Exploración Antártida
Rodeados de hielo, roca y agua, tres investigadores de nuestra Universidad -Maribel, Carlos y Jair- iniciaron un estudio sobre contaminantes en aguas antárticas. Ellos formaron parte de la expedición Antar XXVI, que lleva a científicos al continente blanco.
Texto:
Gabriela Pérez
El 24 de enero de este año, tres investigadores de nuestra Universidad abordaron el BAP Carrasco que los llevó hacia una experiencia inigualable, donde desarrollaron su curiosidad científica en uno de los lugares más fascinantes del planeta. Así, la PUCP fue parte de la Vigésima Sexta Campaña Científica del Perú a la Antártida (Antar XXVI).
Ya en el continente blanco, nuestros científicos iniciaron la investigación “Evaluación de contaminantes en aguas en una determinada zona de la Antártida”, que consiste en la identificación y análisis de concentraciones de metales pesados de las aguas antárticas. Este proyecto, cuya fase inicial tiene una duración de tres meses, es una iniciativa del grupo de investigadores de la Sección Ingeniería de Minas, conformado por el Ing. Carlos Salas, el Ing. Jair Álvarez y, como coordinadora, la Dra. Maribel Guzmán. “Durante el viaje, determinamos que el muestreo lo realizaríamos en el área llamada Estrecho de Bransfield, que divide el continente con respecto a la isla Rey Jorge, donde se encuentran ubicadas las bases científicas”, explicó la Dra. Guzmán.
Mientras navegaban hacia la Antártida los científicos ya tenían el objetivo de corroborar una hipótesis que manejaban desde hace un par de años. “Existen algunas investigaciones que han evidenciado presencia de metales pesados, como plomo, cadmio, zinc y cobre en parte de las aguas de la Antártida. Entonces queríamos ver si es que esta cantidad de metales se ha incrementado, ha disminuido o si han aparecido otros metales en la zona”, comentó Maribel Guzmán.
Buque científico
El proceso de muestreo se dio en el laboratorio del BAP Carrasco, embarcación de la Marina de Guerra peruana, que trasladó al equipo junto con más de 30 investigadores de diversas instituciones de nuestro país. La tecnología del barco consiste en un sistema automatizado de contenedores llamado roseta, el cual tiene la capacidad de sumergirse en el mar a profundidades que superan los 2,000 metros. En el caso de la recolección de muestras del equipo PUCP, la profundidad máxima a la que se llegó fue de 1,629 metros. Asimismo, se obtienen ciertos datos y parámetros, como la temperatura y condiciones ambientales, por cada una de las muestras.
Actualmente, el proyecto se encuentra finalizando su primera fase y las muestras están próximas a llegar para ser evaluadas por el equipo. “Esperamos poder realizar un segundo viaje el próximo año, para poder repetir el monitoreo y realizar una comparación de resultados; de ese modo, podremos detectar las causas que producen este fenómeno”, finalizó la Dra. Guzmán.
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