Dentro de nuestra Universidad, parte importante de la población estudiantil está conformada por estudiantes menores de 21 años, es decir, adolescentes. Si bien con frecuencia se considera que la adolescencia es una etapa que culmina casi a la par de la educación secundaria –más o menos entre los 15 y 16 años–, en el ámbito psicológico las cosas son distintas.

Los psicólogos preferimos pensar las etapas a partir de los hitos que el individuo ha logrado cumplir en lugar de que sea en función de un número de años».

Entendiendo al adolescente

La Dra. María Angélica Pease, docente del Departamento de Psicología y especialista en el tema de adolescencia, explica que existe una concepción errónea en nuestra sociedad al asumir que un joven ya es un adulto cuando entra a la Universidad. “La psicología entiende la edad de manera compleja, pues preferimos pensar las etapas a partir de los hitos que el individuo ha logrado cumplir en lugar de que sea en función de un número de años”, agregó.

La adolescencia se puede dividir en tres grandes etapas: temprana, media y tardía. La primera se da con el inicio de la pubertad y el desarrollo de la identidad sexual; la fase media se da aproximadamente en los últimos años escolares, siendo el objetivo de esta etapa utilizar todos los procesos mentales que han ido surgiendo desde el inicio de la adolescencia. Finalmente, al dejar la escuela, viene la última etapa: la adolescencia tardía.

En nuestro país, lamentablemente, no todos tienen la posibilidad de explorar su identidad debido a las distintas carencias y desigualdad de contextos sociales que existen”.

Descubriendo el futuro

Esta fase final de la adolescencia tiene como finalidad que el individuo logre cumplir con tareas que son consideradas, socialmente, como requerimientos para dar el paso a la adultez. Es decir, la conquista de una identidad en los distintos dominios del desarrollo humano: responder a las preguntas ¿quién soy? y ¿en qué me quiero convertir?

“Esta etapa se caracteriza por la exploración, en donde el individuo tiene la oportunidad de probar y aprender cosas nuevas que le ayudarán a consolidar esta identidad. En nuestro país, lamentablemente, no todos tienen la posibilidad de hacerlo debido a las distintas carencias y desigualdad de contextos sociales que existen”, comentó la Dra. Pease. Asimismo, la presión que muchos padres ejercen sobre sus hijos, con respecto a la función que debe desempeñar en la familia con miras a su vida profesional, también influye.

Los adolescentes no suelen expresar sus emociones a cabalidad con sus padres u otros miembros de su familia. Es más probable que compartan sus preocupaciones e inquietudes con sus pares».

En el contexto que vivimos actualmente, con la cuarentena y la recesión económica que ya se viene sintiendo, esta presión, probablemente, irá en aumento. “Los padres buscan que los hijos terminen rápido sus estudios para que entren al mundo laboral y puedan aportar en casa, frenando la exploración e interfiriendo con su plan de vida”, expresó la psicóloga.

Vulnerabilidad

Una problemática que también sale a relucir en este contexto es el de la violencia, pues muchas personas quedan a merced de sus abusadores sin tener más alternativa que pasar el periodo de aislamiento social juntos. En el caso de los jóvenes, es un momento difícil, ya que en la etapa de la adolescencia ellos no suelen expresar sus emociones a cabalidad con sus padres u otros miembros de su familia, es más probable que compartan sus preocupaciones e inquietudes con sus pares.

“Nosotros, como docentes, debemos demostrar a los chicos que sus derechos se mantienen. Necesitan vernos como un puente de comunicación para denunciar actos que atenten contra su integridad, ya sea en el espacio del hogar o cualquier otro en donde estén siendo vulnerados”, agregó Pease.

Interacción social

Por otro lado, uno de los procesos más afectados en este periodo de cuarentena con relación a los adolescentes es la socialización. La relación entre pares es crucial en esta etapa, pues los amigos son quienes ayudan a la construcción de la identidad. “El proceso de estar en grupo sirve para muchas cosas, pero principalmente les permite saber qué tipo de persona son en el vínculo con los otros, quiénes quieren ser. También los amigos son el espacio donde surge el encuentro de pareja, siendo una preocupación muy grande para los adolescentes”, comentó la Dra. Pease.

A veces escuchamos a los padres decir que las redes aíslan a los chicos. Es curioso porque, dada esta situación, son los adolescentes lo que más buscan contactarse y quienes encuentran nuevas formas de hacerlo”.

Antes de la etapa de aislamiento, los jóvenes podían disfrutar reuniéndose en fiestas, salidas grupales y otras actividades que les permitían conocerse más entre ellos. Una característica interesante del adolescente es la sensación de omnipotencia y el ego que se desarrolla en esta etapa, pues el individuo se siente capaz de realizar varias cosas desde salir a divertirse hasta altas horas de la noche y al mismo tiempo llevar muchas asignaturas en la universidad. Por ello, esta población se ve limitada en el desarrollo de estas actividades, pues no tiene el espacio físico a su disposición ahora -aunque en el contexto actual, es afortunado para su seguridad-.

En este escenario, la tecnología está jugando un rol importante al convertirse en los nuevos espacios protagónicos de interacción entre los jóvenes, a pesar de que ellos siempre han estado allí. Ya sea por medio de juegos, aplicaciones para videoconferencia, extensiones para compartir pasatiempos juntos o incluso las clases virtuales, los adolescentes pueden compartir y vivir nuevas experiencias comunicativas. “Lo virtual se ha convertido en un excelente soporte de contacto, porque nos está permitiendo reunirnos con todos. A veces, escuchamos a los docentes o padres decir que las redes aíslan a los chicos. Es curioso porque, dada esta situación, son los adolescentes lo que más buscan contactarse y quienes encuentran nuevas formas de hacerlo”, finalizó la psicóloga.