Javier Diez Canseco: El adiós de un luchador
Personalidades de distintas corrientes políticas, vinculadas a la universidad, recuerdan con cariño y admiración a Javier Diez Canseco, destacado congresista de la República y egresado de nuestra casa de estudios.
Texto:
Lourdes Mochizuki
Lourdes Flores Nano
Lideresa del Partido Popular Cristiano (PPC)
“Javier Diez Canseco fue un político que tuvo el valor de ser consecuente con sus ideas. Mi comentario viene desde la distancia ideológica. Precisamente porque discrepo con sus ideas es que puedo valorar la significación y la importancia que tiene la consecuencia. Yo he respetado mucho a Javier porque no fue un hombre que se ha ido moviendo en tiempos de acomodo ideológico. De la misma manera que tuve la oportunidad de enfrentarme con él en más de una ocasión, también tuvimos magníficas circunstancias en las que coincidimos defendiendo la democracia. En 1996 se promulgó la Ley de Interpretación Auténtica (que facultaba al presidente para presentarse a la Presidencia por tercera vez), contra la que nos opusimos recogiendo firmas para convocar un referéndum.
Además, enfrentamos otros signos autoritarios del fujimorismo, defendimos los magistrados del Tribunal Constitucional (destituidos por el Congreso por intentar sancionar dicha ley) y estuvimos en contra de todas las normas de destrucción del estado de derecho. Fue en estas luchas conjuntas donde descubrí a un aliado inmejorable, valiente, decidido, peleador y consecuente”.
Henry Pease
Expresidente del Congreso y director de la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas
“En política, teníamos posiciones diferentes, debido a que en esos años (fines de los 70), la izquierda era muy prepolítica y enfrentaba drásticamente al que pensaba ligeramente distinto. Sin embargo, siempre vi a una persona entregada totalmente a una causa, luchando por sus ideales, enfrentando lo que consideraba mal y rompiendo donde normalmente se evita romper. Sea cual sea la vertiente de la izquierda, siempre defenderá la misma causa: servir a los de abajo y empoderarlos para generar igualdad. El político es un servidor de su pueblo y no un servidor de sus propios intereses, no me queda ninguna duda de que así actuó Javier. Sirvió al Perú toda su vida y luchó por la igualdad.
Y aunque discrepara ideológicamente con el resto, siempre fue una persona correcta y decente. Eso se evidenció en todos los años que estuvo en el Congreso. Y sobre este punto expreso mi indignación absoluta cuando sus detractores inventaron una acusación que no tenía pies ni cabeza. Javier Diez Canseco nunca hizo política para servirse a sí mismo ni a sus intereses, y esta suspensión fue, claramente, una venganza de parte de sus enemigos de siempre. Al margen de si fue correcta o no la ruptura, es el derecho de cualquier parlamentario poder hacerla, y es inaceptable que se haya inventado esa patraña para afectar su honor”.
Rosa María Palacios
Abogada, periodista y egresada de nuestra Facultad de Derecho
“Lo recuerdo como un político muy luchador por sus ideas, batallador, terco y sin miedo, pues decía exactamente lo que pensaba. Muy honesto intelectualmente y en lo material también. Era un magnífico entrevistado porque era una persona preparada y tenía una capacidad notable de argumentación. Llegaba al set conociendo los temas de los que hablaríamos y tenía una muy buena capacidad de debate.
Teníamos visiones completamente diferentes, y creo que es uno de los políticos con quienes más me he peleado en la mesa, sin embargo, en las dos últimas entrevistas que tuvimos, una en octubre y otra en enero, estuvimos de acuerdo en varios puntos. Primero porque a él se le persiguió en el Congreso de una manera muy injusta. Se le quiso descalificar moralmente, sabiendo que su vida privada era el lado donde más le iba a doler, pues siempre se preocupó por proteger la intimidad de su familia. En la última entrevista, dejó la idea de que había que reformar el Congreso, que había que discutir no solo la posibilidad de una renovación del Parlamento, sino también la de una rendición de cuentas y la posibilidad de que estos señores puedan ser revocados. Dejó una especie de testamento político: ¿qué hacer con el Congreso? Y esa inquietud, más allá de ideologías, nos mueve a todos: el Congreso es una institución desprestigiada”.
