En búsqueda de innovación
Texto:
Luciana AlvaFotografía:
Gabriel Alayza
En los últimos años, el panorama de investigación en ciencia, tecnología e innovación ha cambiado de forma importante en el país. No solo se han creado nuevas convocatorias para proyectos de investigación de ciencia básica y ciencia aplicada, sino que también se trabaja para promover el desarrollo de investigación por parte de las empresas y se busca elevar la calidad de los proyectos emprendidos.
“Es un momento inédito en el aporte público hacia el desarrollo de investigación, y apoyo a la ciencia y la tecnología en el Perú”, considera el Mg. Carlos Chávez, director de la Dirección de Gestión de la Investigación (DGI) de la PUCP. Esta tendencia se inició –cuenta– con el primer fondo para la investigación otorgado al Perú por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) el 2007. En esa oportunidad, se puso a disposición de las entidades académicas del país un fondo de US$ 36 millones, de los cuales dos terceras partes fueron proporcionadas por el BID y la tercera parte restante fue desembolsada por el Estado peruano.
Una evaluación realizada por el BID reportó que los proyectos desarrollados gracias a este fondo tuvieron una rentabilidad aproximada de US$ 7 por cada dólar invertido. Este resultado, sumado a la voluntad del Estado de apoyar la investigación científica en el país, se tradujo en un segundo fondo, esta vez de US$ 100 millones, de los cuales el BID colocó un tercio y el Estado aportó dos. “El problema es que se está acabando el fondo y habrá una pausa hasta que se firme otro. Entonces, no va a haber promoción, no habrá fondos fuertes. Para eso, el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec) está preparándose y está lanzando programas más fuertes que ese mismo fondo para no sentir una disminución del apoyo público”, resalta Chávez.
Nuevas iniciativas
Hace poco menos de un año, el 24 de julio del 2014, se sumó a la estrategia de promoción de la innovación del Estado el Programa Nacional de Innovación para la Competitividad y Productividad (Innóvate Perú), administrado por el Ministerio de la Producción. A diferencia del Concytec, que busca el desarrollo de investigación en ciencia y tecnología en el Perú, esta nueva propuesta tiene por objetivo desarrollar investigaciones que contribuyan a incrementar la competitividad y productividad de las empresas peruanas.
Además de crear nuevos fondos concursables de investigación e innovación, Innóvate Perú tiene la responsabilidad de administrar el Fondo para la Innovación, la Ciencia y la Tecnología (FINCyT 2), compuesto por el financiamiento del BID y su contraparte peruana.
Según Chávez, cuando se tomó la decisión de que el FINCyT pasara al Ministerio de la Producción, hubo preocupación desde la Academia por que se disminuyera el apoyo al desarrollo de investigaciones básicas (que no tienen aplicaciones prácticas) y se favoreciera solo a las investigaciones aplicadas. Sin embargo, afirma, si bien es cierto que se está fortaleciendo el apoyo a la investigación aplicada, es evidente el apoyo del Estado al desarrollo de investigaciones básicas, también, desde el Concytec. “Esto es interesante porque crea un afán de competencia y al final, si la Academia tiene la capacidad de responder, es positivo que tenga dos agencias a las cuales aplicar por fondos”, concluye.
La creación de nuevos fondos enfocados en investigaciones científicas y tecnológicas aplicadas era un paso urgente para nuestro país, según la economista Verónica Montoya, jefa de la Oficina de Innovación de la DGI. La investigación aplicada –explica– trae como resultado el incremento de la competitividad y de la productividad de las empresas, y, a su vez, crea nuevas empresas, lo cual implica la generación de nuevos puestos de trabajo y un incremento en la recaudación tributaria.
Actualmente, el apoyo estatal a las investigaciones en ciencia, tecnología e innovación se realiza por dos mecanismos: “En primer lugar, el Estado da dinero a las empresas. Además, les da más dinero si es que se asocian con una universidad o un centro de investigación para que haya un intercambio de conocimientos y se haga un proyecto de innovación. En segundo, el Estado le da dinero directamente a la universidad para proyectos de ciencia y tecnología, y puede emplearse también para investigación básica o para investigación aplicada, a diferencia del dinero que da a las empresas, que tiene que invertirse en investigación aplicada”, explica Montoya.
La prioridad del Estado en el corto plazo –indica– es desarrollar investigación en ciencia, tecnología e innovación que pueda ser aplicada a empresas, para que luego esta beneficie a la sociedad. Sobre las necesidades urgentes del país en materia de investigación, Montoya señala: “El Estado tiene algunas preferencias en las líneas de investigación, como son los temas de medioambiente, la salud, la agroindustria, la biotecnología y los nuevos materiales”.
Otras ciencias
La estrategia de promoción de la investigación en ciencia, tecnología e innovación del Estado es probablemente una de las mejor definidas: se ha trazado un objetivo principal y se están desarrollando acciones concretas apropiadas para alcanzarlo. Es prioritario para este gobierno incrementar la productividad de las empresas y, para conseguirlo, ha dispuesto la creación de fondos concursables para universidades, centros de investigación y empresas. Es importante destacar que a pesar de que el Estado enfoca sus nuevos programas al cumplimiento de este objetivo principal, no ha dejado de lado el apoyo al desarrollo de investigaciones básicas, que podrían no tener un impacto en la sociedad, pero que son vitales para el desarrollo de la ciencia.
Pese a todo este contexto, Chávez considera que el apoyo a la investigación debería ampliarse. “Si bien es cierto que el Estado, a través de los recursos tanto del Tesoro como de
los recursos comprometidos por la cooperación internacional, está inyectando de forma inédita al desarrollo de ciencia y tecnología, la visión sobre la ciencia y tecnología que está manejando actualmente todavía es sesgada”, dice.
El importante apoyo del Estado a la investigación científica –asegura Chávez– está concentrado principalmente en la ingeniería y las denominadas “ciencias duras”, mientras que otras disciplinas del conocimiento reciben apoyo solo cuando sirven de complemento a una investigación que, como enfoque principal, resuelva un problema mediante la tecnología.
“Nosotros somos una universidad generalista, que tiene más de 40 especialidades, y no creemos que la ciencia se agote en la ciencia dura. Las ciencias sociales y las ciencias humanas
son otras formas de hacer ciencia, otras formas de generar conocimiento. En la PUCP, impulsamos también las otras formas de conocer que provienen no solo de las ciencias, sino también de las artes”, afirma.
Es comprensible –añade– que se brinde un apoyo especial a la investigación enfocada en la ciencia dura inicialmente, ya que puede generar resultados positivos en la sociedad a gran escala en, relativamente, poco tiempo, pero es también importante que se brinde apoyo a la investigación en otros campos del conocimiento cuando sea posible. Por el momento, queda seguir respondiendo de manera apropiada a las convocatorias del Estado y buscar la ampliación de la visión que se maneja sobre la ciencia en nuestro país.
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