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Comunidad PUCP

"Buenos días, wiraqocha": un documental que explora la memoria campesina del Cusco desde la creación colectiva

Escena de Buenos días, Wiraqocha

El documental, dirigido por el docente PUCP Mauricio Godoy se adentra en la comunidad cusqueña de Churo para explorar la historia campesina contada desde la voz de sus propios protagonistas. La obra transita entre el archivo, la ficción y el cine participativo. Míralo en el Festival de Cine de Lima PUCP.

  • Texto:
    Víctor Mendoza
  • Fotos:
    Jorge Cerdán

El largometraje documental como soporte de creación narrativa y testimonial tiene un potencial integrador y colaborativo que, actualmente, es capaz de articular distintos modos de narración, exploración y experimentación audiovisual. Este es el foco de Buenos días, wiraqocha, dirigido por Mauricio Godoy, docente e investigador PUCP. Este largometraje documental explora las memorias campesinas del Cusco desde una perspectiva colaborativa.

El proyecto parte de una investigación fílmica e histórica, iniciada en 2019, que se nutre de archivos, testimonios y procesos participativos en comunidades altoandinas. La película propone una mirada crítica y actual sobre la representación, combinando documental, ficción y puesta en escena para replantear cómo se narra la historia agraria medio siglo después. Buenos días, wiraqocha es una obra que entrelaza archivo, ficción y participación comunitaria para reflexionar sobre la memoria, la tierra y el poder del cine como herramienta viva de representación colectiva.

En la creación del largometraje, Mauricio Godoy y su equipo escribieron escenas de ficción a partir de testimonios reales.

Volver a ver lo que ya fue

En 2019, el cineasta Mauricio Godoy recibió un correo inusual. Pedro Órdenes, un realizador chileno radicado en Suecia, le escribió debido a que estaba realizando la recuperación del material cinematográfico del director sueco Jan Lindqvist, quien, en los años setenta, había documentado el pulso político del Perú por encargo de una televisora sueca.

Esto llevó al mismo Lindqvist a conversar con Godoy con el fin de coordinar un viaje a Perú. Su objetivo: devolver Agripino, una antigua película filmada por el documentalista sueco, a la comunidad campesina del Cusco donde fue rodada. Filmada en 1971, la cinta, estrenada en 1976, narra el regreso de un campesino cusqueño que, tras viajar a Lima para reclamar justicia por los abusos de un terrateniente, volvía a su tierra junto a su comunidad para discutir los caminos posibles de lucha por la tierra.

El documental se realizó durante el auge de la reforma agraria de Velasco Alvarado en una época donde el cine era una herramienta de registro sociológico y político. Pero la película nunca se exhibió en el Perú. Medio siglo después, regresaba como testimonio y semilla de lo que sería el largometraje de Godoy.

Así, Mauricio Godoy se convirtió en el puente entre esa memoria fílmica y la realidad actual. Como Jan Lindqvist no podía viajar por razones médicas a más de 3,000 m s. n. m., fue Godoy quien, junto a un equipo realizador, emprendió el trayecto hasta la comunidad de Churo, en la provincia de Paucartambo, llevando consigo una copia de Agripino. “En ese primer encuentro, los niños sacaron sus celulares y grabaron el evento: la película volvía, pero el contexto era otro. La comunidad tenía nuevas herramientas, otras inquietudes, otras formas de narrarse”, recuerda el cineasta. “Ahí hay otra película”, pensó.

Buenos días, wiraqocha: del testimonio al cine colectivo

Escena de Buenos días, Wiraqocha
El rodaje se llevó a cabo entre 2021 y 2022, con un equipo que pasó largas temporadas inmerso en las comunidades de Churo, Huacapunco, Ninamarca y el distrito de Huancarani, en Cusco.

Ese gesto de devolución fue el germen de Buenos días, wiraqocha, una película que no solo recoge esa historia, sino que la transforma. “Hoy, una película testimonial no tiene el mismo impacto que antes”, afirma Godoy. “El espectador ya está acostumbrado a ver testimonios todos los días en redes sociales o televisión. Por eso, decidimos experimentar con otras formas”, refiere.

El proyecto, ganador de fondos de la Dirección del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios (DAFO) y del Docs in Progress FIDOCS + Conecta, adoptó un enfoque participativo y expandido. Asi mismo, el proyecto fue ganador del Fondo a Apoyo a la Investigación FAI 2021 y 2024 del VRI-PUCP, y contó con el apoyo de la Facultad en Ciencias y Artes de la Comunicación y de la Maestría en Antropología Visual.

