y humedad para que nuevas plantas puedan desarrollarse.

Impacto social

Uno de los experimentos consiste en recolectar pequeñas plantas para ser cuidadas en un vivero en el distrito de Pilco Grande, Paucartambo, para luego reubicarlas cerca al límite arbóreo. “Este es un proyecto con impacto social importante. Ahora se busca impactos multidimensionales en los financiamientos. Podemos ver la integración de este trabajo dentro de una relación con la comunidad de Pilco Grande, por ejemplo”, refiere el Dr. Eric Cosio, docente del Departamento de Ciencias y miembro del proyecto.

Esta investigación también fue pertinente para la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) como parte del programa PEER en asociación con el Dr. Miles Silman de la Universidad de Wake Forest CN-USA. La organización calificó el proyecto como muy competitivo y de alta prioridad, y se le otorgó el financiamiento. Para evaluar su desarrollo, enviaron a la Dra. Anjali Kumar, consejera de investigación, y la Dra. Marion Adeney, asesora regional de Ciencia y Medio Ambiente para Sudamérica.

El sábado 23 de julio, las investigadoras, junto con la Dra. Salinas, el Dr. Cosio, Darcy Galiano y Percy Chambi llegaron a Paucartambo, donde se encuentra el vivero. “Hay muchos factores ambientales y antrópicos que dificultan el crecimiento de las plantas. Previamente había ganadería en la zona alta y la gente creía que para crear más pasto para el ganado era mejor prender fuego, quemando también parte del bosque, haciéndolo retroceder después de largos años de lento crecimiento”, explica la Dra. Salinas.

Ese mismo día, el grupo llegó hasta el Manu para conocer las parcelas y el estado actual del bosque. En este proyecto se utilizan tres tipos de sensores (data logger) para evaluar la temperatura, la humedad y la radiación a las que están expuestas las plantas. “La visita sirve para confirmar que vamos por buen camino. Este es un trabajo pionero y una evaluación siempre da aliento para continuar”, comenta Salinas.

Un vigilante en el bosque

Dos días después, la comisión llegó a lo más alto de la torre de monitoreo de gases invernadero que opera la PUCP en la Reserva Nacional Tambopata en Madre de Dios desde el 2012. Esta es una estructura metálica de 45 m de altura y es parte del proyecto liderado por el Dr. Eric Cosio. Además, está equipada con sistemas automatizados de colección de datos meteorológicos, de radiación solar, de monitoreo de flujos netos de carbono y de energía entre la atmósfera y el bosque amazónico.

Estos sistemas de medición corresponden a un trabajo de diversas instituciones que incluyen a la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los EE.UU. (NOAA), la Universidad de Valencia, las universidades de Leeds y Edimburgo del Reino Unido y el Instituto Max Planck de Ecología Química de Alemania. “Esta es una gran cooperación. Todos comparten la información recolectada. Eso es muy importante para conocer los problemas relacionados con el cambio climático y cómo las actividades humanas afectan al ambiente”, destaca Kumar.

En efecto, la torre sigue atrayendo más proyectos. Uno de ellos es liderado por el Ing. Luis Suárez, del Instituto Geofísico del Perú (IGP), que instalará un sistema de medición de aerosoles y conexión a internet en la torre, con financiación de PEER y la Universidad de Colorado. “Coincidimos en que es necesario mejorar las capacidades de monitoreo continuo de contaminantes atmosféricos y su sistema de telecomunicación. Así tendremos mediciones en tiempo real”, comparte Suárez.

El investigador también cuenta con el apoyo del Dr. César Córdova, del Grupo de Telecomunicaciones Rurales PUCP. Ambos aprovecharon la oportunidad para evaluar la calidad de la señal telefónica e internet.

Esta visita internacional ha dejado a los investigadores motivados a continuar y optimizar sus proyectos gracias a la cooperación de diversas organizaciones. Así los aportes perdurarán en el tiempo; y esperemos que los bosques, también.

El compromiso internacional de PEER y USAID 

PEER es un programa de la Academia Nacional de Ciencias de los EE.UU. (NAS) que, en conjunto con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), evalúan propuestas para integrar proyectos regionales de investigadores en Asia, África y Latinoamérica con proyectos de investigadores americanos de temática similar. Se elige los proyectos más competitivos en función a las necesidades más urgentes en cada país participante. Por ejemplo, en Perú, uno de los temas de mayor prioridad es el de medio ambiente. Los proyectos son financiados conjuntamente por USAID y NAS.