"Como profesionales, podemos asumir la responsabilidad de devolver lo aprendido a la sociedad"
Conoce el desempeño profesional del economista PUCP Juan Ruiz Pérez, quien es coordinador global de equipos y economista jefe para América Latina en BBVA Research (Madrid, España).
Entrevista:
Fiorella Palmieri
Aunque no se considera el más “chancón”, el economista Juan Ruiz fue un alumno brillante en la PUCP. Ingresó en segundo puesto y egresó con el primer puesto no solo de su promoción, sino del ranking histórico de la Especialidad de Economía desde 1970. Su buen desempeño trajo frutos: fue becado por la Universidad de Boston para estudiar un doctorado en Economía, y desde entonces ha desarrollado una notable carrera como docente universitario, investigador académico y del sector financiero en reconocidas instituciones europeas. En esta entrevista, comparte algunas experiencias cruciales: el hecho de pasar de la academia al ámbito empresarial y cómo sobrellevar el liderazgo de equipos en varios países.
Lo que más valoro de mi formación en la PUCP es haber estado expuesto a diversos puntos de vista para dar solución a un problema y descubrir que pueden coexistir varias respuestas".
¿Cuáles son las claves para ser un buen estudiante?
La Universidad representa un esfuerzo. La clave para tener un buen desempeño probablemente haya sido ser organizado en cada una de las asignaturas y saber repartirlas para tener una carga equilibrada. Puse el esfuerzo necesario y tuve buenos resultados. A mí me gustaban más los números y las ciencias; por eso, consideré estudiar ingeniería. Me costaron más las asignaturas de letras, como historia, literatura, historia del pensamiento; y en la facultad fueron más difíciles los cursos de economía política o historia económica. Las materias con números eran difíciles, pero conseguía entenderlas con más facilidad.
Al finalizar tus estudios decides buscar un doctorado. ¿Qué consideraste para tomar esta decisión?
Cuando acabé la Universidad, decidí estudiar un doctorado para tener nuevas oportunidades en el mercado laboral. En ese momento, consideré que debía hacerlo en una institución con programa potente, que además me brindase apoyo financiero, porque no quería representar una carga para mi familia. Elegí Boston University porque me ofrecía ambas cosas. Pero antes de mi doctorado, trabajé en Lima durante tres años en empresas del sector público y privado, lo cual fue magnífico, porque aprendí cosas fundamentales que complementan la formación universitaria.
¿Cuál fue tu principal aprendizaje en la Universidad?
Lo que más valoro de mi formación en la PUCP es haber estado expuesto a diversos puntos de vista para dar solución a un problema y descubrir que pueden coexistir varias respuestas. En la mayor parte de colegios del Perú, no se impulsa el debate o la discusión de ideas. En ese sentido, la Universidad tiene la capacidad de aproximar al estudiante a diversas perspectivas del conocimiento. Por ejemplo, los Estudios Generales Letras o Estudios Generales Ciencias son una experiencia de aprendizaje interdisciplinaria. La otra gran ventaja es el desarrollo de un sentido de conciencia social, importante en cualquier persona más allá de su profesión.
El compromiso social resalta en la campaña actual de la PUCP, cuyo lema es “Eres grande cuando haces algo grande por los demás”. ¿Por qué es importante que los profesionales asuman este compromiso?
En el Perú, muchos no tienen la posibilidad de acceder a una educación como la que se recibe en la PUCP. Como profesionales, podemos asumir la responsabilidad de devolver lo aprendido a la sociedad de muchas maneras. Una de las principales es mantener una ética de trabajo y de vida para lograr nuestros objetivos de manera transparente, sin atajos ni tomar ventaja de otros para lograr un objetivo. Al contrario, ser mentor y ayudar a los demás a progresar es una manera de ejercer nuestro compromiso social.
¿Qué representa el éxito para ti?
A la hora de definir el éxito, el cómo lo logras es incluso más importante que la meta. Desde mi perspectiva, es saber que consigues alcanzar tus objetivos de una manera honesta y saludable, creo que esa es la clave.
Durante seis años, te dedicaste a la investigación académica y luego hiciste la transición al sector financiero, primero en el Banco de España y luego en BBVA Research. ¿Cuáles son las principales diferencias entre ambos tipos de investigación?
Son dos maneras distintas de enfocar los problemas y hay que cambiar la forma de pensar. En la academia, buscamos expandir la frontera del conocimiento y nos focalizamos mucho en un aspecto muy específico de esa área de conocimiento. En cambio, en el sector financiero tienes que resolver temas tomando en consideración todos los aspectos que sean relevantes para ese problema. Yo estaba acostumbrado a analizar un árbol y tuve que adaptarme a mirar el bosque. La gestión de personas también es distinta. En la academia, trabajas con investigadores que son, más que nada, colaboradores y donde no hay una relación de jerarquías. En la banca, tuve que pasar por un proceso de aprendizaje para gestionar y motivar a equipos donde existen jerarquías para tomar decisiones. No solo se debe ser un jefe, hay que transformarse en mentor.
