Aldo Panfichi es elegido vicepresidente de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA)
El doctor Aldo Panfichi, docente del Departamento de Ciencias Sociales, acaba de ser designado vicepresidente de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA), luego de 26 años de ser un activo miembro de la prestigiosa asociación. Él nos cuenta lo que representa dirigir la organización que lo vio crecer profesional e intelectualmente.
Texto:
Alejandra YépezFotografía:
Roberto Rojas
Cuando Aldo Panfichi era estudiante de doctorado en Nueva York, a comienzos de la década de 1990, LASA era ese congreso anual donde podía darse el lujo de escuchar todo el día a los intelectuales más brillantes de su época. Luego de casi tres décadas, Panfichi es una de las cabezas que dirige la asociación.
El camino ha sido arduo para aquel doctorando a quien le dolía el estómago cuando presentaba sus primeros paneles en inglés. “No podías llegar a improvisar. Parte de hacer una tesis doctoral es ir a los congresos y someterte a las críticas de tus pares. Una vez que tu resumen era aceptado, solo te quedaba ponerte los pantalones y pararte frente a académicos que no conocías. Era muy serio, podían revolcarte y ahí se acababa tu carrera”, recuerda.
Los años, los proyectos y las investigaciones le fueron dando experiencia. “Con las canas vas sintiéndote cada vez más confiado. Participé en 6 o 7 paneles por lo menos, como expositor y como evaluador. Además he sido dos veces miembro del comité que premia al mejor libro, así como miembro del comité que elige la mejor tesis doctoral. He tenido años de participación activa”, explica.
Panfichi cuenta que LASA ha variado mucho a lo largo de los años. “Cuando yo recién llegué, los latinoamericanos éramos bien recibidos, pero representábamos principalmente los objetos de estudio. La mayoría de los miembros eran profesores jubilados o eméritos, fundamentalmente personas del norte: estadounidenses, canadienses e ingleses. Con los años se fueron integrando otras personas. Ellos han sido mis votantes, los miembros del sur, Europa y Asia”, detalla.
¿Qué lo diferenció de los otros académicos? “Además de mi participación constante en la LASA a lo largo de los años, he trabajado en consultorías internacionales y en fundaciones como analista y consultor. Asimismo, me preocupé por hacer redes de contacto”.
Latinoamericano y latinoamericanista: el deber de volver a la patria
Otra razón por la que Panfichi considera que fue elegido, es porque pertenece a una generación de académicos latinoamericanos que decidieron regresar a sus países de origen luego de estudiar sus doctorados. “Nos llamaban la New Mafia Latinoamericana. Éramos un grupo de personas de México, Brasil, Colombia, Chile, Perú que decidimos regresar para formar a las nuevas generaciones”.
Panfichi explica que en Estados Unidos el paradigma de intelectual se encontraba muy alejado de la sociedad. “Todo era muy académico pero a nadie le importaba lo que tú hacías. Había fondos de investigación, tenías la vida arreglada pero no había mayor relevancia social. Nosotros éramos más politizados, movidos por la función del intelectual público, la idea de que un intelectual puede opinar, escribir, su voz es escuchada, eso no hay en el norte”.
“Yo volví porque quería que mi labor como intelectual tuviera repercusiones. En América Latina, por sus propias estructuras de desarrollo el intelectual es escuchado. José Carlos Mariátegui era ‘El Amauta’, Haya de la Torre era ‘El Maestro’. Llaman a los opinólogos a la radio, pasa algo y le preguntan, dicen ‘Usted sabe’. La educación tiene ese papel aquí. En el norte son escuchados las estrellas de rock, las celebridades, o los millonarios, el paradigma es otro”.
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