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Coyuntura

Descubrimiento en el Gran Pajatén: 100 nuevas estructuras de la cultura Chachapoya redefinen la historia de la selva peruana

Estructura del Gran Pajatén
1 / 3La civilización Chachapoya, que entre los siglos VII y XVI pobló la zona, aprovechó la selva alta y la ceja de selva para erigir una arquitectura única.
1 / 3Gracias a la técnica de la anastilosis, que permite reconstruir estructuras arqueológicas usando sus piezas originales, se pudo reensamblar las piezas originales.
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El World Monuments Fund Perú (WMF Perú) documentó más de 100 estructuras circulares en Gran Pajatén, parte del Parque Nacional del Río Abiseo, superando ampliamente las 26 conocidas desde los años 80. Hablamos con Juan Pablo de la Puente Brunke, abogado PUCP y director ejecutivo de la WMF Perú, sobre este hallazgo que redefine la comprensión de la organización espacial chachapoya y fortalece la conservación preventiva.

  • Texto::
    Eduardo Dávila Lynch
  • Fotos:
    World Monument Fund Perú Y Jorge Cerdán

Para llegar al Gran Pajatén, el camino es largo, lleno de maravillosas vistas y de intensas emociones. La madrugada envuelve la sierra de La Libertad en un manto de neblina cuando una camioneta arranca hacia Chigualén desde Los Alisos, centro poblado en Pataz que marca el umbral del Parque Nacional del Río Abiseo. Entre curvas que se adentran en lo desconocido, Juan Pablo de la Puente piensa: “Es una expedición”.

Son los meses de junio, julio y agosto, cuando la lluvia tropical tamborilea contra el parabrisas, pero no de una manera inclemente, permitiendo que el viaje siga su curso. Tras días de aclimatación en el remoto pueblo de Los Alisos, se llega tras unas 3 horas a Chigualén, donde se entregan los DNI en el austero puesto de control del Sernanp, única llave que abre la Zona Histórica 1: un territorio vedado al turismo, reservado para la investigación y la conservación. A lomo de mula se cruza el abra que divide las cuencas del Pacífico y del Atlántico, avanzando por bosques de altura donde la niebla se enreda entre los troncos y cada huella resuena con el crujir de hojarasca milenaria, al paso que se usa un ramal del Qhapaq Ñan.

Una última escalada de 7 horas nos lleva al Gran Pajatén. Cuando la niebla se quiebra, emergen muros circulares cubiertos de musgo como vestigios de una urbe perdida en la selva que empieza a revelar sus ecos ocultos.

El camino a revelar un misterio

Al romper el alba, Puerta del Monte recibe a la expedición con su bosque húmedo, donde los restos de la casa del naturalista Weberbauer parecen exhalar un susurro antiguo. Aquí, las mulas no pueden avanzar más y las botas de hule hasta la rodilla son un gran aliado: comienza el verdadero asalto al misterio.

Dos jornadas de fango y helechos colosales conducen, finalmente, al campamento de La Playa, a orillas del río Montecristo. “El barro se adhiere a las botas como si quisiera retenernos pero cada paso nos acerca a un secreto guardado por siglos”, confiesa De la Puente, recordando su primera travesía el 28 de julio del 2024. Desde La Playa, una última escalada de 7 horas nos lleva al Gran Pajatén. Cuando la niebla se quiebra, emergen muros circulares cubiertos de musgo como vestigios de una urbe perdida en la selva que empieza a revelar sus ecos ocultos.

El hallazgo evidencia un trazado urbano y ceremonial de plazas, escalinatas y murallas que se articulan con la red de caminos prehispánicos.

Así es el camino al Gran Pajatén, donde se han descubierto recientemente 100 nuevas estructuras de la cultura Chachapoya. Hablamos con el Mag. Juan Pablo de la Puente Brunke, director ejecutivo de la World Monuments Fund (WMF Perú) y abogado de la PUCP, sobre la relevancia de este hallazgo, la tecnología que usó y la muestra en el Museo de Arte de Lima (MALI).

Gran Pajatén: el mundo perdido bajo la selva

El descubrimiento de las 100 estructuras se realizó gracias a la combinación de las tecnologías LiDAR aéreo, escaneo terrestre, fotogrametría y análisis tecnomorfológico.

