Aquitectura peruana para el mundo
Por primera vez en la historia de la Bienal de Arquitectura de Venecia, un proyecto de arquitectos peruanos es presentado en la exposición principal. Se trata del aulario que nuestros docentes Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse idearon para la Universidad de Piura.
Texto:
Miguel Sánchez Flores
Freespace o “espacio libre” fue el tema planteado este año por las curadoras Yvonne Farrell y Shelley McNamara para la tradicional Bienal de Arquitectura, que se realiza cada dos años en Venecia. Con este concepto —que indaga en la generosidad adicional que otorga la arquitectura en cualquier espacio—, las encargadas convocaron a 71 arquitectos y arquitectas de todo el mundo para exponer sus proyectos en el tradicional Arsenal de la ciudad italiana.
Entre los seleccionados, quienes para las curadoras eran los que mejor expresaban el concepto de Freespace, destacan nuestros docentes de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la PUCP Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse. Sin duda, un gran logro para la arquitectura peruana, si se toma en cuenta que se trata de la primera vez que un proyecto de arquitectos peruanos se presenta en la exposición central.
CONTINUIDAD DE LOS BOSQUES
El proyecto ideado para la Universidad de Piura, sede Piura, es un edificio genérico de aulas en su campus. “Es un área rodeada de algarrobos. Se trata de un espacio libre, con calidad de luz natural, circulación de aire, sombras y brisas”, explica Crousse.
El objetivo, nos dicen, era proponer una nueva tipología para edificios educativos, que no solo estén conformados por espacios de aulas y corredores; sino que se otorga también áreas de importancia para los lugares de encuentro, lo que los convierte en espacios de aprendizaje informal y de comunidad. “La intención también era ofrecer condiciones óptimas para el desarrollo de los estudiantes y para la continuidad de la sombra del bosque seco, a través del edificio”, subraya Barclay sobre el Aulario, diseñado también como un refugio para casos de desastres naturales.
LUCES Y SOMBRAS
Para la Bienal, la pareja de arquitectos decidió, más que mostrar los planos y la maqueta del edificio, presentar los materiales que sirvieron para construir el edificio. Es así que llevaron seis piezas de encofrado de celosía, que protege el edificio, y el encofrado de la banca de concreto que permite también que los alumnos se encuentren fuera del entorno de clases. “Lo que queríamos en la exposición era además filtrar la luz veneciana y, a la vez, proyectar la luz de Piura con un plano fijo del edificio sobre una de las paredes”, señala Barclay en referencia a la proyección de un plano fijo que muestra el paso del tiempo del espacio central del Aulario, el cual se transforma constantemente por la luz que viene y va en distintas horas del día.
Este año, la novedad ha sido la luz. Es la primera vez que los curadores permiten abrir las ventanas del Arsenal. “Nos pareció una oportunidad para utilizar la luz natural porque pensamos que va en contracorriente, porque cada vez más las exposiciones quieren resolver todo con luz artificial. Queríamos que la luz natural no solo esté presente sino que sea esencial para la propuesta”, señala Crousse. Y agrega: “Para nosotros, era importante hacer participar a la luz de nuestro proyecto, además de ofrecer un espacio vacío, donde la gente puede descansar, recibir luz natural e incluso recargar sus baterías”.
ESPACIO DE ENCUENTRO
En la propuesta de los arquitectos peruanos está presente la reflexión sobre el espacio de encuentro que puede ser de dominio público (plazas, museos, parques) y también espacios privados, como los de una universidad. Sobre esto, Crousse resalta que lo importante es que estos espacios pueden generar nociones de ciudadanía. “El espacio de encuentro te permite estar al lado de una persona que es distinta a ti y con la que puedes entablar un diálogo. Creo que es lo que más necesita el Perú”, señala el docente.
Para el decano de nuestra Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU), Reynaldo Ledgard, el proyecto es importante en tanto se vincula con los valores que la PUCP inculca a sus alumnos. “Destaca la pertenencia a un lugar, la arquitectura moderna y pública que trasciende lo utilitario”, comenta. Y añade: “El proyecto es importante en tanto presenta a la arquitectura como una disciplina que busca formar comunidad y convivencia a partir de espacios compartidos”.
ORGULLO
Sobre su participación, los docentes PUCP dicen sentirse orgullosos de ser los primeros peruanos en ser invitados a la exposición central, y destacan el apoyo que les ha dado nuestra Universidad y otras instituciones en todo momento.
Asimismo, también recuerdan que la arquitectura, como disciplina, es una profesión difícil que exige una pasión y que rinde frutos con el tiempo. “Les diría a los alumnos de la PUCP que sean genuinos, que hagan lo que consideren que hay que hacer y que sean perseverantes, porque esto no viene de manera instantánea. Se necesita trabajo, dedicación, cultura, cosas que se adquieren no solo en las clases, sino viendo, dibujando, tomando fotos y sobre todo aprendiendo a observar”. Finalmente, Barclay coincide y añade la importancia de tener una disposición para entender al otro: “Es necesario ponerse en el lugar de los otros, sobre todo de quienes van a usar ese edificio. Si tenemos esa conciencia permanente, la de poner como principal preocupación al ser humano, las decisiones que tomaremos tendrán esa sensibilidad”.
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