Informe PuntoEdu: Acercamiento árabe
La próxima semana, el Perú será anfitrión de la III Cumbre ASPA, que reunirá a mandatarios y representantes de 12 naciones sudamericanas miembros de la Unasur y 22 países de la Liga Árabe. Especialistas de la PUCP dan una mirada crítica a este encuentro internacional.
Texto:
Vania Ramos
En la última década hemos escuchado, constantemente, a distintas voces hablar sobre la estabilidad y el crecimiento económico de nuestro país. Economistas, políticos, medios de comunicación, entre otros, señalan que el Perú está logrando, cada vez más, un mejor prestigio como destino de inversión. Por otra parte, gracias a Brasil y su creciente poder económico, la región sudamericana puede alardear de contar con un poderoso gigante que nos representa en las ligas mayores del mercado mundial. Crecimiento económico, intercambio comercial, inversión extranjera, apertura económica y acuerdos comerciales son algunos de los conceptos que están en boca de todos ante la proximidad de una cumbre como la que se nos viene.
Todas las palabras mencionadas, que reflejan bonanza, suenan en el Perú pues el 1 y 2 de octubre nuestro país será el anfitrión de la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América del Sur y Países Árabes (ASPA). Se trata de un foro de coordinación política entre los 12 países agrupados en la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y los 22 países que conforman la Liga Árabe (ver infografía), con el objetivo de crear mecanismos de cooperación en el ámbito económico, cultural, educativo, científico y tecnológico, medioambiental, turístico, entre otros rubros que contribuyan al desarrollo sustentable de dichas naciones.
Entre las actividades que se realizarán durante los dos días del evento –declarados feriados en Lima y Callao– destacan la reunión de Jefes de Estado y de Gobierno de los países participantes, la de Ministros de Relaciones Exteriores de los mismos y el foro empresarial árabe –sudamericano. Cabe preguntarse si, en la práctica, se podrán lograr consensos en todos estos aspectos y cuáles serán los frutos tangibles en el campo económico y político de este encuentro entre bloques de países con culturas, lenguas, protagonismo económico y prácticas religiosas aparentemente tan distintas, pero que tienen más de un aspecto en común.
No tan lejanos
El Dr. Farid Kahhat, internacionalista y docente del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP, considera que las naciones árabes y sudamericanas tienen coincidencias a nivel de política global, así como similitudes culturales que no han sido suficientemente exploradas. “La mayoría de países árabes, con respecto al sistema internacional, tiene una posición parecida a la gran parte de naciones sudamericanas, por no decir todas. Por ejemplo, al igual que las naciones árabes, la invasión estadounidense a Iraq fue algo que condenaron por igual países sudamericanos, salvo Colombia, ya que se actuó al margen del derecho internacional. Hay una tendencia a establecer que el sistema internacional tiene que regirse por las organizaciones multilaterales como la ONU y el derecho internacional, y no por la voluntad de los países más poderosos. Ese es un tema de interés común, aunque no solo entre árabes y sudamericanos”, explica.
Otro tema vinculante entre la región árabe y la sudamericana es la influencia cultural de la primera sobre la segunda, que existe aunque no es evidente. “Los árabes dominaron por ocho siglos la actual España, y el mismo año en que se reunificó y expulsó a las tropas árabes, también conquistó América; de esta forma, la influencia árabe nos llega a través de los españoles, que nos dominaron por tres siglos. Como no es una influencia directa no somos conscientes de ella”, refiere el internacionalista.
El Dr. Kahhat señala como ejemplo de esta influencia a las 3 mil palabras de origen arábigo que existen en nuestro idioma, de las que muchas veces no tenemos conocimiento. Y agrega: “Asimismo, nuestra gastronomía, de la que justificadamente estamos tan orgullosos tiene, a través de España, influencia árabe. Las empanadas, por ejemplo, son de origen árabe, también la técnica de cocción de los anticuchos, más no el anticucho en sí”.
Deja un comentario