Enclavado a 2,500 m.s.n.m. en la ceja de selva de la región San Martín, el Gran Pajatén se extiende dentro del Parque Nacional del Río Abiseo (PNRA) en un área de 274, 520 hectáreas, inscrita como Patrimonio Mundial Mixto. Durante décadas, solo 26 de estas estructuras asomaban entre la maleza, pero la expedición 2024 de WMF Perú, que combinó las tecnologías LiDAR aéreo, escaneo terrestre, fotogrametría y análisis tecnomorfológico, ha elevado esa cifra a más de cien. “Gracias a la exploración arqueológica tradicional del campo, más un registro LiDAR, se ha identificado que hay más de 100 estructuras”, detalla De la Puente y añade que, “sin la nueva tecnología, habríamos avanzado diez o veinte estructuras, nada más”.

Gracias a la exploración arqueológica tradicional del campo, más un registro LiDAR, se ha identificado que hay más de 100 estructuras. Sin la nueva tecnología, habríamos avanzado diez o veinte estructuras, nada más".

Mag. Juan Pablo de la Puente Brunke
Director ejecutivo de World Monuments Fund

Este mapa actualizado no solo suma números: revela un trazado urbano y ceremonial de plazas, escalinatas y murallas que se articulan con la red de caminos prehispánicos descubiertos entre 2023 y 2024 —desde La Playa hasta Papayas y Río Colorado—, mostrando un centro de poder político y religioso de gran influencia. Cada plataforma documentada modifica nuestra comprensión de la civilización Chachapoya, que entre los siglos VII y XVI pobló estas alturas aprovechando la selva alta y la ceja de selva para erigir una arquitectura única de frisos geométricos, mosaicos antropomorfos y mausoleos elevados.

Cada plataforma documentada revela frisos geométricos, mosaicos antropomorfos y mausoleos elevados.

El rol del World Monuments Fund Perú en Gran Pajatén y en PNRA

WMF Perú ha consolidado un modelo pionero de conservación preventiva en el Abiseo desde 2000. Tras evaluar la eficacia de las intervenciones realizadas en Los Pinchudos en 2000 y consolidar muros con morteros nuevos en 2023, el equipo emprendió la prospección de caminos prehispánicos y la intervención de Gran Pajatén en 2024. “En los 28 años que tiene WMF Perú, este sin duda es el proyecto más complejo con mayores retos, no solo por el tema logístico debido a la distancia, sino por estar también en un lugar de patrimonio mundial por la biodiversidad. Entonces, es la primera vez que hemos tenido que contratar un biólogo y un botánico en nuestro equipo”, explica De la Puente, subrayando la integración de arqueólogos, conservadores, ingenieros y biólogos para proteger tanto el patrimonio cultural como natural.

En los 28 años que tiene WMF Perú, este sin duda es el proyecto más complejo con mayores retos, no solo por el tema logístico debido a la distancia, sino por estar también en un lugar de patrimonio mundial por la biodiversidad".

Juan Pablo de la Puente Brunke

El proyecto requiere presentar planes de trabajo detallados ante el Ministerio de Cultura y Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), garantizando intervenciones que respeten la zonificación reservada para investigación y conservación. “Ya no son las exploraciones de películas. Tú ya sabes a dónde vas, pero lo interesante aquí es la aplicación de la tecnología, de LiDAR específicamente”, concluye, destacando el salto cualitativo que supone emplear técnicas de punta en un entorno tan frágil.

LiDAR: la tecnología que desentraña la selva sin alterarla

El proyecto incluyó el minucioso trabajo de arqueólogos, biólogos y botánicos con tecnología de punta.

El LiDAR (Light Detection and Ranging) es la tecnología que ha permitido revelar el corazón oculto del Gran Pajatén sin perturbar un solo árbol. Anteriormente, se usó para descubrir y mapear estructuras bajo una densa vegetación o bajo suelo en Petén (Guatemala), Angkor Wat (Camboya), los bosques de Honduras y Tikal (Belice).