A partir de testimonios reales, se escribieron escenas de ficción, se realizaron castings con los propios pobladores de la zona y se exploraron nuevas formas de representación. La misma anécdota fue registrada en distintos lenguajes: como documental, puesta en escena, archivo intervenido y detrás de cámaras, en un ejercicio que desdibuja los límites entre realidad y ficción.

El rodaje se llevó a cabo entre 2021 y 2022, con un equipo que pasó largas temporadas inmerso en las comunidades de Churo, Huacapunco, Ninamarca y el distrito de Huancarani. A lo largo del proceso, se forjaron vínculos con figuras clave del territorio, como Segundina Condo, locutora radial comprometida con la preservación cultural, y Carlos Huillca, hijo de Saturnino Huillca, emblemático líder campesino cusqueño, quien se integró activamente al proyecto como personaje central.

El documental como espacio de experimentación

Buenos días, wiraqocha no es el tipo de largometraje que el público acostumbra a vincular con la palabra documental. “Lo que planteamos es una forma de no ficción o lo que algunos llaman posdocumental”, explica su director. “Ya no se trata solo de mostrar la realidad, sino de representarla desde una perspectiva y con un objetivo claro. Utilizamos todos los recursos del cine: animación, ficción, archivo y montaje rítmico”, dice.

Ya no se trata solo de mostrar la realidad, sino de representarla desde una perspectiva y con un objetivo claro. Utilizamos todos los recursos del cine: animación, ficción, archivo y montaje rítmico”.

Mauricio Godoy

La película también documenta su propio proceso de creación: muestra cómo se escriben los guiones, cómo se convocan los castings y cómo los participantes dialogan con el equipo para modificar o enriquecer las escenas. “No se puede forzar a nadie a participar. Se trata de encontrar una complicidad, de construir algo juntos”, señala Godoy.

Con el tiempo, la comunidad fue ganando confianza en el proyecto. Cada domingo de feria, el equipo se instalaba en la plaza como un puesto más del mercado: exhibían en laptops películas antiguas, compartían libros sobre Saturnino Huillca y conversaban con los vecinos sobre la propuesta que querían llevar a cabo. Fue en ese intercambio cotidiano donde comenzaron a tejerse los vínculos que harían posible el rodaje.

El contexto, sin embargo, no estuvo exento de dificultades. En la región persisten tensiones sociales vinculadas a la propiedad de la tierra. “Al inicio, algunos creían que éramos hijos de hacendados que veníamos a recuperar terrenos. Y no era una sospecha infundada: en otras zonas eso está ocurriendo, con juicios impulsados por herederos de antiguos terratenientes. Tuvimos que explicar una y otra vez quiénes éramos y qué buscábamos”, relata Godoy.

Buenos días, wiraqocha: descubriendo la mirada en comunidad

Uno de los giros más significativos del proyecto ocurrió cuando el equipo descubrió que Agripino, la película que los había llevado allí, no era tan recordada por la comunidad. En cambio, el nombre que resonaba con fuerza era Saturnino Huillca. La película amplió su enfoque para incluirlo a él y al universo político y cultural que representa. “No queríamos hablar de una figura lejana, sino construir una memoria desde los referentes que la comunidad reconoce y valora”.

El documental del siglo XXI no pretende ya solo mostrar una verdad: busca conectar con el espectador usando todas las herramientas del cine”.

Mauricio Godoy

El resultado es una obra híbrida que rinde homenaje al cine político latinoamericano de los años 60 y 70, pero que también propone una mirada fresca y reflexiva sobre cómo se cuenta la historia hoy. Además, cuestiona la idea de que el documental debe ser objetivo, neutral o ajeno. “El documental del siglo XXI no pretende ya solo mostrar una verdad: busca conectar con el espectador usando todas las herramientas del cine”, señala Godoy.

Buenos días, wiraqocha no solo rescata un archivo histórico: lo transforma en presente. Devuelve la imagen al lugar donde fue capturada. Y, en ese mismo gesto, convoca a sus protagonistas, reales y nuevos, a reescribirla desde sus propias voces.

Documental "Buenos días, wiraqocha" en el Festival de Cine de Lima PUCP

El largometraje documental de Mauricio Godoy será presentado en el sección GALAS – Muestra Fuera de Competencia del 29 Festival de Cine de Lima PUCP, el 11 de agosto a las 9:40 p.m. en la Sala Roja del CCPUCP.

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