Camino a la segunda vuelta
Antes de las elecciones, PuntoEdu recogió opiniones sobre el desempeño de los candidatos presidenciales durante la primera etapa de la campaña y los ajustes que deberían hacer para pasar a la segunda vuelta.
“[Keiko Fujimori] Tiene que ganar votantes de centro e indecisos”
Dr. Martín Tanaka, politólogo y docente del Departamento de Ciencias Sociales
Keiko Fujimori ha sido muy constante, disciplinada, ordenada y coherente en una estrategia de campaña en la que lleva cinco años. Todos asumieron rápidamente que ella iba a quedar primera, lo que le ha permitido tener un primer lugar consistente. Recién durante las últimas semanas despertó el antifujimorismo y ella, para contrarrestarlo, firmó públicamente ese compromiso al final del debate.
Mientras que en el 2011 Keiko sacó en primera vuelta 23% de votos válidos y logró trepar en segunda hasta 48%, ahora parte de una cifra que estaría cerca al 40%. Sabe que no va a convencer a los antifujimoristas, pero creo que la gran lección que sacó del 2011 es que tiene que ganar votantes de centro e indecisos. Tiene que reforzar el mensaje de que ella representa la continuidad de las cosas buenas que ocurrieron en los noventa y hacer un deslinde muy fuerte de las cosas malas.
El tipo de polarización va a ser muy diferente, dependiendo de con quién le toque competir. Si es Mendoza, los cortes son mucho más nítidos: desde economía hasta defensa de los derechos humanos. Con Kuczynski, el tema económico sería secundario porque comparten la misma visión. Mientras que PPK trataría de capitalizar el antifujimorismo, Keiko seguro se situará como una mujer joven que encarna la renovación, y describirá a PPK como alguien mayor y vinculado a muchos gobiernos de partidos tradicionales.
“La intención de voto de PPK es una línea horizontal”
Dr. Fernando Tuesta, politólogo y docente del Departamento de Ciencias Sociales
Si uno evalúa el último medio año, Pedro Pablo Kuczynski no ha crecido nada. Tiene un problema de falta de conexión: es visto como una persona distante, en términos de identificación, y de derecha, pese a sus esfuerzos de moverse al centro. Su plancha presidencial y su lista lo pintan como un candidato de élite. El cambio es la palabra clave y él da la imagen de continuidad. Su voto tiene mucha concentración en los niveles socioeconómicos A y B, muy poco en C y disminuido, ostensiblemente, en D y E; y está más presente en Lima y en zonas urbanas. Con Mendoza –su rival directa para pasar a segunda vuelta– sucede justamente lo contrario. En los últimos meses, la intención de voto de PPK es una línea horizontal, mientras que la de Mendoza es, desde febrero, una pendiente en ascenso.
Si hay un enfrentamiento en segunda vuelta entre Keiko y PPK, va a tener que correrse al centro. Recibiría automáticamente los votos antifujimoristas, del centro y de los liberales. Pero va a tener problemas. Recientemente apoyó la marcha del 5 de abril, pero en la primera vuelta buscó un cierto apoyo del fujimorismo cuando, en reiteradas ocasiones, dijo que firmaría una ley para que presos, como Fujimori, tengan arresto domiciliario. Y, sobre todo, le recordarían que apoyó a Keiko en el 2011. Seguramente dirá que lo hizo porque era preferible a otro candidato, pero la apoyó con tanto entusiasmo y amplitud que eso le sería perjudicial ahora.
“[Verónika Mendoza] Va a tener que negociar con el fujimorismo o con PPK”
Mg. Rosa María Palacios, periodista y docente del Departamento de Comunicaciones
La campaña de Verónika Mendoza ha ido de menos a más. Empezó con un discurso muy rígido y de ONG, con un lenguaje más propio de una estudiante de ciencias sociales que de una política, pero ha aprendido a conectarse en el discurso y a ser rápida en sus respuestas. Le favoreció mucho la entrevista grupal con Aldo Mariátegui y Mijael Garrido Lecca porque los dejó en ridículo ante un público nacional, con lo que demostró que podía contestar con rapidez y hablar varios idiomas. Teniendo otros contrincantes de izquierda, como Gregorio Santos, ella ha quedado más hacia el centro izquierda y tiene altas probabilidades de estar en segunda vuelta.