Montado en avionetas y drones, el sensor emite millones de pulsos láser por segundo que atraviesan el dosel forestal, y rebotan en el suelo, la vegetación y las estructuras. Con esos rayos se mide con exactitud la distancia entre el sensor y objeto, generando una nube de puntos tridimensional que, tras filtrar las capas de follaje, deja al descubierto relieves, muros y escalinatas imperceptibles a simple vista.

“El LiDAR lanza millones de rayos láser por segundo. Es una lluvia de rayos de luz y, según la demora del rayo, te mapea el territorio”, describe De la Puente, ilustrando la potencia de esta técnica.

Lo interesante de LiDAR es que permite explorar y remover digitalmente la capa de bosque, respetando la biodiversidad y sin impacto en los valores del Parque Nacional del Río Abiseo".

Juan Pablo de la Puente Brunke

Sin embargo, esos datos solo cobran vida cuando se integran con el trabajo arqueológico. “Lo interesante de LiDAR es que permite explorar y remover digitalmente la capa de bosque, respetando la biodiversidad y sin impacto en los valores del Parque Nacional del Río Abiseo”, prosigue, recordando la emoción al procesar cientos de gigabytes de información.

Tras filtrar la vegetación, el equipo identifica posibles estructuras y valida cada punto en la selva. Luego, arqueólogos comparan el modelo 3D con la realidad, descartan falsos positivos —troncos caídos o cárcavas naturales—, y marcan en GPS plazas, plataformas y murallas. Este enfoque híbrido ha generado un plano oficial de más de 100 estructuras. Esto marca un antes y un después en nuestra comprensión de la civilización Chachapoya y prepara el terreno para futuras exploraciones con mínima huella ambiental.

Conservación preventiva y biodiversidad en Gran Pajatén

La metodología utilizada en el hallazgo marca un hito en conservación a nivel mundial.

Cada paso de la intervención se planifica con rigor ambiental. Botánicos y biólogos identifican especies endémicas y en peligro antes de cualquier limpieza: “En la estructura interviene un conservador para preservarla en el tiempo… cada planta se analiza: si está en peligro de extinción, no la tocamos. Hubo un monitoreo ambiental permanente en todas las etapas del proyecto”, detalla De la Puente. Bajo este protocolo, limpiaron raíces invasoras y aplicaron mortero de arcillas locales en el basamento decorado con relieves antropomorfos, preservando tanto los vestigios como el entorno. “Estamos dejando un protocolo al Ministerio de Cultura, para la academia en general, para las nuevas expediciones. Si quieren intervenir en temas de conservación, se propone esta metodología que se ha aplicado en este proyecto. Somos los primeros a nivel mundial en hacer un trabajo de esta magnitud”, destaca.

Estamos dejando un protocolo al Ministerio de Cultura, para la academia en general, para las nuevas expediciones. Si quieren intervenir en temas de conservación, se propone esta metodología que se ha aplicado en este proyecto. Somos los primeros a nivel mundial en hacer un trabajo de esta magnitud".

Juan Pablo de la Puente Brunke

La técnica de anastilosis (técnica de conservación que permite reconstruir estructuras arqueológicas usando sus piezas originales) permitió reensamblar piezas originales codificadas y devolverlas a su lugar, apuntalando muros colapsados para garantizar su estabilidad futura. “Tienen que reintegrarse; en el proceso de anastilosis, cada piedra tiene un código, primero la sacan y luego se vuelve a colocar. Hemos sido pioneros en esta metodología de conservación en Gran Pajatén”, afirma De la Puente, resaltando la colaboración con comunidades locales y artesanos para replicar técnicas constructivas chachapoyas. El campamento base, alimentado por energía solar, y las rutas de tránsito diseñadas para evitar corredores de fauna son testimonio de un enfoque que concilia patrimonio y naturaleza.

Para replicar las técnicas constructivas de los Chachapoya, se contó con la colaboración con comunidades locales y artesanos.

“Redescubriendo Río Abiseo”: la muestra en el MALI

Para trasladar el hallazgo al gran público, el MALI presenta, del 21 de mayo al 18 de junio, la exposición “Redescubriendo Río Abiseo. Exploración, Investigación y Conservación en un Sitio del Patrimonio Mundial Mixto”, que combina animaciones de vuelo LiDAR, fotografías comparativas de antes y después de la limpieza, videos 360° inmersivos, y un documental de 20 minutos. El martes 17 de junio se celebrará un conversatorio virtual con arqueólogos, conservadores y expertos en LiDAR, y estará abierto al público en general, tras la última proyección del documental en el MALI.

