Dédalo II: un dron fabricado en la PUCP logra el primer registro de diseño peruano en Corea
Por primera vez, un diseño peruano logró una protección de diseño industrial en Corea del Sur. Se trata del dron Dédalo II, una aeronave no tripulada desarrollada en el Laboratorio de Investigación Interdisciplinar de nuestra Universidad, desarrollada por el Mg. Francisco Cuéllar, docente del Departamento de Ingeniería, y el diseñador industrial César Lucho, egresado de nuestra Facultad de Arte. Dante Arroyo se encargó de hacerlo volar.
«Buscábamos una idea distinta y novedosa que podamos publicar en el extranjero. Entonces nos preguntamos ¿cómo serán los drones del futuro?”, comenta Cuéllar. Es así que surgió la idea de ponerle un rostro a los drones. “Tenía que ser una criatura amigable a la vista de las personas que no han estudiado ingeniería. Por eso trabajamos con el diseñador César Lucho, que nos dio la forma e hizo realidad el diseño”, añade.
Así, el diseñador industrial César Lucho se sumó al inicio del proyecto en el 2013, motivado por desarrollar un robot que se desenvuelva de manera adecuada en contextos sociales. “Había que tener en cuenta que los drones funcionales están enfocados en su tarea. Dédalo puede desarrollar una función, pero además era necesario diseñar el dron para que sea fácil interactuar con él. Por eso lo diseñamos con un rostro, para que sepan cuál es el frente y cuál la parte posterior”, explica. El grupo, que trabaja interacciones de humanos-robot, desarrolló incluso evaluaciones con psicólogos para mejorar esta interacción.
Primero desarrollaron un modelo al cual bautizaron extraoficialmente como ‘Ícaro’, aunque luego sería rebautizado como Dédalo, el experto artesano de la mitología griega que logró escapar del laberinto del Minotauro usando unas alas fabricadas con plumas y cera.
Para Dédalo II, considerando que en la vida real un rostro no es estático, el equipo extrapoló ciertas capacidades de movimiento a su rostro, guardando cuidado de mantener un diseño aerodinámico que no le impida cumplir otras funciones. Así, la segunda versión de Dédalo es capaz de mover el ‘rostro’ y cambiar de color de ojos. Al igual que en la primera versión, todas las piezas que recubren al dron fueron impresas en la impresora 3D Fortus 400mc de VEO, adquirida por la PUCP en agosto del 2013.
De hecho, lo que más demoró fue lograr que el dron levantara vuelo, requisito indispensable para solicitar cualquier tipo de propiedad intelectual. Es ahí que entró al equipo Dante Arroyo, egresado de ingeniería mecatrónica y encargado de la parte de ingeniería del proyecto. Él debía lograr que Dédalo alce vuelo. Así, trabajó para juntar el sistema de vuelo y estabilización del dron, al cual debió acoplar el mecanismo que le permite realizar ciertos movimientos interactivos con las personas. “El principal desafío fue conseguir todos los componentes y equipos adecuados, porque varios de ellos han tenido que ser importados. Felizmente, gracias al apoyo de la Oficina de Propiedad Intelectual, pudimos conseguir muchos de ellos”, cuenta.
Y justamente, la protección de diseño industrial obtenida resguarda el aspecto exterior de Dédalo II. Para lograrla debieron demostrar que el producto era novedoso y que no guardaba parecidos con otros registros existentes. Nuestra Universidad presentó el pedido de protección de diseño el 14 de febrero del 2014, el cual le fue otorgado en diciembre de ese año por la Oficina de Propiedad Intelectual de Corea. Fue registrado a nombre de la PUCP, y con el reconocimiento oficial del diseño a nombre de Cuéllar y Lucho.
“Se publicaron trabajos en Alemania, que incluyeron un póster, un video y un workshop”, recuerda Cuéllar. En Asia existe un mercado más desarrollado para estos drones, de ahí el interés en lograr la protección de diseño industrial en un país como Corea. “Nosotros tenemos bien claro que no somos vendedores de robots, sino que queremos vender la idea. El diseño podría usarse en películas, para desarrollar algún tipo de juguete, entre otras aplicaciones”, proyecta. Cabe resaltar que en el Perú se ha hecho ya la solicitud de patente ante Indecopi.
En la foto: Dante Arroyo, Francisco Cuéllar y César Lucho.
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