Antonio Zapata
Historiador y docente del Departamento de Humanidades
“Militamos juntos en el Partido Unificado Mariateguista. Siempre fue una persona de ideas firmes, un buen polemista. Conservaba la calma en situaciones difíciles, y tenía capacidades para aconsejar y liderar. Siempre fue un buen líder, alguien que asumía responsabilidades sobre colectivos y sabía guiar. En sus años como parlamentario, su compromiso fue con los derechos humanos, por la difícil situación de violencia que vivía la población rural a manos de Sendero Luminoso, en un inicio, y por parte del Estado, después.
Cuando joven, el viento parecía soplar a su favor, pues las juventudes tenían un fuerte compromiso social y militaban en la izquierda. Pero con la caída del muro de Berlín, la disolución de la Unión Soviética y el triunfo del neoliberalismo, todo cambió. En este proceso, Javier también fue transformándose: tomó conciencia de nuevas realidades y se reubicó políticamente, primero, dentro de la democracia, y, en ella, en el ala izquierda. Por encargo suyo, debido a mi profesión de historiador y a la confianza que me tenía, terminé de escribir Camarada Javier, un libro simple, con testimonios y partes autobiográficas. Él siempre tuvo un fuerte espíritu crítico, era muy exigente. Como amigo, era una persona cálida y preocupada por los demás, tenía la sonrisa fácil y un humor criollo”.
Eduardo Dargent
Politólogo y docente del Departamento de Ciencias Sociales
“Tuve la suerte de poder verlo en acción. Era uno de los parlamentarios que más en serio se tomaba el tema de las investigaciones a los casos de delitos económicos y financieros, cometidos durante el fujimorismo, y que mejor dominaba los procedimientos parlamentarios de investigación. Y aunque no siempre coincidíamos en todas las interpretaciones de los casos, su aporte fue muy valioso, pues siempre se esforzó para que toda la información obtenida pudiera ser judicializada.
Algo extremadamente valioso no solo para las personas de izquierda, sino también para las de centro o derecha liberal es la simetría de poder. Él era una persona muy consciente de que el origen, la raza o los problemas congénitos, en países con profundas desigualdades como el nuestro, podía generar asimetrías de poder. En los ochenta, esto dio lugar a situaciones de injusticia espantosas, como la guerra interna. Justamente, en sus primeros años en el Parlamento, en el momento más peligroso, fue uno de los primeros en rescatar la dimensión de los derechos humanos. Fue muy importante su labor de denuncia pues dio visibilidad a los problemas que sufrían los sectores vulnerables e intentó evitar los excesos que se cometieron. Fue el líder de la izquierda peruana que tuvo más éxito a nivel de política electoral y en cuanto a presencia parlamentaria”.
Cristina Valega
Presidenta de la Federación de Estudiantes (FEPUC)
“Como presidente de la FEPUC, Javier Diez Canseco se preocupó por consolidar el movimiento estudiantil, pero, al mismo tiempo, estuvo bastante enfocado en el tema externo. Por un lado, quería tener contacto con los centros federados y hacer un trabajo organizado, vinculándose con otros movimientos articulados, pero siempre tenía presente lo que pasaba en el país. Él buscaba que los jóvenes participen en la política del país, y, como estudiantes que se estaban formando, pensaba que el aprendizaje que se recibía en las aulas debía ser aplicado a la realidad del país.
De la misma manera, recordamos que Javier siempre nos acompañó en los eventos que se hicieron para defender nuestra autonomía universitaria, como, por ejemplo, el ‘Cerco por la autonomía’, el 23 de septiembre del 2011. Se sentía parte de la causa y nos respaldaba con argumentos sólidos en todo momento, honrándonos con su presencia en los momentos más difíciles. Más allá de las ideologías, Javier fue una persona ética y un político como los que ya no se ven. Su ejemplo servirá para inspirar a la juventud, pues desde joven creyó en luchar por el país, nunca se sintió menos que nadie. Sabía que era una persona que podía hacer la diferencia y es lo que intentó hacer”.
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