En el supuesto de que pase a segunda vuelta, tiene que ampliar su base de votación. El problema es que en su plan de gobierno no se dicen muchas cosas que sí están diciendo sus voceros del plan económico y los votantes no saben de quién guiarse. Tiene que haber unidad en el equipo y en los mensajes, y los mensajes tienen que ponerse al centro. Ella podría tener un gobierno muy radical de izquierda o un gobierno en el que, sin mayoría en el Congreso, la boicotearán sistemáticamente. Si quiere construir una mayoría en el Congreso, va a tener que negociar. Le será fácil hacerlo con Acción Popular y, tal vez, con algunos de Acuña, pero le va a ser imposible con Alianza Popular, por lo que va a tener que negociar con el fujimorismo o con PPK.
“Su estilo de político [de Alfredo Barnechea] intelectual resultó novedoso”
Dra. Paula Muñoz, socióloga por la PUCP y docente de la Universidad del Pacífico
Barnechea introdujo, exitosamente, las ideas y el debate en la campaña. Contra lo que se esperaba, su estilo de político intelectual resultó novedoso y atrajo a un sector importante de votantes insatisfechos con la oferta existente. Ocupó un espacio de centro reformista que andaba muy descuidado en el Perú y que recupera la tradición del primer Acción Popular. También asoció su discurso a la historia y a un símbolo de su partido –la lampa–, en un país que desprecian a los mismos. Todo hace indicar que, gracias a Barnechea, AP tendrá una bancada relevante y que si se mantiene liderando el partido, podría contribuir a renovarlo y fortalecerlo. No logró más por diversos problemas. Su campaña comenzó tarde y fue comparativamente modesta. Su lista al Congreso es poco atractiva y, salvo Augusto Rey, presenta muy poca novedad. El candidato tuvo claros límites para conectar con sectores populares. No contó con voceros suficientes y su equipo técnico terminó reforzando la imagen de un partido añejo: demasiados varones limeños de mucha edad en una campaña donde el electorado buscaba renovación. Hace dos semanas, una serie de errores, magnificados por la prensa, terminaron mostrando estas limitaciones. Ya era muy difícil que llegue a la segunda vuelta, pero, de hacerlo, tendría que, urgentemente, buscar nuevos rostros para su equipo técnico y mejorar su estilo de comunicación hacia los sectores populares.
“El anti-Alan lo aplastó”
Dr. Eduardo Dargent, politólogo y director de la Maestría en Ciencia Política y Gobierno
No es sorpresa que a Alan García le haya ido mal en la elección, pero sí que le haya ido tan mal. Si en diciembre me decían que García terminaría con 5% o 6% de intención de voto, no aceptaba. El mito del García que remonta hizo que demorásemos en reconocerlo, pero ya hace un par de meses solo deambula por la campaña. ¿Qué pasó? Por un lado, cargaba con la impopularidad de su gobierno, en el cual se situó más a la derecha de lo que prometió. Sus buenos resultados electorales (1985; 2001; 2006) siempre lo tuvieron al centro, pero optó por ser conservador. Y no a medias: fue arrogante. “El perro del hortelano” será recordado como uno de los textos más conservadores de un presidente en ejercicio. Las denuncias de corrupción y los narcoindultos hicieron su parte en el desprestigio. Cayó desde el inicio de la campaña y, al plan de demoler a PPK para pelear con Keiko en segunda, se fueron sumando tantos rivales por demoler que perdió la cuenta. Todos sus intentos por conectar con el electorado fracasaron: shock de inversiones, militarizar la seguridad, FestiAlan, promesas a grupos particulares. Para colmo, en una elección marcada por la novedad, apostó por aliarse a un PPC también con olor a añejo. Quedará la duda de si, dadas estas condiciones, pudo ser otro el resultado, si tenía espacio para moverse al centro y lograr una posición más decorosa. La verdad, no creo: el anti-Alan lo aplastó. ¿Qué se viene tras el fracaso? Esa pregunta –si quedan líderes en el partido– es más para el APRA que para García.
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