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Comunidad PUCP

¿Y si ya estamos viviendo varias distopías? El curso PUCP que cruza literatura, política y realidad

1 / 3El curso Distopías en la Literatura y la Política combina análisis literario, filosofía política y discusión cultural.
1 / 3La profesora Daniella Wurst y el profesor Eduardo Dargent crearon este curso como una advertencia del presente.
1 / 3El curso fue diseñado para que cada semana se explore un tipo distinto de distopía: autoritaria, falsa utopía, anárquica, ecológica o tecnológica.
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¿Qué nos advierte Fahrenheit 451 sobre la censura? ¿En qué se parece El cuento de la criada a ciertas protestas actuales? ¿Qué significa que The Road o Los que abandonan Omelas nos parezcan menos improbables? ¿Es nuestra realidad más distópica de lo que creemos? El curso Distopías en la Literatura y la Política responde estas preguntas.

  • Texto:
    Eduardo Dávila Lynch
  • Fotos:
    Jorge Cerdán

—Había un montón de producción de nuevas distopías: The Last of Us, Silo… un montón de cosas que llamaban la atención y explicaban ese resurgimiento. Ahora… los dos somos un poco frikis. —dice Eduardo Dargent, entre risas.

—¿Tú sabías que la gente va a protestas vestida como las criadas de The Handmaid’s Tale? —comenta Daniella Wurst, con ese tono que mezcla asombro y convicción.

—Es que ya no solo leemos 1984. Lo vivimos. Lo gritamos en las calles —agrega él.

—Sí, y es loquísimo, ¿no? Cómo la ficción se vuelve lenguaje para entender la realidad —trata de explicar Wurst.

—Y por eso hicimos este curso. Porque si no entendemos qué tememos, no vamos a saber cómo enfrentarlo —concluye Dargent.

Más allá de leer novelas clásicas como 1984 o Fahrenheit 451, el curso pone énfasis en cómo estas ficciones reflejan, anticipan e incluso normalizan los temores de nuestra época.

Así nació el curso Distopías en la Literatura y la Política que dictan, en Estudios Generales Letras, el Dr. Eduardo Dargent y la Dra. Daniella Wurst. Desde su primer día de clases, la propuesta ha capturado la atención del alumnado por su enfoque interdisciplinario, que combina análisis literario, filosofía, política y discusión cultural. Más allá de leer novelas clásicas como 1984 o Fahrenheit 451, el curso pone énfasis en cómo estas ficciones reflejan, anticipan e incluso normalizan los temores de nuestra época.

Distopías en todas partes: de la imaginación al aula

La proliferación de narrativas distópicas en libros, películas y series no es una coincidencia. Para Wurst, se trata de una necesidad colectiva de comprender un mundo en transformación. “La literatura es hiperbólica”, explica, “pero nos da un lenguaje visual y narrativo para conceptualizar la realidad. Por eso, ahora decimos ‘esto se parece a 1984’ o vemos a mujeres protestando vestidas como en El cuento de la criada”.

Estos relatos, aunque extremos, funcionan como espejos que devuelven versiones exageradas —pero reconocibles— del presente. Las crisis políticas, la vigilancia tecnológica, la desigualdad y la degradación ambiental se inscriben en estas ficciones que, lejos de ser escapismo, nos colocan de frente ante los peores escenarios posibles.

Dargent coincide con esta lectura y ofrece una explicación adicional: el auge del género también responde a la sensación de incertidumbre que domina el mundo actual. “Ya no es solo el miedo a la bomba nuclear”, afirma. “Ahora nos preocupan la escasez de recursos, el autoritarismo digital, la manipulación informativa. La distopía se convierte en una forma de decir: ‘esto es lo que no queremos que nos pase’”, dice.

Una clase donde conviven Orwell, Hobbes y Black Mirror

El curso fue diseñado para que cada semana explore un tipo distinto de distopía: autoritaria, falsa utopía, anárquica, ecológica o tecnológica. Los textos literarios se complementan con lecturas teóricas —Arendt, Marx, Nozick, Hobbes— y con películas y series que refuerzan los conceptos.

“La interdisciplinariedad no es un adorno, es el corazón del curso”, señala Wurst. Su mirada literaria se cruza con la formación política de Dargent, y esa combinación genera una lectura compleja y estimulante. “Desde la literatura podemos complejizar los escenarios y desde la teoría política leemos con más herramientas”, añade. Dargent lo explica con un ejemplo concreto: “Queremos que los estudiantes vean cómo los grandes textos del pensamiento y de la ficción se responden entre sí. Cómo El Leviatán de Hobbes dialoga con el colapso de The Road. O cómo el capitalismo distópico de Black Mirror se cruza con Marx y Engels”.

