En el Perú, las mujeres enfrentan más barreras en el campo de las ciencias
Los principales factores que reducen su presencia en este campo son la estimulación científica, la carga familiar, la brecha salarial y los prejuicios de género, señala informe de Centrum.
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Suny SimeFotografía:
Gabriela Pérez
Las mujeres no solo están trabajando más, sino también estudiando más. Si bien cada vez hay mayor presencia de mujeres en los centros de educación superior, esto no se reproduce en el campo de la ciencia, tecnología e innovación (CTI). En el 2016, del total de estudiantes universitarios, 50.4% fueron mujeres, según la Superintendencia Nacional de Educación Universitaria (Sunedu); y del 32.9% que estudia carreras vinculadas a la CTI, solo el 29.2%, es decir, la tercera parte de la tercera parte eran mujeres.
En el caso de las docentes, no hay datos actualizados. Los últimos son del año 2011: del total, 65% son hombres y 35% mujeres, de acuerdo con la extinta Asamblea Nacional de Rectores. No se sabe cuántos de ellos enseñan cursos vinculados a la CTI. Y según cifras del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec), 68.1% de los investigadores son hombres y 31.9% mujeres. Para estudiar este fenómeno en profundidad, Centrum realizó la investigación Factores que influyen en el ingreso, participación y desarrollo de las mujeres en carreras vinculadas a la ciencia, tecnología e innovación, cuyos resultados fueron presentados en la conferencia Mujeres en la ciencia, tecnología e innovación en la PUCP.
La jefa del Departamento de Posgrado en Negocios y directora del Centro de la Mujer de Centrum, Beatrice Avolio, estuvo a cargo de esta investigación, que ganó la segunda edición del concurso Estudios sobre Mujeres Peruanas en la Ciencia, en homenaje a María Rostworowski; y que está organizado por Concytec, el Fondo Nacional de Desarrollo Científico, Tecnológico y de Innovación Tecnológica (Fondecyt), la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), y el Consorcio de Investigación Económica y Social (CIES).
Esta es la primera investigación que analiza, desde el nivel escolar hasta el profesional, a partir de datos estadísticos y entrevistas, las barreras y oportunidades que determinan la elección, persistencia y progreso de las mujeres peruanas en la ciencia. Para ello, se enfocaron en cuatro poblaciones: escolares de cuarto y quinto de secundaria, estudiantes universitarias de carreras vinculadas a la CTI, docentes y profesionales de las tres ciudades con mayor población del país (Lima, Arequipa y Trujillo). “Esto se visualiza como un embudo: entra cierta cantidad de mujeres y luego se va reduciendo”, manifestó Avolio.
¿Por qué sucede esto?
Uno de los principales factores para que más mujeres elijan seguir una carrera de CTI es la estimulación del pensamiento científico por parte de los padres. “En la actualidad, hay mucha más apertura en las familias para que las hijas ingresen a carreras de Ingeniería, Ciencias Naturales, Biología, Química, etc. No sucede lo mismo en la escuela, donde vemos que los docentes tienen dificultades para estimular el pensamiento científico y ver en la ciencia una posibilidad de realización académica”, señaló Jessica Chávez Cajo, investigadora del Departamento de Posgrado en Negocios de Centrum, quien también participó en el informe.
Las docentes y profesionales entrevistadas resaltaron que esta estimulación para el aprendizaje de las ciencias es el punto de partida. Y pese a que también es responsabilidad de la educación escolar formal, hay insuficiente formación académica en CTI, desconocimiento y poca divulgación de estas carreras, y una deficiente infraestructura escolar, de acuerdo con las estudiantes entrevistadas. Un dato importante que el estudio recogió, así como un gran avance, es que ninguna de ellas cree que haya diferencias de capacidades o roles por género.
Otro factor es la subrepresentación, la poca presencia de mujeres en la ciencia, tanto en la historia como en el campo profesional. De acuerdo con Chávez Cajo, esta “podría ser una barrera para que ellas puedan encontrar modelos de referencia. Las ciencias e ingenierías son ámbitos masculinizados, por eso los referentes más cercanos que tenemos son varones”. A este factor, se le suman los estereotipos de género: por ejemplo, las estudiantes encuestadas percibían que las personas que decidían seguir carreras de ciencias debían tener rudeza de carácter o alta capacidad física para desarrollar estas actividades. En el caso de las docentes, algunas mencionaron la creencia de que “los hombres son mejores en números y las mujeres no tanto”.