En esta transición, tuviste que gestionar equipos en diferentes países. ¿Cuáles fueron tus principales dificultades y cómo las superaste?
Tuve retos enormes y, al principio, sentí un poco de vértigo ante la responsabilidad. Por ejemplo, cuando me asignaron trabajar con equipos situados en nueve lugares diferentes y lejanos, con horarios distintos, como Hong Kong, Estambul y Ciudad de México. Pero no solo se trata de superar temas logísticos, sino culturales. Hay que saber acomodar las expectativas y realidades de entornos culturales, ideológicos y religiosos diferentes. Son experiencias de diversidad muy enriquecedoras pero complejas. Para lograr las metas, tuve el gran apoyo de mis jefes, que me guiaron en el camino.
En ese sentido, ¿qué caracteriza a un buen líder?
Un buen líder debe tener tiempo para pensar estratégicamente y no solo para resolver lo urgente. Para tener ese tiempo, se debe contar con un equipo de confianza para poder delegar tareas. Es indispensable saber soltar las riendas, pero mantener la responsabilidad final: un equilibrio que no es fácil de alcanzar. Otro factor es incentivar una comunicación fluida con el equipo para poder conocer lo bueno y lo que se debe mejorar. Gran parte de estas habilidades no se adquieren en cursos, sino con la experiencia.
¿Cómo gestionar los errores desde una posición de liderazgo?
Lidiar con el error implica tener mucha comunicación. Esto no es fácil en muchos casos porque los líderes no siempre tienen el tiempo, la confianza o la humildad para pedir retroalimentación de los demás. Si hay un error en el equipo, el responsable debe explicar en qué se ha fallado y cómo se podría haber hecho mejor. Si esa comunicación no se produce, el error se va a repetir. Los jefes también pueden cometer errores, por lo tanto, la comunicación tiene que suceder en ambos sentidos.
¿Qué lecciones te trajo la pandemia, tanto en lo personal como en el trabajo, en el sector financiero en los últimos meses?
Muchísimas. En España, como el Perú, durante las primeras semanas de la pandemia, casi no se podía salir de la casa. Al principio de la pandemia, los economistas tuvimos muchísimo trabajo. A nivel profesional, fui testigo de la alta responsabilidad de la gente para cumplir con las obligaciones laborales en momentos de crisis. Fue muy grato ver que todos los equipos pusieron el 150% de su capacidad, estuvieran donde estuvieran, sin la supervisión continua de un jefe. En lo personal, fue un hallazgo interesante saber que mi esposa y yo en nuestros trabajos, y nuestro hijo en sus clases online, podíamos ser lo suficientemente independientes como para no interrumpir al otro en las horas de trabajo.
Ahora, casi dos años después, ¿cuáles son tus expectativas sobre el retorno a la presencialidad y la reactivación de la economía?
En España, teníamos ya un cierto grado de teletrabajo, desde luego en BBVA Research, donde trabajo. Creo que en uno o dos años regresaremos a una cierta normalidad en la medida que avance la vacunación a escala global. Tengo la impresión de que, en lo que se refiere al teletrabajo, muchos sectores podemos ser tan o más productivos trabajando al menos parte del tiempo de forma remota. Por eso, creo que el teletrabajo está para quedarse. En términos económicos, el regreso a la normalidad tras alcanzar un porcentaje alto de vacunación intensificará la productividad de aquellos sectores que todavía están muy afectados por la pandemia, como el comercio por menor, la restauración o el turismo. Con todo, algunas empresas no van a poder sostenerse en este tiempo de transición hacia la normalidad, por lo que sería importante mantener o gestionar programas de ayuda para mantener a esas empresas solventes.
Ficha personal
Nombre: Juan Manuel Ruiz Pérez
Estudios: doctor en Economía por Boston University, posgrado en Executive Education en Harvard Kennedy School y licenciado en Economía por la PUCP.
Trayectoria: actualmente, se desempeña como coordinador global de equipos y economista jefe para América Latina en BBVA Research (Madrid, España), donde coordina la labor de más de 60 economistas en 8 países. Previamente, dirigió la División de Economía Internacional en el Banco de España. Ha sido profesor en los departamentos de Economía de la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad Carlos III de Madrid y la Universidad de Essex, en Inglaterra. Es experto en macroeconomía y comercio internacional, y sus trabajos de investigación se han publicado en revistas internacionales de reconocido prestigio.
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