La metodología se basa en exposiciones breves seguidas de análisis guiados, foros de discusión (cuando el número de estudiantes lo permite) y tareas aplicadas. La evaluación final consiste en un trabajo de análisis que invita a aplicar todo lo aprendido a una obra —literaria o audiovisual— elegida por el estudiante. “Es una forma de cerrar el ciclo integrando teoría, lectura crítica y reflexión personal”, afirma Wurst.

Distopías ecológicas, algoritmos y cuerpos como mercancía

Uno de los mayores aportes del curso es mostrar cómo las distopías no son solo ejercicios de imaginación, sino maneras de diagnosticar el presente. Cada docente tiene su propia alerta roja. Para Dargent, la más inquietante es la distopía ecológica: “Estamos avanzando rápidamente hacia un mundo con escasez de recursos. Eso puede aumentar los conflictos, las desigualdades y ya lo estamos viendo. Me parece lo más urgente”.

Wurst pone el foco en otra amenaza, igualmente real: el capitalismo distópico. “Hay narrativas donde el cuerpo mismo se vuelve mercancía. Es brutal. La salud, el trabajo, incluso las relaciones humanas se están organizando en términos de producción y rendimiento”, explica. Un ejemplo claro, para ella, es el primer episodio de la última temporada de Black Mirror, donde los seguros de salud condicionan el derecho a la vida.

Uno de los mayores aportes del curso es mostrar cómo las distopías no son solo ejercicios de imaginación, sino maneras de diagnosticar el presente.

Ambos coinciden en que la inteligencia artificial está generando nuevas formas de control que antes solo se imaginaban en la ficción. “La IA puede reforzar desigualdades. En muchas distopías, hay una élite conectada y otra masa desconectada, condenada a trabajos manuales. No estamos tan lejos de eso”, advierte Dargent.

Wurst complementa: “Lo más inquietante es que muchas formas de control ya están normalizadas. El algoritmo, las redes, la economía de la atención… todo eso lo discuten en clase y los estudiantes lo viven. No es una teoría abstracta: es su cotidianidad”.

La lectura como ejercicio de ciudadanía crítica

Más allá de los contenidos, lo que distingue a este curso es su apuesta por la formación crítica. “Las distopías pueden ser usadas para justificar regímenes autoritarios, pero también para resistirlos”, dice Wurst. “Por eso, es tan importante enseñar a leerlas con atención, con cabeza, con criterio”, refiere.

“El enfoque que brindan los profesores es muy completo, tanto desde la política como desde la literatura. El curso da mucho espacio para poder interpretar cómo las distopías no solamente se representan en productos culturales, sino también cómo pueden vincularse con realidades sociales actuales o imaginar futuros distópicos. Esto nos invita a reflexionar como estudiantes y también como futuros profesionales”.

Moema Aparcana
Estudiante de Ciencia Política y Gobierno

Dargent lo dice con claridad: “Queremos que los estudiantes lean cosas grandes, valientes. Que se enfrenten a textos que los interpelen. Que entiendan lo valioso que puede ser el lenguaje, la narración, el pensamiento”. En ese sentido, el curso es una invitación a tomarse en serio los cursos de humanidades como herramientas para entender y transformar el mundo.

La respuesta del estudiantado ha sido entusiasta. A pesar del número elevado de participantes, se ha logrado un ambiente de diálogo y descubrimiento colectivo. “Se ha formado una comunidad de lectura. Todos miramos el mundo a través de este lente, y eso genera preguntas, análisis y empatía”, concluye Wurst.

“En este curso, tocan temas realmente necesarios, pues resuenan y me generan preguntas, al final de las clases, sobre la sociedad actual; en diversos contextos, países, regímenes, podemos ver distopías y su conexión con la política. Eso es lo que verdaderamente me impulsa a seguir viniendo a cursos como este”.

Fernando Enciso
Estudiante de Ingeniería Civil

Distopías que nos despiertan, no que nos adormecen

Distopías en la Literatura y la Política no es un curso sobre mundos imaginarios. Es una reflexión sobre los temores que nos habitan, las narrativas que usamos para darles forma y las decisiones que aún podemos tomar. Las distopías, lejos de ser solo advertencias sombrías, también pueden ser herramientas de lucidez.

Es un modo de pensar qué tipo de sociedad estamos construyendo. Y qué estamos dispuestos a cambiar para que esa ficción no se vuelva costumbre”.

Dr. Eduardo Dargent

Como reflexión final, Dargent señala: “Leer 1984 o The Handmaid’s Tale no es solo un ejercicio académico: es un modo de pensar qué tipo de sociedad estamos construyendo y qué estamos dispuestos a cambiar para que esa ficción no se vuelva costumbre”.

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