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Investigación

La PUCP lidera estudio pionero sobre el trastorno de estrés postraumático complejo (TEPT-C) en mujeres víctimas de violencia

Un equipo de investigación de psicólogos de la PUCP  busca crear un perfil neurocomputacional de mujeres peruanas con síntomas de Trastorno de Estrés Postraumático Complejo (TEPT-C), un diagnóstico nuevo relacionado con eventos traumáticos repetitivos como la violencia doméstica. El estudio podría revolucionar la comprensión de los efectos del trauma en la salud mental y contribuir al desarrollo de intervenciones más efectivas en el Perú.

  • Texto:
    Joana Cervilla
  • Fotos:
    Agencia y Jorge Cerdán

La violencia contra la mujer sigue siendo un problema grave en nuestro país. Sumada a los 121 feminicidios, registrados entre enero y septiembre de 2024, de acuerdo con la Defensoría del Pueblo, se encuentra una población de mujeres que, de manera constante, son víctimas de violencia doméstica. Esto puede generar en ellas síntomas de trastorno de estrés postraumático complejo (TEPT-C). Este trauma tiene un impacto que aún no se ha examinado completamente en el Perú.

Las cifras del Programa Nacional Aurora, del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), son alarmantes. Entre enero y mayo de 2024, el programa atendió 67,603 casos de violencia a nivel nacional. De ellos, 28,562 correspondieron a agresión psicológica, 26,322 a agresión física, 12,436 a violencia sexual y 283 a violencia económica.

Esta realidad evidencia una problemática crítica que exige una urgente atención integral, no solo por parte de las autoridades y la ciudadanía, sino también desde el ámbito académico, cuya contribución es clave para una comprensión más profunda y plantear soluciones efectivas.

Por ello, el proyecto “Towards the development of a neurocomputational profile of peruvian women with symptoms of Complex Post Traumatic Stress Disorder”, liderado por un equipo de psicólogos de la PUCP, resulta de suma importancia. Esta investigación busca abrir nuevas puertas al profundizar en la comprensión de diferentes aspectos de la cognición de las mujeres peruanas con síntomas de TEPT-C .

¿Qué es el estrés postraumático complejo (TEPT-C)?

Este diagnóstico, recientemente incluido en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) de la Organización Mundial de la Salud, se distingue del trastorno de estrés postraumático (TEPT) convencional por estar asociado a traumas repetitivos a lo largo del tiempo.

“Tradicionalmente, el estudio de las consecuencias del trauma se realizaba en términos de estrés postraumático. Este se puede entender cuando, a raíz de un evento como un accidente, un desastre natural o una guerra, se generan consecuencias como alteraciones de memoria o de atención en la persona cuando rememora el evento”, sostiene el el Mag. Renato Paredes Venero, profesor PUCP y líder de la investigación. El paradigma de estos estudios fueron los realizados en los veteranos de guerra, que constituyen un problema serio de salud mental en los Estados Unidos.

El TEPT-C que se relaciona con traumas repetidos puede generar graves afectaciones en las personas. Estas afectan no solo la regulación emocional, sino también aspectos de la personalidad.

El trauma complejo, en cambio, se presenta como una reconceptualización del TEPT y hace una variante. «A diferencia de este, el TEPT-C se origina a partir de eventos sucesivos y sistemáticos que ocurren durante el desarrollo de una persona. Y en esta categoría entra el abuso infantil o la violencia doméstica. Este tipo de trauma no se limita a un evento concreto, como una guerra o un desastre natural, sino que surge de situaciones recurrentes que afectan profundamente al individuo”, explica.

Si bien el TEPT-C es un diagnóstico nuevo, uno de los debates principales es su similitud con otros trastornos, como el borderline. “Nuestra idea es entender cómo podemos definir esta complejidad y evaluar el perfil de las personas diagnosticadas, particularmente en las mujeres peruanas”, explica la Mag. Emilia Gyr, investigadora del proyecto.

Sobre el proyecto

El Mag. Renato Paredes Venero, líder del proyecto, junto a los investigadores Emilia Gyr y Francisco Morote.

El TEPT-C que se relaciona con traumas repetidos puede generar graves afectaciones en las personas. “Estas afectan no solo la regulación emocional, sino también aspectos de la personalidad como la autoorganización, las relaciones interpersonales y la autoimagen”, explica Gyr.

Así, esta investigación, que en su traducción al español sería «Hacia el desarrollo de un perfil neurocomputacional de mujeres peruanas con síntomas de trastorno de estrés postraumático complejo», busca contribuir al desarrollo de un perfil neurocomputacional de mujeres con TEPT-C. Y lo hace a partir de constructos –conceptos para medir fenómenos que no son directamente observables– relacionados con el cuerpo, cognición y procesos emocionales. Para ello, se vienen utilizando mediciones conductuales, electrofisiológicas e informes de autoevaluación en una muestra de 100 participantes.

