Pronunciamiento de la Organización de Universidades Católicas de América Latina y el Caribe sobre el derrame de petróleo
La Organización de Universidades Católicas de América Latina y el Caribe expresa su preocupación por el derrame de petróleo ocurrido el 15 de enero de 2022 y se pronuncia en los siguientes términos a la luz de la Carta Encíclica Laudato Si’:
- En el mes de enero del presente año se ha producido uno de los más grandes desastres ecológicos ocurrido en el litoral limeño, se trata de derrame de petróleo crudo durante las operaciones de descarga del Buque Tanque Mare Doricum, en las instalaciones del Terminal Multiboyas N° 2, de la Refinería La Pampilla S.A.A, a cargo de Repsol, en el distrito de Ventanilla[1].
La ODUCAL lamenta el derrame de petróleo que ha provocado una serie de daños en el ambiente, afectando seriamente al ecosistema marino y principalmente a las especies de la fauna silvestre de dos áreas naturales protegidas; así como, a cientos de personas, que se han visto perjudicadas como consecuencia de la contaminación.[2] - La Carta Encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco presentada el 18 de junio del 2015, , hace un llamado de atención, en torno a la cultura ecológica expresando que esta no puede limitarse a una serie de respuestas urgentes y parciales a los problemas que van surgiendo en torno a la degradación del ambiente y a la contaminación, por el contrario, se debe mirar de forma distinta, a través de un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad.[3]
- Dios no solo le encomendó el mundo al ser humano, sino que su propia vida es un don que debe ser protegido de diversas formas de degradación; [4] por lo que resulta necesario reflexionar y actuar sin miedo persiguiendo el bienestar como causa común que mueve a todos los que habitamos en este planeta, de lo contrario, estaríamos condenados y condenando a todo ser viviente que habita esta casa común a la destrucción, llamado hoy por la comunidad científica al punto de no retorno.
- En ese sentido, el desastre ecológico en el distrito de Ventanilla, debe ser una situación que nos obliga a tomar conciencia que nunca, como en los tiempos actuales, hemos maltratado y lastimado nuestra casa común. Constatar esto nos hace más conscientes de que “estamos llamados a ser los instrumentos del Padre Dios para que nuestro planeta sea lo que él soñó al crearlo y responda a su proyecto de paz, belleza y plenitud”.[5]
- Comprendiendo el problema de esta manera, exhortamos a la sociedad peruana y a sus autoridades y líderes a no politizar esta tragedia ecológica. Esto significa rechazar la tentación de instrumentalizar estas graves circunstancias en favor o en contra de visiones ideológicas sobre la magnitud del tamaño y del poder estatal, o la legitimidad de los derechos económicos y comerciales. Laudato Si’ nos advierte que la lógica instrumental “está presente tanto cuando quien asigna los recursos es el mercado como cuando lo hace un Estado planificador”.[6]
Sobre este aspecto el Papa Francisco es muy tajante al señalar que “la política y la economía tienden a culparse mutuamente por la pobreza y a la degradación del ambiente. Pero lo que se espera es que reconozcan sus propios errores y encuentren formas de interacción orientadas al bien común”.[7] - Por lo que, la doctrina social de la Iglesia propone el principio de subsidiariedad. “Conforme a este principio, todas las sociedades de orden superior deben ponerse en una actitud de ayuda —por tanto de apoyo, promoción, desarrollo— respecto a las menores”[8].
- De esta forma, estamos llamados a enfrentarnos a los problemas ecológicos de forma preventiva –para reducirlos y atenuar el duro impacto que se pueda producir– y no solo tomar acción cuando se producen, por consiguiente, debemos aplicar las políticas precautorias, ejecutivas y sancionatorias que nos hagan reflexionar en nuestro actuar para centrarnos en el idóneo cuidado del ambiente.
- Por lo tanto, este desastre ecológico es un llamado de atención al Estado, a las políticas públicas, a la empresa privada, a la sociedad civil, y a todo el pueblo peruano. Nos exige identificar las responsabilidades específicas para encontrar soluciones inmediatas y a corto plazo.
En términos generales los privados deben desarrollar sus actividades bajo el horizonte del bien común, lo que implica solucionar de forma inmediata los accidentes que pudieran producirse, siguiendo el marco regulatorio establecido por el Estado[9].
La ODUCAL realiza un llamado a las autoridades desde sus diversos roles, a la empresa involucrada y al sector privado para que realicen los mayores esfuerzos para contrarrestar los efectos dañinos por el desastre ecológico sufrido, sancionar a los responsables con justicia y de acuerdo a las normas legales vigentes, se ejecuten medidas correctivas para resarcir los daños ocasionados y se vele por los ciudadanos que han sido afectados seriamente, se realicen acciones preventivas del cumplimiento de normas ambientales con mayor celo; y a la vez se implementen políticas públicas para tomar conciencia del cuidado del ambiente. Debemos tomar conciencia del actual desastre ambiental producido en el territorio peruano, lo que debe servir a la sociedad, como lección para tomar medidas actuales y prevenir venideros problemas de contaminación, así como, observar también los desastres ecológicos no visibles que se producen a diario, siendo que, el ambiente es el hogar que Dios nos entregó para realizar su proyecto de amor y debemos cuidarlo de forma responsable y solidaria
[1]Cf. Sociedad Peruana de Derecho Ambiental, “Derrame de petróleo en la costa peruana: puntos claves para entender el desastre ambiental”, 20 de enero de 2022, Disponible en https://www.actualidadambiental.pe/derrame-de-petroleo-en-ventanilla-puntos-claves-para-entender-el-desastre-ambiental/, Consultado el 27 de enero de 2022.
[2] Ibidem, Sociedad Peruana de Derecho Ambiental.
[3] Cf. Carta Encíclica Laudato Si’, Papa Francisco, 18 de junio del 2015, F.111.
[4] Cf. Carta Encíclica Laudato Si’, Papa Francisco, 18 de junio del 2015, F.220.
[5] Carta Encíclica Laudato Si’, 53.
[6] Carta Encíclica Laudato Si’, 195.
[7] Carta Encíclica Laudato Si’, 198.
[8] Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 188.
[9] Cf. Carta Encíclica Laudato Si’, Papa Francisco, 18 de junio del 2015, F.173.
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