Un aspecto bastante repetido fue el desigual crecimiento profesional a causa de la distribución diferenciada de las labores de cuidado dentro del hogar. La dificultad para conciliar la carga familiar y laboral es un tema presente en todas las entrevistadas docentes y profesionales. También resaltan las diferencias salariales y menor demanda laboral para mujeres en carreras de ciencias, la subestimación de sus capacidades de liderazgo, la poca credibilidad de sus habilidades científicas y los prejuicios sobre su aspecto físico. Y en el caso de las docentes entrevistadas, percibían una preferencia de los estudiantes por docentes varones, pero también ciertos beneficios, como las múltiples oportunidades que ofrece la docencia para investigar, capacitarse u obtener becas y financiamiento.
La academia propone
Durante la presentación de los resultados, también participaron Patricia Ruiz Bravo, decana de la Facultad de Ciencias Sociales; Karen Suárez, directora general de Igualdad de Género y No Discriminación del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP); y Ericka Madrid, coordinadora de la Especialidad de Ingeniería Mecatrónica. Para las comentaristas, este trabajo es un gran aporte para la academia y la definición de políticas públicas para la igualdad de género.
La Dra. Ruiz Bravo resaltó la importancia de la escuela en recoger los saberes familiares, no necesariamente académicos, sino más bien cotidianos o ancestrales. “Acá la educación en general está muy ligada a la respuesta correcta. No existen estos valores de la ciencia: la innovación, la creatividad, el riesgo”, señaló. “En muchos casos, la escuela niega ese conocimiento de las familias, porque no está consagrado en el saber que está en los libros, sino que está basado en la experiencia”, agregó.
Para Karen Suárez, la influencia de la familia es innegable, “pero así como inciden de manera positiva para que las mujeres puedan incluirse en la ciencia, también es el principal núcleo que imposibilita que ellas puedan formarse en esta rama”. Comentó además que las mujeres constituyen solo un 28% del personal investigador en el mundo. “La subrepresentación femenina en las áreas de la ciencia, tecnología e innovación refleja la preponderancia del género sobre los conocimientos y las habilidades de las personas”, señaló.
Por su parte, Ericka Madrid sostuvo que el plan de estudios nacional es la razón por la que el factor educativo no es determinante en la elección de carreras vinculadas a la CTI por parte de las peruanas. “Y eso se hace evidente con mucha más fuerza en las escuelas públicas, donde los temas de tecnología o robótica no están presentes, no son visibles o no existen. Para impulsar la ciencia y tecnología, es crucial cambiar la forma no solo de los contenidos, sino también de la metodología de enseñanza”, apuntó.
Al ser este un fenómeno complejo y multicausal, no hay sola razón por la cual las mujeres peruanas estudian, se mantienen y progresan en carreras vinculadas a la CTI. Por lo tanto, se debe desarrollar estrategias en todos los ámbitos. Como señala Beatrice Avolio, “se requiere una política pública para establecer como tema educativo prioritario la comprensión general de la ciencia y su utilidad a todo nivel —escolar, universitario, familiar—, es decir, difundir la ciencia y la tecnología como un elemento fundamental para el desarrollo de la sociedad”.
La especialista destacó que “la igualdad en el ingreso y participación de la mujer en la ciencia no es solo un requisito económico relevante, sino también uno social y ético en el cual estamos todos orientados. La ciencia es para todos y es una necesidad de la sociedad”. Para ello, propuso la creación de una política nacional de alfabetización de ciencia y tecnología, y de un comité consultivo de mujeres en CTI (recientemente creado en Concytec).
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Pilar Lorenzo
Interesante aporte sobre la realidad del País, es indispensable generar espacios que promuevan la participación de la Mujer en la Ciencia y la Tecnología desde los primeros años de Educación, para fortalecer las vocaciones así como integrar en la función Académica a más Mujeres Docentes de CTI estableciendo cuotas de género