A través de tecnologías de punta como LiDAR, escaneo láser terrestre y fotogrametría, y de un enfoque preventivo que involucra a botánicos, conservadores e ingenieros, el proyecto de WMF Perú redefine los límites de la conservación en áreas de alto valor natural.

El hallazgo de más de 100 estructuras en Gran Pajatén no solo amplía nuestro mapa arqueológico, sino que revela la complejidad de una civilización que supo integrar paisaje y arquitectura. A través de tecnologías de punta como LiDAR, escaneo láser terrestre y fotogrametría, y de un enfoque preventivo que involucra a botánicos, conservadores e ingenieros, el proyecto de WMF Perú redefine los límites de la conservación en áreas de alto valor natural.

Juan Pablo de la Puente Brunke

Juan Pablo de la Puente Brunke es un abogado peruano especializado en derecho del patrimonio cultural. Se graduó en Derecho en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y obtuvo una Maestría en Leyes (LL.M.) en la Columbia Law School, Estados Unidos. Tiene una trayectoria destacada tanto en la gestión pública como en el ámbito académico y en organizaciones internacionales.

Entre 2015 y 2016 se desempeñó como viceministro de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales del Ministerio de Cultura del Perú. En ese cargo impulsó iniciativas normativas y estrategias de protección del patrimonio a nivel nacional.

Actualmente, es director ejecutivo de la oficina peruana del World Monuments Fund (WMF), una de las organizaciones internacionales más importantes en la defensa y conservación del patrimonio cultural. Desde esta posición lidera investigaciones interdisciplinarias, como el reciente hallazgo de más de cien estructuras arqueológicas de la cultura Chachapoya en el Parque Nacional del Río Abiseo, específicamente en el complejo del Gran Pajatén, declarado Patrimonio Mundial Mixto por la Unesco.

Además, es profesor de la Maestría en Arquitectura de Patrimonio Edificado en la Región Andina y en un curso de Gestión y Legislación de Patrimonio Cultural.

El exalumno y profesor de nuestra Universidad concluye: “En la PUCP, aprendí a tener una metodología clara cuando uno quiere aproximarse a un problema: ir a la fuente, investigar, escuchar todas las posiciones, respetar todas las opiniones. Aunque uno pueda discrepar, siempre se puede aprender de ello”. De la Puente invita a sumar experiencias y recursos académicos a esta aventura de descubrimiento y conservación “porque proteger nuestras raíces y biodiversidad es forjar el patrimonio de nuestra nación”.

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Christian Palomino

Gracias por la información muy interesante, acabo de regresar de Pataz, he conocido los Alisos (parte baja) y no dudo del gran esfuerzo que se debe hacer para llegar al Gran Pajatén, los pobladores comentaban sobre el Gran Pajatén como algo muy lejano, espero que con el trabajo que hacen algún día pueda visitarse estos sitios alejados con tana historia.

Sofia Latorre

Felicito enormemente al equipo investigador, dirigido por nuestro compatriota abogado, Juan Pablo de la Puente Brunke ! Felicitaciones Dr. de la Puente! Soy linguista peruana, residiendo en Paris y busco un grupo de trabajo en equipo a nivel del «Redescubrimiento de nuestras antiguas lenguas prehispânicas» en la zona del trabajo arqueolôgico que realizaron. Soy doctorante en la Sorbona y presentaré la «tesis doctoral sobre el redescubrimiento de una antigua lengua del Abiseo y su reconstituciôn». Trabajé varios anios en la selva, respaldada por el Centro Amazônico de Antropologîa y Aplicaciôn Prâctica. Deseo unirnos con las Comunidades regionales y las universidades y otros centros de investigaciôn.

Siendo también nuestras antiguas lenguas, parte del patrimonio cultural reconocido por la Unesco y otrs entidades, me contacto con ustedes.

Muchîsimas gracias por su amabilidad en leer mi mensaje.

Muy cordialmente.
Sofia Palmir Latorre Tello