El proyecto fue ganador del Concurso Anual de Proyectos de Investigación PUCP (CAP) en el 2023. Asimismo, cuenta con la colaboración de la Universidad de Edimburgo y la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa.  

El equipo a cargo de la investigación tiene como líder al Mag. Renato Paredes Venero; a los psicólogos Emilia Gyr y Francisco Morote como coinvestigadores; y a Camilia Maura, Sareli Gibaja y Alanise Dolly Trujillo como asistentes de investigación.

Fases del estudio

La investigación está dividida en tres fases. En la primera etapa -la evaluación psicométrica– se mide, a través de una serie de pruebas, la sintomatología del TEPT-C con el fin de mapear las experiencias traumáticas de las participantes. Estas incluyen el International Trauma Questionnaire para evaluar síntomas específicos del trauma complejo, y escalas que abordan la autopercepción corporal, la subjetividad sexual, los desórdenes alimenticios y la regulación emocional. “Queremos explorar cómo el trauma impacta no solo en las emociones, sino en aspectos amplios de la personalidad, como la conexión con el cuerpo o incluso la percepción de la realidad”, señala la Mag. Emilia Gyr.

Luego, se encuentra la fase de pruebas experimentales. En ella, las participantes realizan experimentos computarizados que evalúan su toma de decisiones y percepción corporal. Por ejemplo, se les presentan avatares con diferentes tipos de cuerpos para identificar cómo se perciben a sí mismas y cómo les gustaría verse. También se utiliza una prueba de riesgo, donde deben elegir entre opciones que implican ganar o perder dinero. “Estos ejercicios nos ayudan a entender cómo afrontan las participantes situaciones cotidianas o decisiones que implican incertidumbre”, prosigue la psicóloga.

La etapa final se realiza de manera presencial y emplea el electroencefalograma para medir las respuestas cerebrales a los estímulos auditivos. “Queremos observar si las participantes presentan reacciones exageradas o diferentes a ciertos estímulos, lo que podría ofrecer pistas sobre cómo el trauma afecta sus procesos neurológicos”, explica Gyr.

Reclutamiento y sensibilidad en el manejo de datos

Los especialistas sostienen que el reclutamiento de las participantes para la muestra viene siendo un desafío. “Estamos reclutando tanto a mujeres con sospecha de trauma complejo como a aquellas sin esta condición para comparar resultados. Este enfoque nos permitirá identificar diferencias clave, y avanzar en la comprensión del impacto del trauma complejo en el cerebro y el comportamiento”, explica el Mag. Paredes.

El proyecto -que busca evaluar 100 mujeres entre 18 y 55 años con sintomatología de TEPT-C- se encuentra a mitad de camino. Para convocar a las participantes, se ha recurrido a redes sociales, la página web del proyecto y centros de emergencia mujer. “Sabemos que más del 50% de las mujeres en el Perú ha experimentado violencia en el hogar. Este es un dato alarmante que nos motivó a dirigirnos a los centros de emergencia mujer como un punto clave para encontrar nuestra muestra”, añade Gyr.

Cabe destacar que la sensibilidad es un pilar esencial del proyecto. Todo el equipo que interactúa con las participantes está compuesto por especialistas mujeres, garantizando así un ambiente de contención. “Muchas participantes sienten ansiedad o temor durante las pruebas. Incluso durante el electroencefalograma, hay quienes necesitan contar el evento traumático que recuerdan más. Por ello, tenemos protocolos de contención y, si es necesario, las derivamos a centros psicológicos para un seguimiento adecuado”, explica Gyr.

Impacto social y futuro del diagnóstico del TEPT-C

Gracias al desarrollo al conocimiento obtenido y al desarrollo del perfil neurocomputacional de mujeres con TEPT-C, será posible diseñar intervenciones más efectivas que beneficien a un amplio grupo de mujeres víctimas de violencia en el país, que aborden las secuelas de la exposición prolongada a situaciones traumáticas. Además, se espera sensibilizar a las autoridades y promover una mejor asignación de recursos gubernamentales para mitigar su impacto.

“Si queremos diseñar programas de apoyo, necesitamos saber qué áreas están afectadas. Por ejemplo, puede no ser suficiente tratar el trauma directamente si también hay problemas con la autopercepción corporal o la regulación emocional”. Esto destaca la importancia de comprender el impacto integral del TEPT-C para generar soluciones eficaces.

Además, la investigación tiene un potencial significativo en el ámbito médico y científico. Al identificar biomarcadores neurobiológicos, cognitivos y conductuales se podrán mejorar los diagnósticos y tratamientos en el futuro. “Este diagnóstico es nuevo y poco estudiado, especialmente en Latinoamérica y en el Perú. Esperamos que nuestra investigación no solo contribuya al conocimiento académico, sino también a la creación de estrategias que ayuden a tratar a las mujeres víctimas de la violencia”, finaliza Gyr.

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